viernes, 4 de julio de 2014

Mi chica de Ipanema

-¡Mira, que cosa mas bella, es esa niña!. Eso, me dijo mi amigo Estuardo, cuando la vio pasar.
-¿De dónde salio?, ¡jamas, la habia visto antes!. Le dije asombrado. Pues, ¡si que era muy linda!. pequeñita; pero muy linda. Su cuerpo, torneado en el mejor de los tornos y por un especialista en el ramo, con piel de color de miel, cabellera castaña, y ojos avellanados y de un caminar que era imposible, dejar de verle justo... abajo de su cintura.
-Creo que vive en esta cuadra. 
-¿Qué dices, la seguimos? Me sugirió un emocionado Estuardo y eso hicimos, ella se hacia la desentendida con forme caminaba, hasta que llego a su destino, la tortillería del barrio y luego de entregar su manta, se volteo para confirmar nuestra presencia, nosotros de inmediato nos hicimos los desentendidos. Luego de unos pocos minutos, recibió su manta con sus tortillas, pago y se enfilo hacia su casa, lugar que precisamente queríamos conocer. Ella, se balanceaba como velero en alta mar; pues sabía, que lo que tenía abajo de su cintura, era su mayor atractivo y vaya si sabía explotarlo pues, nos tenia embobados; al fin, efectivamente vivía en la cuadra que Estuardo me habia dicho. 
Nos quedamos, como un par de soldados recuperándonos luego de un  arduo día de entrenamiento, haciendo guardia justo frente a su casa; mudos, pensando y visualizando lo que acabábamos de disfrutar, en ese letargo nos encontrábamos, cuando el Oveja nos devolvió a la realidad, saludándonos.
¿Hola mucha? Y la mano nos dió.
Nosotros le devolvimos el saludo. Él, luego nos pregunto con tono de preocupación, pues ya conocía de nuestra reputación en todo el barrio.
-¿Qué hacen aquí? Su rostro reflejaba un poco de agobio.
-¡Nada! solo pasábamos.  Le dijimos y nos despedimos, éste se quedo en el lugar, parado hasta que nos vio perdernos. Nosotros que lo observábamos escondidos, vimos que luego de perdernos con la vista, se dirigió justo a la casa de Vinda; ese era su nombre lo supe poco después. 
La saludo de beso en la mejía y se quedaron frente a la casa de ella, conversando. Nosotros, desde allí, no perdimos oportunidad para verle de nuevo lo espectacular abajo de su cintura. Perdón, pero era algo increíble, hecho por los mismos dioses del deseo. Allí estábamos, escondidos, cuando Paco nos acompaño en nuestro escondite, diciéndonos
-¿Qué están viendo? mucha.
-¡Mula!, nos asustaste.
-¡Jajaja!. Se rió de nosotros y dirigió su vista, hacia esa personita tan linda que hace un rato habíamos visto pasar.
-¡Están vigilando al Oveja y a mi hermana! Nos dijo. Con asombro, ambos dijimos
-¡Tu hermana!.
-Si, la Vinda. Nos dijo muy orgulloso, pero con el recelo normal de un hermano mayor, que poco a poco, iba asimilando que su pequeña hermana se estaba volviendo en una hermosa y deseada mujer.
-Y, ¿no te molesta que el Oveja este con ella? Le dijo el Estuardo; yo pensé:
-¡Ah, cizañudo!.
-¡Tu madre! Le respondió, Paco y se dirigió justo para su casa. Nosotros nos retiramos, repitiéndonos.
-Vos, ¡era la Vinda! ¡jajaja!
-Pero ¡que buena esta! ¿Verdad?.
-¡Si vos!. -
-Pero, ya le cayó el lagarto del Oveja, ¿verdad? Me pregunto. Conociéndome muy bien.  Yo no muy convencido, por lo que Estuardo me insinuaba no respondí; pero Estuardo me dijo, con tono serio.
-¿Verdad? Entonces, respondí como si me estuvieran agitando de los brazos.
.¡Ah! ¡si... si claro!.
Al día siguiente a las seis de la tarde, estaba parado justo en el mismo poste de siempre, esperando para ver pasar a Vinda y efectivamente ahí venia ella, viéndome de reojo, paso frente a mi con su manta para la tortillería, al regresar, pasaba nuevamente frente a mi y con mucha pena me veía y yo tímidamente la saludaba con mi mano. Justo al llegar a la esquina de su cuadra para entrar y dirigirse a su casa, ya estaba allí  esperándola el Oveja, luego la saludaba y desde allí, me agitaba la mano como indicándome que Vinda ya tenía dueño. Así, pase casi un mes, saliendo a las seis de la tarde, solo para verla pasar y saludarla, esperando que pronto; cortara al Oveja y entonces poder abordarla, sin ser censurado por mis amigos y el hermano de Vinda.
El tiempo paso y mi interés se vio desviado por Bonita, la chica de la cual ya les conté. 
Cuando caí en cuenta, le pregunte a Paco por su hermana, si ya habia terminado su noviazgo con el Oveja y efectivamente si habían terminado yo me puse feliz, para inmediatamente arrepentirme de haber respetado el noviazgo de Vinda y el Oveja; pues, ella habia terminado con el Oveja, porque los padres de Paco y Vinda se habían ido a los USA. Poco tiempo después, Paco se fue con ellos.
Aun hoy, escribiendo ésto, me detengo por ratos a pensar en Vinda, específicamente, abajo de su cintura y es que jamas volví a ver algo tan hermoso y natural, como era Vinda... Hasta la fecha.

A la memoria de mi amigo: Antonio; El Oveja... Q.E.P.D. 






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