miércoles, 16 de abril de 2014

APARATOSO ACCIDENTE EN LA ZONA 1 (de la serie: mariguanos en la zona 1)

La alarma del reloj, sonó a la hora habitual, como lo hacia todos los días; a las cuatro de la madrugada. Jesús se levantaba y colocaba un pants, unos tenis, se tomaba un jugo de naranja con un par de huevos crudos y se lanzaba a la calle; su itinerario era correr toda la avenida Elena. Jesús, llevaba ya unos minutos corriendo por dicha avenida, pero algo le hizo detenerse. Se quito los auriculares de las orejas para escuchar mejor. Lo que escucho, fue varia sirenas de policías y una buena dotación de plomo. No le dio importancia pues, en nuestra ciudad llevamos años escuchando estos sonidos a diario y a todas horas. Mientras escuchaba, observo para varios lados; la calle estaba completamente vacía, mientras observaba, él no dejaba de trotar para no perder el ritmo y no enfriarse, a sus costados se veía a él, en sus sombras, esto sucedía debido a la luz de la luna llena de esa madrugada y a u foco del alumbrado publico. Cuando coloco nuevamente sus audífonos a sus oídos y quiso volver a avanzar, algo le atrajo poderosamente la atención; su sombra habia desaparecido, en su lugar una mancha negra estaba inmóvil. Cuando volteo para ver que era lo que pasaba, dirigiendo su vista hacia el cielo, lo único que visualizo fue a la hermosa luna. Entonces, Jesús avanzo, la musica que salia a través de sus auriculares no le permitieron escuchar los gritos de auxilio que provenían de una de las cuadras de la colonia el Gallito. Jesús, siguió corriendo hasta que solo se vio difuminarse una pequeña silueta, quizá cuando estaba llegando a la diecinueve calle. Pero, de esa calle, la de la colonia El Gallito, salio un drogadicto, quien seguramente no venia huyendo de la policía o de algún jefe de un cartel diferente al de él. Pues, si fueran los policías, los que le siguieran, él vendría tranquilo a sabiendas que con una buena mordida le dejarían seguir su camino. Y si se tratara de una banda enemiga con entregarle la mercancía solucionaría su problema. No, lo que le traía aterrado seguramente era algo peor que aquello. ¿Pero qué podría causarle tanto pánico?
Si; efectivamente, se trataba del enemigo de los drogadictos de la zona uno, quien le asechaba desde lo alto, y éste que ya habia escuchado lo que les habia sucedido al chino de la mara salvatrucha; estaba aterrado que le sucediera lo mismo, así que buscaba a esas horas de la madrugada algo o alguien que le auxiliara. Pero, al único que sus ojos desorbitados de horror habían logrado ver; pero éste no le pudo escuchar sus suplicas fue Jesús, quien a estas alturas estaría dándole la vuelta al redondel de la diecinueve, para retornar a su casa.
Se escuchaban los sonidos y el viento que producían los aleteos del acechador, este traficante y consumidor de droga, corrió a la par de Jesús, cuando este venia acercándose a él, pues Jesús venia ya de regreso y se dirigía a su casa; a prepararse para el día laboral que le esperaba. Éste, corrió a la par de Jesús, al verlo pensó 
-Pobre muchacho, lo que les ha hecho la droga. 
-Me adelantaré para que no crean los vecinos que ando con él. Era lógico, que Jesús, quien no consumía ningún tipo de drogas le aventajara en dicha carrera y éste el drogo se fue quedando rezagado. Cuando Jesús llego a su  casa, abrió las puertas y se introdujo a ella; al quitarse los audífonos escucho un grito horrible, acompañado de una escalofriante ráfaga de viento que hasta le hizo temblar los vidrios de la ventana.
-¿Qué diantres fue eso? Se asomo a la ventana viendo hacia el norte y  luego al sur y no vio nada, El sol empezaba a aparecer pues, para esto ya eran casi pasadito de las cinco de la madrugada. Por fin, amaneció. Y, Jesús como siempre saco su vehículo y se dirigió a su trabajo, iba por el periférico, cuando escucho que alguien se quejaba 
-¡Ayuda! ayuda! Entonces se detuvo al nomas salir del puente del Incienso, justo en la entrada del asentamiento que queda al terminar el puente; ahí se parqueo, abrió la ventanilla que daba a la palangana, pues el carro que Jesús manejaba era un pickup de marca reconocida y de modelo reciente, pues se lo exigía su trabajo, al terminar de abrir la ventanilla, vio al muchacho drogadicto en la palangana de su vehículo; mal herido. 
-¿Oiga qué le pasa?.. ¿Cómo llego aquí?
-¡Ayúdeme, por favor!
-Claro, llamare a los bomberos para que lo lleven a un centro asistencial.
-¡No! Simplemente llévame a mi casa, por favor.
-¿Esta seguro? 
-Véase como esta, tiene en sus hombros unas heridas muy profundas.
-¿Qué le sucedió? Quique -era el nombre del drogadicto- Pensó, que si le contaba que esa cosa le habia atrapado y que justo cuando estaba amaneciendo lo habia soltado dejándole tirado cerca de la casa de Jesús y que el lugar que habia encontrado para esconderse, fue la palangana de su pickup. No le creería, así que tuvo que mentirle.
-Esto, me lo hicieron una pandilla de drogadictos, allá en El Gallito, para robarme la mercancía que habia comprado.
-Wao! wao! 
-Mire amigo, mejor bájese, pues yo no quiero meterme con traficantes.
-Ademas, que tal si me pasa lo mismo que a usted..
-¡No! se me baja ya o llamo a la policía. No le quedo de otra a Quique, que bajarse y ver como Jesús se largaba por el periférico, con rumbo hacia la San Juan.  
Éste, acomodo su ropa rota para no levantar sospechas y se encamino hacia su casa, la cual quedaba a una cuadra de la avenida Elena. Al llegar a ella. se lavo las heridas con agua caliente, se curo con lo que encontró, quedandose encerrado casi cinco días. Durante esos días Quique tubo fiebres altísimas, delirios, y unas pesadillas horribles. Pero al paso de esos días y un poco mas, se encontraba listo para salir a trabajar.
Salio de su casa y se dirigió hacia el expendió de drogas, lugar en donde la compraba para después, venderla menudeada en las escuelas públicas, parques y discotecas. Ya tenia una buena cartera de clientes y le iba muy bien con su prospero negocio, de lo sucedido días antes, ya solo habia sido una pesadilla y a nadie le hablaba de ello, pues nadie le iba a creer. Él, lucia sus heridas como trofeos de guerra, inventándose que habia luchado contra pandillas contrarias y en contra de la DEA, pero nada de ello era cierto, las heridas se las habia hecho el asesino de mariguanos de la zona 1.
Sus historias, le habían subido las ventas y se habia ganado cierto respeto entre el circulo que frecuentaba. Lo que él ignoraba era que, estaba siendo vigilado todo estos días, pues aun tenia una cuenta pendiente y la tendría que cancelar tarde o temprano.
Una noche, le llamo por celular un cliente importante, éste, quería una buena cantidad de droga pues, iba a organizar una fiesta en la zona diez con amigos de la universidad, aprovechando que sus padres estarían en Miami, por unos días. Así que, Quique, preparo la droga; pues era una buena venta, era tanta la emoción que bien merecía probar un poco de la mercancía que les llevaba a los chicos de papi y mami; para su fiesta, que se hizo un su puro excelente, total era pagado por estos niños ricos. Se subió en su bicicleta y salio con rumbo a la sexta y diecisiete calle,  punto de reunión. Sobre él, el ángel de la muerte, volaba sin que éste se percatara, éste mortal acechador se adelanto unas cuadras y se colocó en medio de la calle, se quedo ahí parado inmóvil, Quique, lo diviso desde lo lejos y freno su bici, dejando las llantas pintadas en el pavimento.
-¡Es él! Pensó y su cuerpo empezó a temblar de puro miedo; acelero en su bici tomando otra calle aledaña, pero al dar la vuelta en la esquina ahí estaba nuevamente inmóvil esperándole, de manera retadora como diciéndole, aquel día, te deje con vida porque estaba amaneciendo, pero hoy es tu día de morir. Quique, busco alternativas para llegar a su cita, la cual no pensaba dejarla pues, era mucha pasta. Después de varias apariciones, éste ya no se le apareció. Entonces Quique se dirigió a su encentro con sus compradores, éstos daban vueltas por la cuadra sin detener el auto, con el radio a todo volumen, esperando a su proveedor y amigo de la droga. Quique, desconfiando, se quedo a una cuadra escondido; primero para ver si no era una trampa de la DEA y segundo para ver si no estaba por ahí parado en una esquina su amigo mortal. Luego de unos quince minutos de espera y de estar seguro que todo estaba en orden, espero a que los jóvenes dieran otra vuelta, esta vez los espero en la esquina, justo al lado de un semáforo bajo un poste del alumbrado eléctrico, los muchachos detuvieron el mercedes benz e hicieron la negociación con Quique. Quique, no se percato de que el foco de ese poste estaba quebrado y que eso provocaba que  la esquina estuviera muy oscura; pero esto no fue problema.
-La lana, rápido. Les apuro Quique a los cuatro jóvenes que estaban distribuidos dentro del lujoso vehículo ultimo modelo. 
-Espérate amigo, vamos a probar la mercancía... no te vayas a pasar de listo y nos estés vendiendo, porquería. Los cuatro se hicieron unos cigarrillos de marihuana le propinaron un buen jalón, sintiendo de inmediato que era de buena calidad.
-Bueníiisima Quique....como siempre de buena calidad.
- A mex. Les contesto Quique... ahora la lana.
-Ahí la tienes, ¡cuéntala!.
No es necesario, confió en ustedes... adiós. Quique, tomo su bici y luego de colocar la bolsa con la billetiza en su saco se fue para su casa, siempre pendiente en cada cuadra de no encontrar a su acechador. 
Cuando salio por la avenida Elena un tronido a hierros retorcidos le llamo la atención, deteniéndose y volteando a ver de donde provenía dicho sonido, junto a los rechinantes hierros retorciéndose, se escuchaban los gritos de varias personas. El corazón de Quique palpitaba aceleradamente, sus piel se le enchino, sus brazos se le engarrotaron; quiso pedalear pero..... de pronto, vio sobre el pavimento una sombra inusual; haciéndole ver hacia arriba, gritando desesperadamente.
-¡Noooooooo!.... Cuando vio como el mercedes benz se le venia encima, desde una altura de un edificio de dos niveles. Aplastandole y uniéndose la bicicleta a los hierros retorcidos del lujoso vehículo. Allí, quedaron los cinco jóvenes fallecidos. 
Luego del ruido estruendoso, solo se escucho como se abatían un par de gigantescas y robustas alas alejándose; emitiendo un sonido especial y raro, como una mezcla entre gruñido y sonido de ave; algo indescriptible, como de otro mundo. 
Los vecinos al escuchar el estruendoso sonido provocado por el impacto del mercedes ultimo modelo contra el pavimento, dijeron. 
-¡Otro aparatoso accidente! 
-Aquí, no hay noche, que no haya un accidente. le contesto la señora a su esposo.
 -Llama a los bomberos. Le pidió la señora a su esposo. 
-Que llame otro yo tengo sueño y mañana tengo que madrugar.
-Si, tienes razón.. feliz noche mi amor. Se dijeron la pareja de esposos y se entregaron en los brazos de morfeo.








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