viernes, 22 de noviembre de 2013

RESPETABLE PROFESIÓN: LADRON


Por aquella época, apenas era un patojo. Desde el campo, lugar donde nos reuníamos para jugar, Fredy visualizo al grupo de vecinos reunidos en el callejón, (nuestros padres y vecinos) como moscas atraídas por excremento corrimos a chutear, al llegar al tumulto, escuchábamos a doña Carlota contar con gran pesar, su penosa aventura, que le toco vivir ese día; pausado su hablar  y aun agitada, por ratos bebía algún brebaje que doña Panchita le había llevado para los nervios calmar. Seguramente, algo grande había sucedido, para tanto alboroto. Algunos chutes perdieron interés en la tertulia y, se retiraron a su ocupación vacacional, mientras que otros seguíamos con atención, asombro y miedo; _como thriller de dvd moderno_ la historia, esas que rara vez se escuchaban por ser tan esporádicos. Y no digamos cuando, algún parroquiano resultaba muerto, en alguna de las calles de nuestra pequeña ciudad (esto era uno cada centuria), por lo que también causaba sobrevuelo cuando sucedía y si hablamos de los fusilamientos, casi nos metíamos en las enaguas de nuestras madres pues, el tema de doña muerte era como un tabú -esperáte a que se vayan los niños pues sino, no duermen por las pesadillas- indicaba mamá a papá. Y, aquello de que, allí viene el ropavejero! -cualquier pobre indigente, era digno de una retirada en bandada, pues nadie quería ser metido a un costal y nunca volver a vr a sus seres queridos. Esa, era la vida en aquella época.
      Pero, volviendo a la historia de doña Carlota, que ya había terminado su brebaje y, ahora si contaba su historia al contado y no por abonos; pusimos atención y esto es lo que le había  pasado a nuestra irritante vecina.
-Yo que llego a la tienda. La que esta en la esquina de la 5ta avenida y 18 calle. Entré a comprar lo que Rubén me había pedido de favor.
-La señorita dependiente, me dice: Acá tiene, son: Q4.50. Por favor. (lo mismo hubiera sido decir son $4.50USA, pues el cambio estaba uno a uno).
-Yo que abro mi bolso, para pagar y allí me doy cuenta de que el dinero no estaba, en el compartimiento que lo había guardado.
-¡Hay señorita, creo que me robaron, pues no encuentro el dinero!
-Siéntese, por acá señora!! ¿Esta segura? Busque bien, tal vez lo puso en otro lado.
-No seño, hay!, mire usted por favor. Le entregue mi bolso a la amable dependiente y vaciamos la bolsa. Allí fue donde nos dimos cuenta de que si, me habían robado. 
-Y de seguro, fue el señor tan amable que se sentó a la par mía; en la ega que me vine. 
-Mire! doñita, acá esta el agujero por donde le sacaron el billete.
         Era un corte hecho con una guillete o bisturí, como de tres centímetros, en un lugar tan especial, como si lo hubiera hecho un cirujano plástico de Beverly hills.
         Si amigos, así eran los ladrones de mi época, unos artistas del arte de robar, uno ni se daba cuenta de que había sido victima de un caco.
-A mi, me sacaron la billetera un día que andaba sextiando y me vine a dar cuenta hasta en la casa,  ya para dormir, cuando me estaba desvistiendo. Dijo don tono.
         Eran unos señores especializados, en este arte de robar que comparado con nuestra época actual se podría decir: que ser ladrón:"ERA UNA GRAN PROFESIÓN".


SergioRaga 22.11.13


No hay comentarios.:

Publicar un comentario