viernes, 11 de abril de 2014

una guerra.... ¡que no, existió!

En un país, que no aparece en los mapas que forman nuestro planeta, existía un pequeño ejercito de soldados quienes, habían peleado una guerra, como cualquiera otra de la historia, sin sentido, encabezada por algún, cabeza hueca, que ordeno hacerla, por el simple hecho, de que los demás no pensaban igual que él. La guerra, se llevo a cabo por años, hasta que alguien pensó en derrocar a ese cabeza hueca y lo bajo de su trono. Ésta guerra, la cual tampoco tiene fecha de inicio y mucho menos de su final. Fue erradicada por el nuevo líder, quien era alguien que tenia un dedo mas de inteligencia que el anterior, recientemente derrocado. Pero, ese ejercito de aproximadamente unos veinticinco elementos, quedo refundido en las montañas de ese incógnito país. De, a saber que continente pues, nadie se hizo acreedor a que éste, perteneciera a uno de los cinco continentes que forman el planeta. Estos veinte atolondrados, dirigidos por otro cabeza hueca semejante al que había iniciado aquella guerra; decidió un día ordenarle a sus subalternos, salir de ese agujero en el que habitaron por el tiempo que duro ese conflicto, en donde habían muerte miles de personas inocentes y los que pensaban diferente. Nunca se supo porque razón lógica empezó aquella incoherente batalla. Si, incoherente, pero que había dejado devastado a todo ese país. Apenas llevaban un tiempo reconstruyendo todo lo destruido que cuando el batallón dejo su madriguera y bajo de las montañas, con el orden que los caracteriza; venían, una fila a la derecha y otra a la izquierda, de las vereda; el coronel, quien mandaba en esa tropa, venia hasta atrás junto con su capitán, en medio iba un sargento con su cabo y al frente todos los peones o mejor los soldados rasos. Atentos a cualquier sonido sospechoso y prestos a disparar a matar al toparse con su enemigo, pues su consigna era, matar o  morir... pero un paso a tras jamás. Caminaron por horas, pues subieron la montaña para después bajarla. Después de un tiempo, el coronel ordeno detenerse un rato para descansar junto a su tropa. Tres, fueron los que quedaron de guardia y dos los que siguieron para ver que había mas adelante.
Este par, de soldados rasos, se encontraron con una aldea, como a unos cinco kilómetros adelante del campamento improvisado, se ocultaron y observaron a los residentes, éstos, eran alguna clase de autóctonos de esa región y hablaban su lengua nativa, la cual no se como se llama, ni tampoco se como se llama esa población, ni siquiera se, si estaban en el norte, al sur, en oriente, occidente o en el centro de ese peculiar país.
-Escucha vos..., entendes lo que están palabrando. Le pregunto, uno al otro.
-Hum! yo pensé que vos les entendías, como decís que sos polenguota y conoces muchas lenguas.
-Pues pa´ que veas que si vos.  Lo que están palabreando, son palabrerías de traición para el gobierno vos.
-Jueputa! eso hay que contárselo a mi coronel vos!
-Pue´ pa luego es tarde. Le contesto el polenguotas al ignorante de su compañero. Se retiraron del lugar con esa técnica que les caracteriza, arrastrando toda la panzota en la tierra, ya que estuvieron unos metros lejos del punto inicial y de que la polvareda se asentara, salieron a pura infantería, hasta que llegaron con su cabo.
-Siñor! Mi cabo, con la novedad que encontramos a unos insurgentes.
-En serio vos cerote! Le respondió el cabo... síganme. Les ordenó y los llevo con su sargento.
-Mi sargento! Dicen este par de mulas, que hallaron  una guarida de guerrilleros.
-A la puta! Esto lo debe de saber de inmediato mi capitán. Síganme. Les ordeno el sargento. Y, así lo hicieron. Cuando llegaron con el capitán, el cual se encontraba con el coronel, uno rascándose la panza y el otro sobándose la.... cabeza.
-Mi capitán, con la novedad de que se ubico un cuartel atrincherado, lleno de armas de grueso calibre y de hombres bien entrenados.
-Oyó, mi coronel!
-Si, escuche mi capitán!... Dé, la orden de prepararse, que hoy mismo por la noche tomaremos ese nido de contra insurgentes. Ordeno el coronel y la tropa de soldados empezó a camuflarse su rostro y a preparar sus armas, todos estaban ansiosos de ser condecorados por el aniquilamiento de esa fortaleza.
Al fin, cayo la noche, pero esperaron a que fuera de madrugada, para caerles con otra maravillosa técnica militar: la sorpresa. A eso de las dos de la madrugada, estaban apostados en una cordillera al fondo en la planicie se encontraba la humilde aldea. Todos, dormían en sus covachas. El coronel al ver el pueblito se quito el casco y froto sus pocos pelos rubios. 
-Que bárbaros, seguramente nos vieron venir... 
-Mire capitán, que bien camuflajearon su fortaleza... para confundirnos, seguramente... pero, esta noche será su ultima noche.
-Así es mi coronel.. Soldados!.... Prepárense para la incursión... Que no quede un solo sobreviviente. ordeno el capitán a la tropa.
-Como uste´ ordene mi capitán. Dijeron todos, al unísono.
-Nos acompaña mi coronel. Le pregunto el capitán al coronel.
-No! mi capitán este trabajo no amerita de mi basta experiencia, sea usted el que este a cargo... cumpla con sus órdenes. 
-Ya, oyeron hijos de puta... A la carga. Y, bajaron abriendo fuego, sobre la humilde y empobrecida aldea, algunos aldeanos salieron huyendo al escuchar los pepitasos, pero fue en vano, todos murieron: hombres, mujeres, niños y ancianos hasta las bestias quedaron tendidas en el suelo. Luego, antes de que amaneciera, incineraron todo el pueblito, solo quedaron cenizas.
-Mi coronel, con la novedad de que no tuvimos una sola baja... y ellos; éstos contrarios al gobierno que representamos, están aniquilados.
-Muy bien mi capitán, lo felicito... larguémonos de aquí, pues seguramente tienen patrullas vigilando y podrían regresar.
-Bien pensado mi coronel.. soldados en marcha. Y, se fueron de ese lugar donde un día vivieron familias inocentes, que solo trataban de olvidar la cruenta guerra recién finalizada. Horas después llegaron a un riachuelo, donde el coronel les permitió a sus soldados que por la heroica batalla, se relajaran un rato, pero siempre quedaban por lo menos dos soldados de guardia.
-Vos, que salvada nos dimos anoche de morir verdad!
-Mira! a mi me lograron herir, pero aquí estoy bien parado, estoy como estoy!
-Vos, pero eso es un raspón cuando te caíste en la carrera que nos dimos.
- No taitita, eso fue un rosón de una 45. 
-Por un cachito y me quiebran el culo!  Y, así continuo la platica de los dos vigillas. Luego de un día de reposo y de curar sus heridas provocadas por ellos mismos: raspones, quemaduras al incendiar los jacales, golpes en la cabeza al topar contra sus compañeros por la adrenalina y oscuridad del lugar. 
Se encaminaron nuevamente por la vereda, la formación era la misma. Luego de varios kilómetros se encontraron con un pueblo, pero éste, era uno mejor organizado, pues ya contaban con iglesia, mercado escuela y un pequeño parque.
Desde la montaña, que enmarcaba el pueblo, el capitán le indicaba a su coronel.
-Estos, están mejor organizados que los anteriores mi coronel.
-Así es mi capitán, pero no vamos a irnos de boca. 
-Mande en ropa de civil a ese soldado que conoce muchas lenguas, que se infiltre y averigüe para ver si lo atacamos o no.
-Bien pensado mi coronel!
-Vos cerote, que hablas de todo, vení pa´ca. El soldado llego y recibió sus ordenes y las cumplió. A la hora se encontraba en la plaza del lugar, pues era día de mercado, ahí estaba mezclándose entre todos. La lengua que en este pueblo se hablaba era totalmente desconocida para el soldado multilingüe. Pero él claramente, escucho:
-Supieron que en la batalla que hubo hace un par de días no quedo nadie con vida.
-si vos! 
-Pero las ordenes son claras, saldremos a darle plomo a esos soldados del gobierno, pues seguro son ellos.
El políglota, salió del lugar a dar el parte de lo escuchado. Para lo que el coronel junto a sus oficiales y tomaron las decisiones de  atacar en ese instante y no esperar a que se organizaran, pues esa multitud en la plaza, seguramente estaban recibiendo sus órdenes y armamentos y municiones.
-Ya conocen la consigna hijos de puta... arrasar y no dejar a nadie con vida. Se separaron en grupos de cinco, esta vez el coronel les acompaño y tomaron al pueblito desde cinco flancos; la estrategia era que al escuchar el primer plomazo, empezaría la batalla. Casualmente en la iglesia, se celebraba el día de su patrono y el sacristán quemo el prime cohete, éste salió hacia el cielo y en segundos trono el cohete festivo, dejando una estela de humo.
-Puta mi capitán, tienen ayuda aérea!... Ataquen!! Y, bajaron dando plomo a diestra y siniestra, le daban a todo lo que se movía, el pueblo salió como en estampida, pero la estrategia había sido buena pues, por el flanco que se dirigiera el poblado se topaban con un grupo de soldados y allí quedaban tendidos.
Luego de una hora de tiroteos, el pueblo yacía en el suelo, como un tapete de cuerpos, ensangrentados. -Ya juntos en el centro de la plaza el coronel dio la orden de pasar revista; recibiendo el informe.
-Ninguna baja, mi coronel.
-No cabe duda que Dios, esta con nosotros! Dijo el coronel, quitándose su casco. 
-Mi capitán, que curen a los heridos y el resto que revise que no quede un solo sobreviviente.
-Si señor! Y, así fue. En la revisión, un soldado se encontró con un bebe que estaba sobre el cadáver de su madre. Tomándolo del pie, le grito a su capitán.
-Mi capitán, un sobreviviente. Enseñándole el muchachito al capitán. Éste, le respondió
-Ya conoce la consigna, soldado.
-Si! mi capitán. Respondió el soldado y procedió.....
Ésta fue la historia, durante todo un mes, arrasando con poblaciones enteras, ellos se sentían orgullosos pues, no habían recibido baja alguna. Nada mas chinchones, magullones, raspones, cortes, etc. Que ellos mismos se propiciaban en su en cegadora carrera hacia la muerte de los inocentes. La noticia llego a oídos de los jerarcas en la capital. Allí, las autoridades pensaron que eran guerrilleros; que querían  desestabilizar al gobierno. El señor presidente, ordeno la captura de esos masacradores. Y salió un ejercito como de trescientos efectivos a la búsqueda de los insurgentes. Al paso de varios días y de muchas muertes mas;  fueron encontrados. El multilingüe, al fin entendió lo que éstos hablaban y se entregaron a sus compañeros.
En el traslado de éstos asesinos babosos, en camiones del ejercito, hacia la ciudad capital; ellos iban con la seguridad de ser recibidos con bombos y platillos. Al llegar, en las calles se abarrotaron todos los ciudadanos honestos y honrados de aquel peculiar país, pidiendo la cabeza de esos asesinos. Ellos cegados por la gloria imaginaria, pensaban que eran recibidos como todos unos héroes. El señor presidente al escuchar el clamor del pueblo y de conocer las barbaridades que habían hecho a sus conciudadanos, ordeno la ejecución inmediata y en publico de los veinticinco atarantados que ni siquiera sabían lo que estaba pasando. Pues, el coronel les ordeno a sus hombres, lo siguiente:
-Reciban con honor, gallardía y orgullos sus condecoraciones, mis loables y valientes soldados!!
-Ya oyeron al coronel, hijos de puta! Dijo el capitán, quien de inmediato se coloco a la par de su mentor, en modo de atención.
-Si, mi coronel, gritaron todos.
-A mi, seguro me darán doble condecoración dijo el multilingüe. 
-Pues por mis traducciones fue que acabamos con todos esos contras.
-Miren! ahí vienen los soldados con los fusiles; para darnos las veintiún salvas en nuestro honor.
Dijo el sargento. El coronel, sin voltear ordeno.
-Saludo uno! Y todos se cuadraron; a todo esto ya se habían dado las ordenes de: 
-Preparen.... 
-Apunten.... La única que faltaba era....
-FUEEEEGO!!!
Quedando todos tendidos en el suelo. El señor presidente, tomo su arma y paso de uno en uno, dándoles el tiro de gracia a cada uno. A lo que el pueblo festejo, por el fusilamiento de esos cobardes asesinos de gente inocente. En alguna parte de aquel país.... que podría ser el tuyo.

"A LA MEMORIA, DE TODOS AQUELLOS INOCENTES, QUE MURIERON EN CRUELES BATALLAS, DE GUERRAS, QUE NADIE HA ENTENDIDO NI ENTENDERÁ.... PORQUE? FUERON"...... Y, QUE ÉSTO, NO SE REPITA..... NUNCA JAMAS...."
  
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