domingo, 20 de julio de 2014

SEÑOR PRESIDENTE

-Me siento frustrado, decepcionado, traicionado; como empresario que soy. Nunca imagine, que a alguien a quien conozco de mucho tiempo atrás y, que le iba de la patada. Un día se acerco a mi, a solicitarme ayuda, pues la situación para él, ya era insoportable, era insostenible. Pues, llevaba años buscando un empleo; pero nadie lo quería emplear, pues todos lo conocían y por ello le daban la espalda y las puertas le cerraban. Pues, su hoja de vida era muy débil y no se ajustaba para el tipo de empleo que el deseaba.
Me compadecí de este personaje y lo invite para que me presentara junto a su hoja de vida un plan de trabajo. Y, con ello ver la viabilidad de permitirle trabajar en una de mis empresas, que estaba por abrir. 
Efectivamente, su hoja de vida, dejaba mucho que desear; pero su propuesta de trabajo era insuperable, era utópica; con ella me garantizaba el éxito en mi nueva sucursal. Atraído por todo, por ese proyecto jamas presentado por alguno de mis ejecutivos, de mis mejores gerentes, en todas mis empresas. Me vi tentado, pues bien seguro estaba de que si ese plan se echaba en marcha, me posicionaría en la cumbre de la competencia y muchas fuentes de trabajo serían posibles; además, mejores prestaciones para el resto de mis empleados en todas mis empresas y de gastos colaterales (en salud, seguridad, infraestructura, educación, etc.) ya nada de eso. Por el contrario, esa erogación innecesaria seria para mejoras a mis empleados y reglas justas a mis competidores. A pesar de haber tenido experiencias devastadoras con personajes como éste, a los que alguna vez tambien les tendí la mano, tome la decision de apoyarlo y entregarme de lleno. Entregarle por completo mi futura empresa. Así, que como viejo zorro que soy, me di a la tarea de investigarlo, para ver si era posible que llevara a cabalidad lo que me habia ofrecido, dado que era contradictorio lo que me ofrecía, con lo que su hoja de vida indicaba.
Pregunte a personajes del gremio y a personajes importantes, que ya antes habían tenido al igual que yo, experiencias negativas con personas como ésta y todos convergieron en lo mismo: _Que no debía de arriesgarme a entregarle todo lo que estaba por darle. _Que tuviera paciencia, pues algún día aparecería alguien idóneo para dicho trabajo. Todos fueron honestos conmigo, pero yo estaba cegado con ese proyecto de trabajo tan ambicioso. Que pensando, de que a los que habia acudido para solicitarles su opinión y apoyo, solo trataban de engañarme para que yo lo desechara y entonces ellos, tomar ese proyecto tan ambicioso y hermoso, con el cual todos solucionaríamos nuestras mas básicas necesidades y que las utilidades de mis empresas estarían aseguradas y, que en un futuro irrefutable, pronto tendríamos de todo. 
Lo llame y luego de entrevistarlo personalmente, con esa labia y fluidez de palabras que él poseía, me ofrecía verbalmente una utópica realidad, que a mi me tenía como hipnotizado y fue en ésta reunión, que me convenció finalmente, que el puesto le dí. 
Tomo posesión a su cargo y a trabajar se dedico, pero de lo que me habia ofrecido, tanto verbal como en su proyecto, nada cumplía. Como a cualquier otro de mis empleados lo llame y una explicación le exigí, éste con la labia que lo caracterizaba, me envolvió de nuevo y me indicó que con el presupuesto asignado, no era suficiente para llevar acabo el ofrecimiento que me habia echo. Yo le creí una vez mas y mas dinero le di. 
Hasta que llego el día en que, a la banca rota me llevo y a mi empresa quebró.
Yo con las ultimas fuerzas, tanto de mi cuerpo como legales, que aún me quedaban y como su patrón le exigí, recordándole que él no era, mas que otro empelado mio, y que lo que me estaba haciendo no se valía, que se recordará cuando me rogaba por una oportunidad de trabajo la cual todos le negaron y que yo de incauto se la di. Que no era justo que ahora me estuviera devolviendo andrajos, luego de las riquezas que en su manos deposite y que ahora, aquel hombre sencillo, con ropa humilde, que se movilizaba en transporte público, me estaba dejando en las condiciones en las que yo le conocí. Y que él, ahora era lo que yo fuí, cuando todo el poder y mis riquezas le entregué.
Por ello, me siento frustrado, golpeado, traicionado, ultrajado, pues, nadie mas que yo tiene la culpa, de estar como estoy. Pues, yo fuí quien lo puso donde ahora se encuentra y que sin descaro, sin vergüenza, me ha despojado de todo lo que me pertenece. Y que con mi fortuna, ahora él a sus nuevos amigos saluda. 
Ya no tengo el poder para bajarlo a donde yo lo senté. No me queda otra que empezar a reconstruir mi imperio, de la nada como ya una vez lo hice, con mucho trabajo honesto y honrado. Pues, hasta mis empleados a quienes antes yo muy bien los tenia, están ahora sufriendo los vejámenes de usted. Ahora no nos queda mas que, esperar a que de ese trono, baje usted... ¡Señor Presidente!.






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