martes, 10 de junio de 2014

BLANCA y JESÚS: Una Historia de Amor

Corría el año de 1,940, cuando llego a un pueblo, ubicado en Jutiapa, un joven secretario municipal, proveniente de Concepción las Minas, Chiquimula. Luego de tomar posesión en su trabajo, precisamente en la municipalidad de aquel pueblo, luego de su primer día de trabajo. Pregunto, en donde podría hospedarse, al lugar lo llevó un compañero de trabajo de la municipalidad; camino para el cuarto a donde pronto viviría junto a su madre, que estaba por llegar. Se cruzo frente a ellos un par de señoritas de sociedad, de aquel pueblo. De inmediato se despojaron de sus sombreros, para saludar a tan distinguidas damas. Quedando, el joven secretario, impresionado, con una de aquellas señoritas, que paseaban por el parque. 
-¿Quiénes son?  Le pregunto Jesús Ramos a su acompañante, Manuel Sagastume.
-Ni se fije amigo, pues una de ellas es hija de un Coronel, ambas son de la alta sociedad del pueblo y ellas no se fijaran en nadie, que no sea de los hacendados del Pueblo.
-Pero, eso no le impide decirme quienes son, ¿verdad? Le insistió Jesús a Manuel. Llegaron al lugar y antes de entrar, se voltearon muy disimuladamente y le dio las indicaciones. Se trataba de Blanca y Tulvia, un par de primas, que se llevaban muy bien; como hermanas.
Los días pasaron y el secretario no dejaba de pensar en Blanca, pues creo que se habia enamorado de ella, al nomas verla esa tarde, frente al parque.
-¿Sigue pensando en ella?, compadre. Le interrumpió Manuel, de sus pensamientos perdidos en las lomas que rodeaban al pueblo.
-Pues si compadre, no puedo dejar de pensar en ella. Le respondió, tomando en su pecho un profundo suspiro.
-Y, ¡si me la presenta compadre! Le pidió a Manuel, con mucha emoción.
-Bueno, con tal de que se olvide de ella... ¡esta bien compadre! hoy al salir del trabajo la buscamos y se la presento. Acordaron los dos compadres.
Al atardecer, como era costumbre, iban caminando despampanantes: Blanca, Tulvia y Micaela, la hermana menor de Blanca. Se acercaron a ellas y Manuel les presentó con las tres damas, Manuel no pudo esconder su asombro, ante la hermosa Micaela. 
Al día siguiente, ambos miraban a las lomas con cara de borregos, y suspirando uno detrás del otro.
-¡Es hermosa!.. compadre. Le decía uno al otro.
-¡Vaya que lo es! Respondía el otro, cada quien pensando en su respectiva dama. 
Una tarde de esas; Manuel no llego a trabajar y Don Pedro andaba en su caballo blanco, endiablado.
-¿Qué le pasa? a Don Pedro. Pregunto Jesús, a su fiel empleado, Tino. 
-No sabe, Don Chus, que ¡Don Manuel se robo a Doña Quelita! Jesús quedo frío al escuchar lo que Tino le contaba.
-Ve que aventajado me salió el compadre, él con sus consejos moralistas y de las clases sociales y se robo a una de las hijas del Coronel. Pensaba Jesús. 
Al paso de los días, tomo valor y le pregunto a Blanca, quien a estas alturas ya no le era nada indiferente. Si le gustaría ser su novia, que sus pretensiones eran serias, y que deseaba desde el fondo de su corazón, desposarla. Blanca acepto, pues tambien sentía que lo amaba. Acordaron que ella le prepararía el terreno con su padre, para que formalizara el compromiso, pues Doña Bertha, su madre, seguro le apoyaría, pues no era un secreto que Jesús, le era de su agrado.
-¿Qué?  ¿Quée? Le gritaba el Coronel, al escuchar lo que su hija; la segunda, le estaba sugiriendo.
-¡Una hija mía! ¡casada con ése, tirado con honda!... ¡Jamás!... ¡Fin de la discusión! Como todo militar, no estaba acostumbrado a otra cosa, que no fuera su voluntad.
-Pero Pedro, yo si estoy de acuerdo.
-O, ¿quieres que se la robe? como hizo Manuel con Quelita.
-¡Nunca aceptaré, que mi Blanca, se case con ése... que vino quien sabe de dónde. 
-¡Y no se hable mas! 
A todo ésto Manuel y Quelita, habían regresado al pueblo y se habían asentado en la casa de Manuel. Lugar a donde se encontraban a escondidas, mis padres: Blanca y Jesús.
Jesús, llego un día, luego de darle vueltas al asunto y de tomar valor, a hablar con el Coronel. Éste, de manera despectiva, lo mando a volar literalmente. 
Blanca, desesperada por estar junto al amor de su vida, con el consentimiento de mi abuela y la ayuda de su compadre y hermana, no le quedo otra, mas que hacer lo mismo que su compadre... ¡robársela!...
Y desde ese año, hasta 1994 que mi padre falleció, estuvieron juntos, inseparables y muy enamorados, junto a sus cinco hijos, fruto de su amor.....

Para mis amados padres: Jesús y Blanca... dónde quiera que DIOS los tenga... seguro estoy, que se siguen amando, como el primer día, de aquel 1,940...

10/6/14


Así eran las relaciones de amor en la Atescatempa de antaño.


Me han preguntado muchas personas por referencia a mi página, mis historias y mi apellido que si soy de Atescatempa; bien, hoy les respondo que no, no soy de Atescatempa, yo nací en la ciudad y conocí este pueblto cuando tenía entre 6 y 7 años y desde entonces no dejé de viajar para ocaciones especiales y posteriormente para semana santa y vacaciones. La historia que narró a continuación es el complemento del por qué llegué a Atescatempa y que sin duda fue el mejor lugar para mis vacaciones.


A fines de la década de los 30's por orden gubernamental un joven de aproximadamente 25 años, secretario de profesión, oriundo de Concepción Las Minas, Chiquimula, fue nombrado secretario municipal de Yupiltipeque, lugar a donde llegó con doña Juanita Ramos Solis. Trabajando en la Muni, conoce a un muchacho al que de inmediato se vuelve su inseparable amigo, haciendo tareas de mensajería, compañía de su madre, entre otras, así fue que conoció a Faustino. Más tarde se le traslada a Atescatempa, lo hace junto a doña Juanita y Tino. Ya instalado, conoció a quien sería su inseparable amigo don Manuel Sagastume y a quien sería el amor de su vida y compañera hasta el final de sus días, la señorita Blanca Garza, hija del coronel H. Garza de quien nunca fue de su agrado y se opuso al noviazgo de su hija, H. Garza decía que don Chusito (como se le conocería después) era un típo tirado con honda y que de esa manera llegó al pueblo, que su amada hija sólo sería un juego para él. Así empieza mi historia en el pueblo Atescatempa, siendo el último de 4 hermanos y que llegué a este mundo 10 años después de la pequeña del matrimonio por algún descuido, sin estar en sus planes de tener un hijo más. Mis hermanos nacidos en Yupe y Atescatempa.

A continuación la historia de mis padres, basada en platicas y anécdotas que escuché de niño.


Jesús y Blanca una historia de amor.


Corría el año de 1,938, cuando llegó a un pueblo, ubicado en Jutiapa, un joven secretario municipal, proveniente de Concepción las Minas, Chiquimula. Luego de tomar posesión en su trabajo, precisamente en la municipalidad de aquel pueblo, después de su primer día de trabajo; preguntó en donde podría hospedarse, al lugar lo llevó un compañero de trabajo de la municipalidad; camino para el cuarto a donde pronto viviría junto a su madre, que estaba por llegar, se cruzo frente a ellos un par de señoritas de sociedad de aquel pueblo, de inmediato se despojaron de sus sombreros para saludar a tan distinguidas damas; quedando, el joven secretario, impresionado, con una de aquellas señoritas que paseaban por el parque. 

-¿Quiénes son?  Le preguntó Jesús Ramos a su acompañante, Manuel Sagastume.

-Ni se fije amigo, pues una de ellas es hija de un Coronel, ambas son de la alta sociedad del pueblo y ellas no se fijaran en nadie que no sea de los hacendados del Pueblo.

-Pero, eso no le impide decirme quiénes son, ¿verdad? Le insistió Jesús a Manuel.

Llegaron al lugar, y antes de entrar se voltearon muy disimuladamente y le dio las indicaciones. Se trataba de Blanca y Tulvia, un par de primas, que se llevaban muy bien; como hermanas.

Los días pasaron y el secretario no dejaba de pensar en Blanca, pues creo que se habia enamorado de ella al nomas verla esa tarde freente al parque.

-¿Sigue pensando en ella compadre? Le interrumpió Manuel de sus pensamientos perdidos en las lomas que rodeaban al pueblo.

-Pues sí compadre, no puedo dejar de pensar en ella. Le respondió, tomando en su pecho un profundo suspiro.

-Y ¡si me la presenta compadre! Le pidió a Manuel, con mucha emoción.

-Bueno, con tal de que se olvide de ella..., esta bien compadre, hoy al salir del trabajo la buscamos y se la presento. Acordaron los dos compadres.

Al atardecer, como era costumbre, iban caminando despampanantes: Blanca, Tulvia y Micaela, la hermana menor de Blanca. Se acercaron a ellas y Manuel les presentó con las tres damas, Manuel no pudo esconder su asombró e interés ante la hermosa Micaela. 

Al día siguiente, ambos miraban a las lomas con cara de borregos y suspirando uno detrás del otro.

-¡Es hermosa!. compadre. Le decía uno al otro.

-¡Vaya que lo es! Respondía el otro, cada quien pensando en su respectiva dama. 

Una tarde de esas; Manuel no llegó a trabajar y Don Pedro andaba en su caballo blanco, endiablado.

-¿Qué le pasa a Don Pedro? Preguntó Jesús a su fiel empleado, Tino. 

-No sabe Don Chus, que ¡Don Manuel se robó a Doña Quelita! Jesús quedó frío al escuchar lo que Tino le contaba.

-Ve, que aventajado me salió el compadre, él con sus consejos moralistas y de las clases sociales y se robó a una de las hijas del Coronel. Pensaba Jesús. 

Al paso de los días, tomó valor y le preguntó a Blanca, quien a estas alturas ya no le era nada indiferente, si le gustaría ser su novia, que sus pretensiones eran serias, y que, deseaba desde el fondo de su corazón desposarla. Blanca aceptó, pues tambien sentía que lo amaba. Acordaron que ella le prepararía el terreno con su padre para que formalizara el compromiso, pues Doña Bertha, su madre, seguro le apoyaría, pues no era un secreto que Jesús le era de su agrado.

-¿Qué?  ¿Quée? Le gritaba el Coronel, al escuchar lo que su hija; la segunda, le estaba sugiriendo.

-¡Una hija mía! ¡casada con ése, tirado con honda!... ¡Jamás!... ¡Fin de la discusión! Como todo militar no estaba acostumbrado a otra cosa que no fuera su voluntad.

-Pero Pedro, yo si estoy de acuerdo.

-¿O quiéres que se la robe como hizo Manuel con Quelita?

-¡Nunca aceptaré que mi Blanca se case con ése... que vino quien sabe de dónde. ¡Y no se hable mas! 

A todo ésto Manuel y Quelita habían regresado al pueblo y se habían asentado en la casa de Manuel, lugar en donde se encontraban a escondidas mis padres: Blanca y Jesús.

Jesús llegó un día luego de darle vueltas al asunto y de tomar valor a hablar con el Coronel; este, de manera despectiva lo mando a volar, literalmente. 

Blanca, desesperada por estar junto al amor de su vida con el consentimiento de mi abuela y la ayuda de su compadre y hermana, no le quedo otra más que hacer lo mismo que su compadre... ¡robársela!...

Y desde ese año, 1940, hasta 1994 que mi padre falleció, estuvieron juntos, inseparables y muy enamorados, junto a sus cinco hijos, fruto de su amor...

Para mis amados padres: Jesús y Blanca. dónde quiera que DIOS los tenga, seguro estoy, que se siguen amando como el primer día, de aquel 1,940...


La historia fue parcialmente cambiada para darle el concepto de mis memorias a la lectura.


SergioRaga

3/3/24 

 





















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