sábado, 26 de julio de 2014

PESADILLA... "No lo leas..."

Era noche y estaba muy cansado, pedí disculpas y me dirigí a mis aposentos, ya adentro de mi recamara, me coloque mi ropa de dormir y a los brazos de morfeo me entregue sin reservas, no me di cuenta, cuando ya estaba profundamente dormido. Pase de un mundo a otro, el cual existe solo en mi subconsciente y esa noche, ésto me paso...

Recuerdo claramente que nos encontrábamos sentados en el comedor, los cuatro: mi señor padre, mi querida madre y mi hermano mayor, al otro extremo me encontraba yo, escuchando su charla, era algo amena y se veían muy bien, mejor que cuando estaban con vida. Mientras los escuchaba hablar de temas desconocidos para mi, algo afuera en el patio, me llamo la atención y mas al darme cuenta de que el radiante sol del medio día, habia desaparecido y las sombras de la oscura noche se habían apoderado de nuestro entorno. Me levante en silencio, para no interrumpir a su interesante platica. Cuando estuve al pie de la puerta que da al patio con el picaporte en mi mano, voltee y ellos seguían ahí, platicando de ese tema extraño para mi, al verlos sonreí, pero ellos no me vieron, los veía como si se tratara de unos muñecos colocados a propósito de tal manera que se vieran entre si y conversaran algo de suma importancia. 
Abrí la puerta que da a mi pequeño patio, pues afuera seguían esos horribles y extraños sonidos, al abrir la puerta mi pequeño jardín, no era; era el enorme patio de la casa de mis abuelos (ya fallecidos tambien). Salí, era de noche, el enorme corredor estaba solitario, todo el mundo seguramente dormía, los arboles del fondo se mecían, casi se fracturaban sus tallos por aquella ventisca, me dirigí a la pila que estaba precisamente ubicada cerca de las caballerizas, recuerdo que mi piel se erizo, no de miedo sino por el frió del ventarrón, que casi arrancaba a los arboles, hice un paneo visual a mi alrededor y... _¿Qué es eso? Pense, volviendo la vista de golpe. Efectivamente, allí entre los arboles, quienes tronaban, como cuando estas quebrando trozos de madera, eran un par de luces muy brillantes, que sobre salían de la oscuridad absoluta, quede inmóvil presintiendo que algo malo vendría pronto, veía a las luces desafiantes, sin temor, como si me encontrara en trance, ellos me veían detenidamente como si me estuvieran estudiando. Yo quería alejarme de ese lugar (por mi feo presentimiento) pero mi cuerpo estaba catatónico, me encontraba paralizado y pegado al suelo, como si fuera de yeso, las luces que resultaron ser un par de ojos, avanzaron hacia mi y cuando se acercaba mas a mi iba apareciendo su forma física, entonces me di cuenta que se trataba de un enorme león, el cual al enseñarme toda su enorme cara y melena en su esplendor, un enorme rugido me obsequió. Me esmere y logre mover mis músculos y salí corriendo por aquel largo corredor de esa finca; corría y sentía tras de mi, la respiracion de la enorme bestia salvaje y tambien sentía cuando sus garras golpeaban a mis pies, tratando de echarme al suelo. Mientras corría lo sentía casi encima de mi, al final encontré una puerta entre abierta y por ella entre, cerrándola, me coloque detrás de ella para impedir que éste la derribara, solo escuchaba sus gruñidos y su respirar; por la separación de la madera y el piso. En eso, ya no se escuchaba nada, pase el pasador y vi hacia adentro del cuarto, por los ventanales superiores entraba una luz muy tenue pero si reflejaban sobre la pared que me quedaba enfrente al enorme felino exhalando de sus fauces una espesa especie de niebla, era su aliento, mientras caminaba algunas tejas se quebraban y caían al suelo. 
Algo me asusto y me puso en alerta, al fondo del cuarto en penumbras vi una ventana, la cual estaba entreabierta, luego busque a la sombra de mi depredador y no estaba, corrí hacia ella para asegurarla y cuando a ella llegue, frente a mi rostro un zarpazo paso, yo empujaba a la ventana pero éste la empujaba contra mi y su resoplo entraba por el espacio que aun faltaba para cerrar a esa ventana, su garra mordí con desespero y éste la extrajo; entonces la cerré. Vi con desesperación, sino habia otra puerta o ventana abierta por donde el animal podría ingresar pero no, todo estaba en orden, caí rendido al suelo. 
Y... En un breve cerrar y abrir de ojos, mis piernas estaban invadidas de enormes tarántulas peludas, las cuales se dirigían hacia mi rostros, me pare y empece a sacudirlas, caían al suelo y de inmediato se subían de nuevo, atareado con ellas me encontraba cuando el techo cedió al peso del enorme animal y éste cayo parado frente a mi, su fauces abrió y de ella babas caían al suelo de tierra, su gruñido espanto a las arañas y a mi. Entonces, corrí hacia la puerta mas cercana, la abrí para salir de esa habitación, pero a sus colmillos sentí en mis camotes (piernas), aun tirado desde el suelo pateando a su cara, logre entrar en esa nueva habitación; cerrándola como pude y escuche un enorme rugido, encolerizado por haberme soltado. 
Al ponerme de pie, ya no habia puerta, era un muro enorme, al cual a mi vista le costaba visualizar que habia a su final; del muro colgaban unas enormes cortinas de terciopelo rojas, me enmarañe con ellas y si que me costo salir de entre ellas. Cuando lo logre, al piso fui a dar. 
Al levantar mi vista, unas gradas, las cuales daban a un atrio, eran redondas y enormes, la vista eleve, me encontraba en una enorme, vacía y silenciosa iglesia; al frente mio, en la enorme pared, una figura del Cristo Crucificado colgaba, con mucho respeto me santigüe, al finalizar, el cristo, quien tenia su cara recostada sobre uno de sus hombros, vi como sus ojos se movieron lentamente hacia mi, luego con mucho esfuerzo tratando de despegar el rostro, la estatua se volteó hacia mi y una sonrisa me dió, me levante lentamente y con mi vista en el suelo, salí de allí y me introduje en un pasillo, mientras caminaba por él; todos los santos gigantes que yacían en ese interminable pasillo tan silencioso y en penumbras, giraban sus ojos, viéndome caminar entre ellos y conforme pasaba frente a ellos, con gran esfuerzo sus rostros movían para seguirme los pasos, luego de unos instantes interminables, llegue al final de ese largo pasillo, busque entre las cortinas aterciopeladas alguna salida y con una puerta de ascensor me tope, presione una de las teclas, la de la flecha que indicaba bajar y espere a que el ascensor llegara por mi; mientras, en mi espalda sentía una enorme presión y no quería voltear, pero el ascensor nunca llegaba, que toco que voltear y, lo que vi me aterro (...) ¡Si! Las estatuas se habían despegado de las enormes paredes y de una manera indescriptible hacia mi se dirigían, menos mal que el pasillo era enorme como la iglesia. Al final, del ejercito de: Santos, de la Virgen, de los Soldados Romanos, se veía que, Cristo caminaba de ultimo (...) Lo aterrador era que eran enormes, me sentía como la serie "Tierra de Gigantes" y yo, era el hombrecito. Cuando las estatuas de concreto estaban a casi a un metro de distancia, escuche el clásico timbre del ascensor, indicando que habia llegado y la puerta se abrió. 
De inmediato entre en él y oprimí a cualquier botón, pues lo que deseaba era que éste se cerrara, al fondo del ascensor me encontraba cerca de los espejos, mientras la puerta se cerraba alcazaba a ver solo los pies y sotanas de aquellos enormes santos. Al cerrarse las puertas del ascensor, una musica se dejo oír, eso me relajo por unos breves minutos, vi la botonera y me encontraba en el piso ciento diez.
Oprimí, el sótano uno, no se porque. Y entonces el ascensor empezó a descender yo veía pasar luz y sombras en el vidrio de la puerta del ascensor, mientras este bajaba. Me vi en el espejo y a mi cabellera arregle, fue en ese momento que se escucho como los cables se rompieron, claramente escuche cuando éstos dieron contra el concreto y la luz del ascensor se apago; quedando atrapado en un espacio de dos por dos metros, en total oscuridad, y mi estomago sentía la velocidad en la que ahora caía al vació; sentía, como si flotara y de pronto flotaba a medio ascensor, viendo como las sombras y luces pasaban a una velocidad que se volvían una, ya estaba casi pegando con el cielo del ascensor, cuando escuche el timbre del mismo y éste se detuvo cayéndome al piso. Abrió entonces sus puertas. 
Me pare y asome mi cabeza afuera del ascensor, me encontraba en un enorme centro comercial. Salí muy confiado, pues habia miles de personas comprando en él, al salir del ascensor, sentí alivio. Alivio que no duro mucho, pues entonces escuche unas ráfagas de metralletas, la gente corría despavorida; por doquier: gente ensangrentada por los suelos, otras corrían en estampida y sobre los caídos pasaban encima de ellos, a mi me rebotaban de un lado a otro, en una de esas me aventaron en un cuarto, caí tirado boca abajo, sentía como las personas pasaban sobre mi cuerpo, yo me protegía mi cabeza. Cuando ya no sentí nada, levante mi cabeza y al final de los pasillos, con un caminar tardo, venían a donde me encontraba; eran las enormes estatuas de la iglesia, que me habían encontrado, me puse de pie y corrí, me tope con otra puerta, pero, antes de abrirla vi para mi espalda y si, ellas venían por mi, esta vez traían sus rostros molestos, enojados. 
Abrí la puerta, y tras mio la cerré, sentí como mis pies se hundían en un barro lodoso, al levantar mi vista estaba en campo santo, un cementerio, pues muchas cruces emanaban del suelo, quise quedarme en esa puerta por un rato, pero atrás de mi persona venia un entierro; la puerta ya no estaba. Me empujaban para que los acompañara, todos venían de negro con cirios y flores en sus manos y los lamentos eran ensordecedores, yo caminada y de pronto me vi entre toda esa gente hablaban de la matanza del centro comercial. Al llegar al lugar en donde enterrarían a la caja mortuoria, vi el agujero, no eran tres metros, era algo mas profundo, era casi un túnel, vi cuando la caja la colocaron para luego allí depositarla.
¿Quién iba adentro? Era (...) ¡Yo!. Mientras bajaban al féretro conmigo adentro, volví a estar catatónico y mudo, mientras bajaba me dije. _¡Pero éste es un sueño, una pesadilla! Voy a despertar y me esforcé por despertar; pero lo logre, allí estaba sobre mi cómoda cama, con el pecho que casi se me abría, por mi agitado corazón. Vi que mi esposa estaba al lado mió, quise moverme para pedirle un vaso con agua, pero ni el mas pequeño de mis músculos obedecían a mi cerebro, no podía moverme, los únicos que se movían eran mis ojos y solo escuchaba el ronquido de mi amada compañera. Pero, ¡Esperen eso no es un ronquido! y efectivamente no eran ronquidos, eran gruñidos, sobre mis dilatados y asustados ojos fue apareciendo el enorme león,  quien jugaba conmigo, arremetiendo contra mi cara para luego volver a gruñir. Sobre mi pecho sus enormes patas, yo sentía como sus garras iban penetrando en mi débil pecho, luego su cara me vio nuevamente y con feroz odio y hambre se abalanzo sobre mi cabeza. Entonces, grite y me senté, mi cuerpo estaba empapado con un sudor frío y húmedo, por mi frente resbalaban gotas de sudor.
-¿Amor?.. 
-¡Tuve una horrible pesadilla!  
-¿Puedes traerme un vaso con agua? 
-¡Mi amor! ¡mi amor!. Al no contestarme la agite con mi mano, sentí cuando despertó y se volteo para conmigo.  
-¡Cielo! 
-¿Qué pasa? Pregunto. 
-¡Tuve una pesadilla! Le contaba con mis ojos cerrados, aun me encontraba acostado boca arriba pero lo que mi esposa me contestaba era simplemente 
-¡Cielo!... ¡Cielo!... ¡Cielooo! 
Abrí mis ojos y sobre mi, moviéndome una calavera con una larga cabellera, yo gritaba sin emitir sonido y aun catatónico, solo escuchaba a lo lejos 
-¡Cielo! ¡Cieelooo! Abrí mis ojos y esta vez si era ella, mi esposa. 
-Creo que tienes una pesadilla. 
-¿Quieres un vaso con agua? Sentí un alivio, al ver a mi esposa salir del cuarto por mi vaso con agua, esperando estaba a que regresara, cuando sobre mi se abalanzo el enorme león... Me senté con un grito en mi boca, esta vez si habia despertado.
¿Qué paso?... 
-Nada, duérmete. Le dije, ya desmoralizado. 
-¡Solo tuve una pesadilla! Le dije.
-¡Que malo! me contesto somnolienta.
Se volteo y se dejaron oír sus ronquidos. Yo, me levante a buscar mi vaso con agua, luego de tomarla, me dirigí al baño, pensando. 
-¡No volveré a cenar eso tan pesado! En eso, se dejo oír... 
A mi orina chocar contra el agua del retrete, luego de un bostezo regrese a mi cama y, repensé en dormirme. Pero, apenas eran las tres de la madrugada. Me dije: 
-Ni modo, morfeo halla voy. Me voltee y, no recuerdo cuando quede profundamente dormido...




   

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