lunes, 25 de agosto de 2014

Bohemios

_Nuestro amor para ti solo fue un juego y en esta mano yo perdí, te veo muy feliz. _¡Vaya que suerte la mía!  _Y, sigue tranquila ni siquiera me veas de reojo por la calle, pues no te guardo nada de rencor; al contrario, pues de ti recibi las noches mas dulces y de un alto placer. _¡Ahora soy libre!... _¡libre de ti! _ Pues junto a mi, vive conmigo una gran mujer, que me llena de amor.... ¡Que viva ese amor!
Esto gritaba Pedro, al fondo de la cantina, junto a sus bohemios amigos. 
Mientras que al otro lado, otro bohemio se ahogaba en alcohol y al escuchar a su compañero de cantina, trastrabillando se puso de pie y entonces grito.
_¡Amor perdido! _¡Vive dichosa quiza otro te de esa riqueza que yo nunca tuve ni tendré! _¡Tu vives buscando con quien jugar! _¡A quien su sueldo bajar! _Siempre esperando encontrar a alguien lanudo... y eso, ¡te hace feliz! 
_¡Vive tranquila con el que de turno estés, si él como yo, en un lugar como éste te encontró... _¡Que viva el placer!... ¡Amigos!
Levanto su copa, con su mano temblorosa; bañando con el alcohol a un perro que pernoctaba en ese lugar.
_Vengase para acá amigo. Le dijo Pedro al otro bohemio. 
_Parece ser que usted habla de la misma mujer de la que yo me libre.
_Seguramente amigo, solo que a mi me esta costando mucho olvidarme de ese amor traicionero, de quien según me dicen, que ahora vive mejor sin mi. _¡Salud amigo!
_¡Sírvanle otro a nuestro amigo, para que logre sacar de su corazón a esa ingrata; que le gusta jugar con nosotros, los tontos que creemos que una vieja con buenas curvas se puede burlar de nosotros.
Le sirvieron su trago a Poncho, quien ahora lloraba en brazos de Pedro, mas de la borrachera que de dolor y juntos se apartaron a una mesa para seguirse consolando, mas bien, para que Pedro, quien ahora tenia a una buena mujer lo consolara a él. A Poncho.
Luego de repetir por horas a la misma canción en la rockola: "Amor perdido" 
en coro cantaban las notas de aquella vieja canción a todo pulmón, uno lloraba, mientras que el otro simplemente abrazaba a su recien conocido y ahora amigo de cantina.
Cuando en el reloj dieron las doce, luego de que Poncho se quedara por unos minutos dormido sobre la mesa y Pedro acariciara a la cabeza con pocos pelos y alborotados de Poncho. Pedro se sobo sus colorados y alcoholizados ojos, cuando a esa cantina entraron una pareja de enamorados bien abrazados. Se trataba de Chelo y un fulano. Pedro, quiso despertar a su amigo, pero se aguanto un poco y simplemente se concentro en observar a la pareja.
Chelo, una  guapa mujer, de unos treinta y tantos años, con una minifalda de lentejuelas rojas, al sentarse y cruzar sus piernas, se le podían ver hasta los mas oscuros pensamientos  que entre esas dos piernas guardaba. Mas arriba, un par de enormes senos, naturales, que se abalanzaban sobre su presa quien, cuando podía se hundía entre ellos. Mientras ella veía a su alrededor buscando a quien sería su próxima victima, su cabellera negra le rosaba sensualmente a sus hombros,  sus pestañas postizas, enmarcaban a un par de ojos verdes, su respingada y fina nariz, caía sobre unos carnosos labios, pintados de color rojo, el mas rojo que encontró, sus delicadas manos que entre sus delgados y alargados dedos, con enormes uñas, señal de alguien que no hace absolutamente nada; sobre salia un cigarro, del cual un humo en forma de serpiente se perdía en el techo del bar, con ella otro bohemio cincuentón, cuya mujer lo esperaba en su hogar con la pena de saber en donde andaría a esas horas de la noche. 
Chelo, pidió al mesonero una botella del mejor tequila del lugar, el cual, mientras el esposo abnegado se lo bebía, ella tomaba un poco y el resto lo arrojaba al piso. Cuando éste ya se encontraba un poco mareado por los tequilas y la falta de oxigeno en su cerebro, debido al tiempo que se mantenía sumergido entre los dos hermosos y enormes senos de Chelo, mientras éste se entretenía con ellas, Chelo aprovechaba para extraerle de su bolsillo su billetera, una muy gorda, con la quincena adentro de ella.
Con un salud, entre sus labios se despertó Poncho, entonces Pedro le tapo la boca con una de sus manos, mientras que con la otra, le hizo la señal de silencio. _¡Shhhhh!
_¿Qué pasa amigo? Dijo Poncho muy quedito; entonces, Pedro le señal a la mujer. 
_¡Mi Chelo! 
_¡Ahora ya no es tu Chelo!... es la Chelo de ese pobre tipo... a quien debemos ayudar amigo.
_¡No!.. ¡Que se lo lleve la chingada, como a ti y a mi! 
_¡No! _¡Si alguien me hubiera ayudado no habría sufrido tanto! 
_¡Tienes razón Pedro! 
Chelo le dijo al pobre incauto: _¡Voy al baño mi amor!  _¡Ya vuelvo! 
Mientras Chelo se dirigía al baño, éste siguió bebiéndose el tequila. 
Entonces Pedro y Poncho, se pusieron de pie y se dirigieron a la mesa de su ahora amigo, estuvieron con el  unos pocos minutos; éste, incrédulo de lo que ellos le hablaban. Entonces Pedro le dijo: _¿En dónde esta tu billetera amigo?
_Esta... ¡Justo aquí! Dijo el tipo, pero nunca encontró a su billetera, se habían largado juntos, Chelo y su quincena con ella. Mientras, Chelo se escabullía por una puerta que daba a un callejón, atrás de la cantina, lugar que solo conocían algunos empleados del lugar y que Pedro habia descubierto cuando fue victima de Chelo.
Chelo salio del callejón y al salir de ahí, se topo con Pedro y Poncho.
_¡Pedro! Dijo Chelo asombrada. _¡Mi amor cuanto tiempo sin verte! Entonces, dijo Poncho _Y, ami no me recuerdas amor.. 
_¡Poncho!.. no sabia que eras amigo de Pedro. Dijo un poco nerviosa y siguió con esto. ¡Debemos de celebrar que nos encontramos! _¡Yo invito! 
_Pero... ¡Vamos a otro bar! Los tomo del brazo y en medio de los dos bohemios se coloco.
_¡Que felicidad ver a mis dos entrañables amores! Cuando termino de decir esta otra mentira, se paro frente a ellos el tercero en discordia, el ultimo tipo de la lista.
_Y... ¡A mi no me vas a invitar mi amor! 
_¡A usted no lo conozco señor!... 
Colocándose atrás de sus antiguas victimas, Pedro y Poncho. Les pidió que la protegieran de ese extraño, quien seguramente los quería asaltar. 
Entonces Pedro Y poncho, se colocaron a la par del tercero y le dijeron a Chelo. _¡Queremos presentarte a un par de buenos amigos! Frente a ella y a la par de los tres bohemios, un par de policías; quienes luego de colocarla contra la pared y de agasajarse al registrarla, encontraron entre otras cosas, la billetera de su último acompañante, con la quincena adentro.
Ya Chelo esposada la subieron a la patrulla y después de éste, agradecerles a Pedro y Poncho, lo que habían echo por él y su familia, les agradeció y a un trago les invito; pero Pedro le dijo.
_Ya es suficiente por hoy amigo... sera en otra oportunidad... mejor lo acompañamos hasta su casa, no sea y lo asalten con tanto dinero. 
¿Por dónde vive usted?
Y se retiraron camino a la casa de su nuevo amigo de bohemiada. 
Cuando éste llego a su casa, al acercarse a la puerta, esta se abrió y de ella salio la esposa engañada.
_¡Viejo! ¿Estas bien, no te paso nada? _¡Estaba preocupada de que te hubieran asaltado, pues hoy es quincena!
_Pues.... gracias a estos dos amigos, recupere lo perdido vieja. Ella les agradeció y a un café les invito. 
Entraron a la humilde casa, mientras por las calles sonaban las sirenas de patrullas y ambulancias... En un viernes, como cualquier otro en la gran ciudad.  




inspirada en la canción: amor perdido 

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