jueves, 7 de agosto de 2014

COMO ME LO CONTARON... TE LO CUENTO

Una nueva serie de historias... "Como me lo contaron te lo cuento" Espero te entretengas, al leer estas historias de la vida real...

El Catedrático Universitario

Miguel, era un profesor, en una universidad privada muy prestigiosa en mi país. De profesión: Mecánico; trabajo con el que habia costeado su carrera universitaria. Luego de graduarse en la facultad de Ingeniería, opto por una plaza de auxiliar en el área común de la facultad. Con el tiempo, llego a ser titular de la cátedra, de la cual fue auxiliar, por varios años; aunque la universidad le daba un estatus superior al del taller de mecánica; Miguel, nunca cerro su taller. Por el día lo atendía, mientras que por la tarde noche se desenvolvía como catedrático universitario, en la Facultad de Ingeniería. 
           Un día, acudió un joven con su carro moderno, al taller de Miguel, por un servicio mayor y fue Miguel quien lo atendió. 
-¡Buenas joven! ¿En que le podemos servir? Le pregunto Miguel, muy atentamente al joven, éste de manera despectiva, le respondió, indicándole a lo que habia llegado al taller mecánico. Miguel, le pidió que le dejara el auto y que regresara en el tiempo que él se tardaba en hacerle el trabajo, a lo que el joven, por desconfianza se negó  y prefirió esperar a su auto; mientras que el joven esperaba, le hizo de manera despectiva, algunas preguntas al mecánico.
-¡Vos y esta mierda te da para vivir! Miguel, asombrado de la insolencia del joven, bien vestido. Le respondió.
-¿De qué mierda me hablas? El otro altanero, le respondió
-¡De esta tu mierda de taller! 
-¡Ah!... ¿Te refieres a mi trabajo?... Pues, si me da para comer.
-Si, porque vos seguramente, ni siquiera a a sexto primaria has de haber llegado. Le dijo el joven, mientras encendía un cigarrillo, con un encendedor muy caro. 
Miguel, continuo con su trabajo sin responderle.
-Ademas, ya estas viejo para poder seguir estudiando, asi que acostúmbrate a lo que esta mierda te de, hasta que muras. Entonces Miguel le respondió a su altanería con ésto.
-Y, ¿vos ya te graduaste?
-Pues si, estudio ingeniería en la universidad. Casualmente, era la misma universidad en donde Miguel trabajaba como catedrático.
-¡Que bien te felicito! Así, continuo la platica, el joven agrediendo al humilde mecánico y Miguel respondiéndole educadamente a sus preguntas. 
Los empleados de Miguel, le sugerían que se cagara en él, pero el nivel académico de Miguel, lo mantuvo adentro de la cordura.
         Al paso de las semanas; una noche en la universidad, Miguel terminaba de dar una de sus clases y al salir del aula se topo con el insolente del joven que lo habia visitado a su taller. Miguel, al percatarse que se trataba del mismo joven, quien encendía un cigarrillo en ese momento; se acerco a él y tomándolo del brazo; le dijo.
-¡Hola! ¿Cómo estas?... ¿Me recuerdas? El muchacho, tenia frente a él a un Miguel bien trajeado, sin una gota de grasa en su ropa y su piel, por lo que el mal educado del muchacho, no lo reconoció.
-Disculpe amigo pero no lo conozco. _Debe de estar equivocado. Miguel lo vio detenidamente y luego de esbozar una sonrisa, agrego.
-Me llamo: Miguel Osorio, soy ingeniero y soy catedrático de esta facultad; quiza muy pronto sea tu catedrático. _Digo, si logras ganar los cursos pre-requisito.
-¡Sin dudarlo ingeniero! _¡Muy pronto seré su alumno! 
-Pero, ¿porqué me pregunto si lo conocía?
-Porque, hace unas semanas, llegaste a mi taller de mecánica a que le hiciera a tu carro un servicio mayor.  _¿Me recuerdas ahora? El joven lo vio detenidamente. 
-Pues, si recuerdo haber llevado mi carro a un taller, pero la persona que me atendió... ¡No pudo ser usted!
-Si, ¡soy yo! _Y, como ves, ademas de aquella mierda, tengo este otro empleo por lo que no me quejo. _Aparte de eso, aquella vez no te respondí, pero si gane el sexto grado y mucho mas... ¿No crees? 
-Y, lo hice mucho antes de llegar a la edad que tengo ahora... _¡Que a propósito no soy tan viejo como pensaste! 
-Y, como no tengo vicios, quien sabe si tu llegues a mi edad.  _Pues, veo que aparte de ser un altanero, maleducado y engreído, fumas mucho. El joven, arrojo el cigarrillo y al darse cuenta que definitivamente si era el mecánico sucio y humilde; se disculpo muy sumisamente con él.
      El ingeniero Osorio, acepto sus disculpas, no sin antes decirle: 
"Que no debía de juzgar a nadie, por humilde que este fuera, ni por lo que la persona hiciera, pues uno nunca sabe en realidad con quien esta hablando. Agrego lo siguiente: Podrías estar humillando a un millonario sin saberlo, o a alguien importante y, que tal ves podría ser jefe de tu padre o alguien mejor persona que tu y lo peor, que esa persona humilde a la que estabas humillando, podría después... tener a tu futuro en sus manos".
      El joven, se avergonzó y se esforzó por que le perdonara su altanería.  Desde ese día, todos los familiares y amigos adinerados del joven, visitan el taller del Ingeniero Osorio. El muchacho, ahora le tiene un gran respeto y admiración a su catedrático universitario y mecánico de cabecera. 















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