sábado, 21 de junio de 2014

17 AÑOS (EL ENTRENAMIENTO)

Teníamos a penas 17 años y ya nos creíamos unos grandes conquistadores, pero la realidad era que, ni las moscas se nos acercaban aunque dejáramos de bañarnos un par de días. Esa era la realidad, de nuestra vida social, lo único que nos era inseparable y que para nosotros no era placentero que deseábamos, apartarlo de nuestras vidas pero, éstas se aferraban a nosotros; eran: las espinillas y los barros, que cosa mas espantosa, pero siempre estaban todas las mañanas justo en el mismo lugar de ayer. 
Nos pasábamos horas frente a un espejo viejo, con nuestra secadora de pelo en una mano y el peine en la otra. Al lado de nuestro viejo espejo, se encontraba la fotografía del artista del momento, ese que al aparecer en la pantalla grande, todas las chicas de nuestra edad gritaban como locas poseídas, hasta el odiosos grado de caer desvanecidas en las butacas del cine y alguna de las doce compañeras de colegio que las acompañaban se perdía la escena del galán, dándole aire con sus enaguas. Al fondo, nos encontrábamos nosotros, tímidamente observando hasta el mas minimo detalle de lo que ese héroe hacia con las chicas en la película, a escondidas del genero opuesto, pues normalmente esas películas eran orientadas a las chicas. 
Henos ahí, frente al espejo una vez mas con esa foto, por horas, tratando de quedar lo mas idénticos en su peinado, que seguramente ni era de él, sino de algún famoso estilista. Pero, era nuestra meta y cuando casi lo lográbamos  nuestro amigo nos gritaba indicándonos que lo habíamos logrado. 
-¡Te quedo igualito como le hiciste! Empezaban las preguntas y a tomar nota. 
Ése día, ni salias a la calle a presumir tu peinado, pues con un pequeño soplo de aire seguramente se te alborotaría y desaparecería; así que el único que disfrutaba de nuestras cabelleras, eran nuestro espejo y nuestro mejor amigo, quien no dejaba de adularte y de tratar lograr lo que ya uno habia conseguido. Esa, era nuestra vida cuando tienes esa edad. 
Mientras en la radio sonaban las canciones de los últimos hits y pasábamos horas ensañando los pasos que algún día, si tenias suerte de que te invitaran a una fiesta los pondrías en practica, pidiéndole a DIOS que, eso fuera antes de que esas melodías pasaran de moda. 
Y, respecto a los besos, nos las pasábamos practicando con cualquier objeto que se asemeje a una boca, besos apasionados, de lengüita y de todo los nombres que encontráramos en alguna revista, mientras uno hacia lo suyo con un helado por citar un ejemplo; el otro le hacia de referí, tal cual, cuando te tienen en una llave de lucha libre y el arbitro esta encima de ti viendo si te vas a rendir, así se encontraba nuestro amigo observando y dando su opinión, de como habia estado ese beso a tu helado; mientras éste, se te derretía por todo tu brazo dejándote todo enmielado, con la esperanza de que algún día, no muy lejano, poner en practica con una chica de verdad lo que le hacías al helado, y siempre con la duda de quien iba a ser el primero. Ése día te levantarían un monumento con seguridad. También, de seguro que mientras tu perdías tu tiempo con esas estupideces; otros, de nuestra misma edad ya disfrutaban de las mieles de la vida a esa edad, con peinados idénticos a los de moda, con solo secar su pelo y peinarlo, no sabían que era una pinche espinilla, usaban las mejores marcas en ropa y calzado y la seguridad en ellos se la habia dado alguna de sus primas aventadas y mayores que ellos. ¡Vaya afortunados!. Pero, ese no era nuestro caso.

Un día, llego la prima de mi mejor amigo, quien era un par de  años mayor que nosotros y al ver a nuestra patética vida, ella y su compañera de siempre se compadecieron de nosotros y nos invitaron a nuestra primera fiesta, los 15 de la hermanita de su mejor amiga. Para nosotros, eso era un acontecimiento increíble, los nervios estaban en primera fila, observando el estreno de sus mejores amigos; nosotros nunca los pudimos dejar. Con tremendos copetes, llenos de laca y los mejores trapos que no eran otros mas que los estrenos de modas pasadas que se quedaron esperando una oportunidad, esas eran nuestras galas. 
Llego la prima de Oswaldo y luego fueron por mi, nos subimos al transporte urbano y allá íbamos los tres a nuestra presentación en sociedad, la prima de Oswaldo, Mima, nos daba instrucciones, solo nos faltaba sacar nuestras libretas y tomar notas pero no lo hicimos aunque ganas no nos falto, llegamos y nos bajamos del bus, caminamos algunas cuadras a pie. Era en la zona 8, a tres cuadras de la Avenida Bolívar, la calle era de terracería y al estar frente a la casa de ella, salían las notas musicales de las canciones de la disco que estaba amenizando la fiesta, la amiga de Mima, estaba esperándola impaciente, pues era la pareja de su primo, quien estudiaba ingeniería en la San Carlos, nosotros apenas empezábamos el cuarto bachillerato, mientras ellas estaban por graduarse ese año. Ya dentro del salón, aquello era como nunca lo podríamos haber imaginado, era maravilloso, chicas de todos colores, sabores y tamaños, pero tambien estaban los chicos, esos que describí antes, con la suerte encima desde que nacieron. Recuerdo que Mima nos maquillo un poquito para disimular a nuestros inseparables, ellos si que lucían espectaculares. Bueno ya en la jungla, nos dejaron a nuestra suerte, nos colocamos en una de las paredes a ver como aquellos cuerpos femeninos se contorsionaban con las notas musicales, era una estampa inolvidable verlas moverse de esa forma y sus caritas maquilladas, sus piernas sostenidas por zapatillas con tacones altos, minifaldas. Era la gloria, pero bien sabíamos que todo nuestro entrenamiento previo, no podría ser demostrado esa noche, pues ninguno tendría el valor de hacerlo, simplemente nos movíamos al ritmo de la musica y casi gritando de emoción a cada que el DJ colocaba sobre la tornamesa, un éxito. En un receso, nos conseguimos unas sillas, que daban justo a la pista de baile y fue allí, cuando Oswaldo me dijo.
-Ya te fijaste, como te mira la chica de rosado.
-¿Quéee? Le respondí, pues el volumen era alto y costaba escuchar bien.
-La chica de rosado, parece que le gustas.
-¿Qué le gusto a quién?
-¡A esa! Me indico señalándola, sin temor.
-¡Qué te pasa! ¿queres que nos rompan la cara en medio de la fiesta? 
-¡El tipo te vio, cuando la señalaste!.
-Tranquilo, no pasa nada. Y,  ya con la malicia, comencé a ver de reojo y efectivamente, la chica me veía, era evidente que le habia gustado, mi corazón latía al ritmo de la batería, mi estomago se llenaba de insectos voladores de bellos colores, en una de esas, ellas, las mariposas, hicieron que de mis labios tímidos se esbozara una sonrisa, la cual recibió respuesta inmediata. 
La chica, era muy bonita y se acompañaba de un gorilon, ese era el único problema (jajaja, ¡vaya problemita!) 
Alguien que estaba sentado a mi lado, necesito vaciar su vejiga y dejo el asiento desocupado; un gran susto me lleve al ver quien se sentaba al lado mio. Si, era ella. 
Y, como esta comprobado que las féminas son mas aventajadas en todo sentido que nosotros. Nosotros, que nos volvemos trogloditas en esas circunstancias. Pero allí, estaba ella, con su pierna cruzada, tomando un refresco, que el gorilon le habia llevado. Al rato, éste la deja sola, pues en esa barrigona habia una vejiga enorme, seguramente que por ello se tardo en volver, aprovechando ella para entablar una mini conversación conmigo.
-¿Qué calor verdad? Me dijo ella, secando su sudor con una servilleta.
Yo, que casi muero de un infarto al miocardio le respondí solo con señas, tal cual un sordo mudo.
Ella continuo.
-¿No te he visto bailar?
-¡No! Estoy cansado. Solo que sea de estar sentado, debió pensar ella y Oswaldo. Precisamente el DJ coloco el éxito del momento y todos en el salón gritamos de emoción, sus amigas incluyendo la quinceañera le llamaron por su nombre 
-¡Sisy! ven. Pues en esos casos, nadie se queda sentado y bailan chavas con chavas, se vuelve un relajo. Pero, ella amablemente y con una voz angelical, que sentí que se abrieron las cortinas del cielo cuando le escuche decirme.
-¿Quieres bailar conmigo?. Antes de yo poder emitir sonido, Oswaldo me aventó casi a medio salón y empece a revelar todo lo practicado, en cuanto al baile; que escuche de ella, decirme al oído. 
-¡Bailas muy bien!.
-¡Gracias! Pero, para ésto, el gorilon se veía mas esbelto, pues venia de evacuar todo lo ingerido y buscaba con desespero a su Sisy, pero Sisy ya no me soltó todo el resto de la fiesta. Mima nos llevaba refrescos, contenta de verme bailando con una de las chicas mas lindas de la fiesta, ella se aventuraba acercándose mas a mi, rosándome algunas partes de su hermosa anatomía. Mientras, el orangután junto a sus amigos no dejaban de vernos y secretearse. Con mucho temor, le pregunto a Sisy.
-¿No quieres bailar mejor con tu novio? El grandulón.
-¡jajaja, ese no es mi novio! 
-¿No?
-¡No! El me saco a bailar y yo tenia ganas y, por eso baile con él. 
-Fue cunado te vi y tu me sonreíste y yo tambien.
-Es mas, ni me acuerdo como se llama, seria porque no me interesaba.
-Y, tu ¿cómo te llamas?.
-¡Leo!. Okey leo, mucho gusto, seras mi pareja en esta fiesta. Y, así transcurrieron las horas, platicando, acariciándonos, como de forma indiferente, hasta que llego una de sus amigas indicándole que sus papas la esperaban afuera; que saliera. Ella me tomo de la mano y mientras se despedía sin soltarme, me llevo hasta afuera, en el camino me pidió, que la fuera a traer el día lunes a la una de la tarde a su colegio; uno que queda en la zona uno. El Liceo Francés, a lo que accedí de inmediato, ella antes de salir me planto un rico beso con todo y lengua incluido, vaya que esos helados habían sacado la tarea, pues antes de irse me dijo. 
-¡Besas rico! Yo no pude decir nada. Me sentía aun flotando en el aire y la musica romántica que en ese momento sonaba, ayudaba al ambiente volátil en el que me habia dejado. Justo se subió en el carro de sus papas y yo seguía viendo estrellas, sin creer lo que me habia pasado y lo que estaba a punto de pasar.
Cuando volví al planeta tierra y quise regresar al salón, me encontré con la barriga del orangután y sus amigotes, en un cerrar y abrir de ojos, estaba rodeado, recibiendo insultos, empujones y uno que otro golpe en mi abdomen ya me tenían mareado de tanto tumbo y golpes. También mis espinillas sufrían los embates de los cobardes y malos perdedores. Cuando vi que mi suerte estaba echada, en medio de ellos, aparecieron: Oswaldo, Mima, su amiga y los universitarios. La vida volvió a mi, los golpes recibidos no eran nada contra aquel beso que aun disfrutaba, el cual me lo lleve hasta mi recamara.  
Todo el fin de semana en el barrio, Oswaldo se encargaba de divulgar mi hazaña, una que jamas podre olvidar. 
Esa noche que se complemento con todas las emociones que un adolescente tímido e inexperto de 17 años, acababa de experimentar. 
Allí, empezó mi verdadera vida adolescente, esa llena de sueños reales y de emociones a mil por hora. 
-¡Que tiempos! ¡como quisiera volver a revivirlos una y mil veces mas!. 
Pero eso no es posible. Lo que si es cierto es que nunca morirá; porque hasta la fecha vive conmigo, en mis recuerdos y esos nada ni nadie me los puede quitar. 
Recordar, con añoranzas, suspiros y sonrisas, a mis bellos 17.


  
TOMADO DEL LIBRO: "HISTORIA DE UN ADOLESCENTE TÍMIDO"  De Sergio Raga







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