domingo, 20 de julio de 2014

Mujeres Maltratadas. 8: La Devolución.

-¡Papá queremos hablar contigo!. De los ojos de mi hija, vi: la angustia, la soledad, el desamor, la decepción. En los ojos de mi nieto, solo vi: la inocencia. De los ojos de mi yerno, vi: la desesperación y el consuelo.
Ellos, en mi vieron: la extrañeza, el presentimiento de algo malo por llegar. 
Luego de que todos observábamos a nuestros sentimientos a flor de piel, cada quien desde su punto de vista. Mi nietecito, irrumpiera al sepulcral silencio, con una de sus niñerías. Les dije.
-Esta bien, sentémonos y, les escucho.
-¡Papá, lo que pasa es... Pero fue interrumpida por su marido.
-Será mejor que hable yo. La tomo del brazo y ella tomándose sus manos, con el nervio saliéndole por los poros y con su hijo sobre sus piernas, ella acepto que fuera él quien me hablara.
-Verá suegro, tenemos un problema que ya hace meses nos tiene en constantes desavenencias y lo de hoy fue la gota que rebalso al vaso con agua. Yo, le veía directamente a los ojos preparándome a escuchar lo peor.
-Decidimos que lo mejor sería, que ella y mi hijo se vinieran unos días a vivir con usted, mientras quiza, con un respiro podamos volver a intentar estar nuevamente juntos. Termino y me vio cínicamente, como esperando mi aprobación y mi aplauso. Yo, en silencio con el seño ceñido, viendo a mi nieto y luego a la desesperada de mi hija, aún sin entender. 
Despues de otros segundos más, tratando de digerir lo que me estaba pasando. Lo vi; al desgraciado a la cara y ésto le dije.
-¡O sea, que en otras palabras! _¡Usted viene a mi casa a esta hora de la noche a devolverme a mi hija y a mi nieto! _¡Como aquel individuo que compra un televisor y después de un tiempo (el que la tienda le permite) usted se aburre de él y llega a devolverlo! _¡Exigiendo el reembolso de su dinero! 
-¡Eso quiere.. señor! Le respondí, con sarcasmo y la vos con el tono muy elevado. Me puse de píe y parándome a la par de mis hijos, le pedí que se largara a la mierda; antes de que le partiera toda la cara.
Éste, salio prácticamente huyendo de mi casa, dejando allí tirados a: Mi hija, mi nieto y sus maletas.
Abrace a mi hija, quien prorrumpió en llanto, dentro mis amorosos brazos, mientras mi esposa quien era una fiel y muda testiga, tomo en sus brazos a mi nietecito, quien ignoraba lo que en su corta existencia le estaba pasando.

Tiempo después, mi hija aún vive conmigo, mi nieto lleva una vida rodeada de amor y ternura, una vida feliz junto a nosotros, mientras que mi hija, trata de rehacer su vida. 
Pues, en este tiempo nos enteramos que el problema por el cual el desgraciado de mi yerno nos devolvió a mi hija y a su hijo; era, porque recien habia descubierto que amaba con todas las fuerzas de su corazón, a su compañero de trabajo.

-¡A maldita marica!... _¡Que tengas suerte con tu nueva vida como gay! _¡Junto a otro desviado y ojala éste no te devuelva con tu madre uno de éstos días! 
-Me alegro por mi hija. pues como bien reza el viejo refrán:

"No hay mal que por bien no venga" 

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