jueves, 22 de mayo de 2014

"Un Siglo de Ausencia"

Las guitarras se desgarraban e invadían en aquel bar la nostalgia con sus notas, el cantante transmitía sus sentimientos a través de la letra de su canción. Mientras que, el humo de los cigarrillos mantenían al lugar, como si fuera un día de neblina en Londres, de cada meza se escuchaban  historias de todo tipo: unas de felicidad, otras de angustia, otras de desesperanza. Éste, era el ambiente en ese bar, al fondo en una meza, un hombre ahogaba sorbo a sorbo con licor su sufrimiento, por momentos se quedaba con su brazo a medio camino rumbo a su boca y su vista perdida en la nada, de sus ojos las lágrimas se abalanzaban una detrás de la otra, el pobre hombre parecía que se moría con su soledad y embriaguez.
-Don Camilo, ya deje de tomar y váyase a su casa. Le pedía el mesero.
-Gracias Jorgito, pero dime, a que voy a mi casa, si ahí esta el vació nomas... se  quedo en silencio viendo a la nada y prosiguió... esa casa, esta llena de recuerdos y ellos me matan mas que este licor. Dijo Don Camilo, enseñándole la copa, a su amigo Jorge.
-Bueno, Don Camilo lo dejo... estoy para servirle ya sabe ¿verdad? Don Camilo no le respondió solamente levanto su copa para luego beberla de un golpe.
Jorge regreso a la barra, para seguir atendiendo a los parroquianos que cada noche le abarrotaban la cantina.
-¿Amigo? Le hablo un joven, que se encontraba en la barra, a Jorge.
-Dime amigo. Le contesto Jorge, limpiando su mostrador.
-Observe que usted le tiene aprecio a ese pobre hombre del fondo.
-¿A Don Camilo?... Claro amigo, tiene meses viniendo a emborracharse y ese es su lugar, ya en la madrugada se va bien tomado.
-Y, ¿usted sabe que le pasa? a... ¿Don Camilo?
-¡Claro amigo!, esa es una historia muy triste. Le respondió Jorge al forastero, recostado sobre su mostrador ya limpio, con la mirada nostálgica puesta en el hombre que cada noche llegaba a matarse en licor, en la mezas del fondo.
-Y, ¿que historia es esa? Jorgito le respondió:
-Por un largo tiempo, Don Camilo lleva sufriendo por una mujer, y algo que no se, le ocasiona vivir separado de ella, sufre con el echo de imaginarse que no ha de verla nunca mas... 
-Por mucho tiempo, venia y fingía ser feliz sin ella, pero de un tiempo para acá se convirtió en lo que ahora vez... 
-Su único compañero es una botella de tequila, esa meza del rincón y llorar por su dolor. Algo la separó de él y lleva meses sufriendo por ella. 
-Hubo un tiempo, que buscaba entre las chicas del bar encontrar que alguien le quitará ese dolor pero creo que no logro. Busco hallar en otros labios, la ilusión con otra mujer. La vida es cruel para Don Camilo, pues lo separo de la mujer que tanto quiso y el tiempo que lleva sin verla para él es casi un siglo. 
-Un siglo de sufrimiento amigo. Termino su historia y quedaron en silencio, los dos, luego de varios minutos de silencio. El joven le respondió.
-¡Dieciocho! 
-¿De que hablas?... ¿estas drogado o qué? Le pregunto Jorge, al joven con cara de extrañeza.
-No es un siglo amigo, son dieciocho años. Eso le dijo el joven, para luego levantarse de su banco y dirigirse hacia donde se encontraba Don Camilo. Jorge, se quedo allí sin entender absolutamente nada, viendo al joven dirigirse hasta llegar a la meza del rincón y detenerse frente a Don Camilo.
-¿Que Demonios le pasa a éste?... Y, ¿que Diantres, le hablará a Don Camilo?
-¿Me puedo sentar? Le dijo el joven, jalando una silla de la meza de la par y acomodándose frente al viejo. Éste solo le hizo una mueca, con la botella en una mano y la copa en la otra.
-Ya no tomes mas... ¡papá!. Don Camilo, soltó la botella cayendo de lado sobre la meza, preguntándole al muchacho.
-¿Cómo me dijiste?
-¡Papá!... Si, soy tu hijo y vine por tí.
-Mamá me contó todo antes de morir.
-Te he estado buscando, hasta que te encontré... Sé que eres tu, por la historia que el cantinero me ha contado y por las indicaciones que mi madre me dió de tí.
-Tu madre, me abandonó, hace como cien años muchacho. Le dijo Don Camilo, observándolo detenidamente.
-No Padre, fue hace dieciocho años... mi edad... Pero, levántate, ya no estarás solo nunca mas... te iras conmigo, a mi casa, a vivir conmigo y mi familia.
-Sabes, ¡eres abuelo de un hermoso bebe!, que se llama ¡Camilo!. El Joven tomo del brazo a su padre, lo levanto y se lo llevo con él. Jorge les vio pasar y se alegro mucho al ver como aquel muchacho lo llevaba con él, muy amorosamente.
-Al fin, Don Camilo va ha ser un hombre feliz... perdí un cliente pero no importa,  merece ser feliz. 
-Ya tuvo un buen tiempo de ausencia familiar, es bueno que alguien se encargue del pobre viejo.
Salieron del bar, el joven y Don Camilo. 
Don Camilo, jamas volvió a aquel bar. El bar: "Un Siglo de Ausencia"










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