jueves, 21 de agosto de 2014

EL CANCER DE CARLOS

Para una reunión familiar, mi hermano llevo a nuestra casa a Carlos, él entro en el seno de nuestra casa, siendo un tipo muy tímido, el cual a todos nos cayo muy bien, pero algo habia en Carlos, que no podíamos evitar observarlo, no lo hacíamos con morbo, era otra cosa, era algo que él tenía en su semblante, que nos llamaba la atención y que a él no le importaba. Sentado en un rincón de nuestra casa, solo esbozaba alguna tímida sonrisa cuando escuchaba de nosotros, algún chiste.
Lo que nos llamaba la atencion de Carlos, era que su rostro estaba muy pálido, y su semblante era el de una persona demacrada y triste. Luego de varios whiskys, Carlos iba cambiando, se iba transformando en otra persona, una mas comunicativa, mas bromista, pues, hasta se atrevía a contar un mal chiste, a lo que todos se lo celebrábamos por educación. 
Al día siguiente, durante la cena, todos nos veíamos las caras para ver quien se animaba a preguntarle a mi hermano porque su nuevo amigo, ¡era tan pálido! Como si se tratara de un vampiro inapetente. Por fin, mi madre que siempre se caracterizó por no tener pelos en la boca, le lanzó la pregunta a mi hermano; todos volteamos hacia él, para escuchar su respuesta, éste siguió comiendo y hasta que trago sus alimentos nos respondió, de una forma tan natural.
_¡El paliducho de Carlos esta blanco porque tiene cáncer!... _¡Leucemia! Y, siguió comiendo. Todos nos sentimos muy mal, a todos nos afecto la noticia tan triste, al escuchar lo que mi hermano nos acababa de contar y mas, de la manera tan insensible de expresarse. 
Mis padres le llamaron la atención, a lo que todos estuvimos de acuerdo, pero mi hermano ésto nos contesto.
_Vean, a Carlos no le gustaría que nosotros le tuviéramos lástima... _Ni él se la tiene... 
_Y, desde que nos presentaron me hizo la salvedad de que no me compadeciera de él, pues eso lo deprimía... _Me pidió que lo viera, como otro amigo mas que esté completamente sano... Y, concluyo: _¡Algunos me dicen de apodo: El Paliducho!
Nosotros, siempre seguimos viendo a Carlos con reserva, aunque hacíamos lo posible de que él no se diera cuenta. A veces nos asustaba, pues llegaba a nuestra casa con su rostro cambiado, con el color natural en su piel. 
Una de tantas veces, quiza nos descubrió y esto nos dijo: _¡Me acaban de hacer una transfusión, por eso me ven rosado! Y rompió en risas. Nosotros nos sentimos incómodos, pues no sabíamos como lidiar con una personaje así.
Con el tiempo y la confianza ganada, supimos que Carlos estaba desahuciado, y que pronto moriría, pero que eso no lo asustaba y por ello vivía la vida ¡al máximo!
Una tarde, llego Carlos a buscar a mi hermano y mi madre le indico que estaba en su cuarto; ahí nos encontrábamos mis hermanos y yo. Carlos entro y a todos nos saludo, luego le dijo a mi hermano _¡Macho choco, nos echamos unas cervezas! 
_Con que dinero si no tengo empleo y a vos te acaban de despedir del tuyo. Carlos simplemente se carcajeo y luego nos contó porque lo habían despedido.
_Fíjense mucha, que como saben yo era cobrador motorizado... _Pero un día llegue tarde al trabajo y el jefe me despidió... _Yo, que todavía tenia unas tarjetas de cobro en mi poder, me lleve al Macho Choco y nos fuimos a cobrar....
_Algunas personas no tenían ni para comer, entonces nos daban lo que podían y luego rompíamos su tarjeta, aunque su deuda fuera casi la total. Y así, estuvimos en un desmadre hasta que algunos terminaron de pagar y a otros nunca les cobramos, saliéndoles gratis la mercadería. Todo ésto, mientras nos lo contaba se moría de la risa. Nosotros, pensábamos cada uno en silencio. ¿Cómo era posible de que alguien desahuciado, viviera la vida tan feliz? Y le admirábamos su valentía.
_Bueno Choco, vamos o no a chupar. Le repitió a mi hermano.
_¿Con que pisto Paliducho? Le dijo mi hermano, tumbado en su cama y molesto. Pero, Carlos le respondió.
_Me acaban de dar mi medicina en el seguro social y la vendí en una farmacia; asi que, tenemos dinero suficiente para ponernos a verga. Y se rió. Mi otro hermano, lo regaño por lo que habia echo, pero Carlos le respondió: Que pronto moriría, porque su enfermedad no tiene cura y que la poca vida que le quedaba la quería disfrutar. 
Mi hermano salto de la cama y a una cantina se fueron, siempre terminaban hasta atrás, de borrachos. Lo único malo de Carlos, era que cuando se emborrachaba, éste se volvía muy violento.
Pasó el tiempo y un día Carlos llego a la casa, nos encontró cenando y se sentó con nosotros a comer. Carlos, vivía con una hermana, pues sus padres, hacia tiempo que habían muerto y para él, su familia eran: su hermana y nosotros; que le habíamos tomado una gran cariño, en especial mi madre. Esa noche, mientras cenábamos, nos compartió un secreto.
_Fíjense familia, que mañana iré a visitar a un brujo. (Éste, era un famoso yerbero al que le llamaban brujo, porque era muy efectivo con sus tratamientos) Era un famoso curandero que queda por la Roosevelt. 
_Dicen que a curado a muchos con mi enfermedad o por lo menos les ha alargado un poco mas el tiempo de vida.
_Esta bien Carlos, haga la lucha, pero no deje sus medicamentos que le da el seguro social. Le aconsejo mi madre, a lo que mi hermano dijo.
_Si Carlos, aunque ya no tengamos dinero para chupar ya no permitiré que sigas vendiendo tus medicinas.
_Esta bien, se los prometo. Dijo un resignado Carlos.
Luego de varios días, Carlos regreso y mi madre le pregunto si habia ido a visitar al brujo y este le dijo: Que si, que ya estaba con el tratamiento. Mi madre, que era médico, con la curiosidad de un doctor, le pregunto:  Qué le habia prescrito y, Carlos nos contó.
_Pues, todas las madrugadas, a eso de las cinco de la mañana, me levanto y hago un mi cóctel. (Ésto, es lo único que recuerdo de ese famoso cóctel) 
_Machuco unas cebollas, unos ajos, un manojo de rábanos, le agrego jugo de limón, y a eso le agrego unas gotas de un menjurje que él me dió. 
_¡Todos los días! Le contó Carlos a mi madre con una cara de asco, de alguien que casi vomita.
          El tiempo transcurrió y un día Carlos llego a nuestra casa a darnos la noticia de que en el seguro social; lugar en donde le hacian las transfusiones de sangre y donde lo habían desahuciado, dándole unos pocos meses de vida. Lo daban como caso concluido, un héroe mas, a la lista de los vencedores del cáncer. 
          Mucho tiempo después, Carlos se casó y procreó a dos hijos, quienes hoy día son unos adultos de bien, con sus propias familias y sanos. 
          Pero, Carlos no tuvo la suerte de ver ésto, pues lamentablemente Carlos murió... 
¡No de cáncer!.. Recordaran, que les dije que cuando Carlos tomaba licor le cambiaba la personalidad por completo y pasaba de ser un hombre tímido a uno muy agresivo... y, fué ésto lo que mato. 
En un bar, cerca de su casa, al llegar del trabajo, Carlos paso a una cantina de mala muerte, y estando allí, se emborracho y se peleó con unos maleantes; éstos, luego de ese pleito, cuando Carlos salio bien borracho para su hogar, lo siguieron y a una cuadra, antes de llegar a su casa... ¡Lo asesinaron!

           Carlos, quien venció a una de las enfermedades mas asesinas de la historia de la humanidad, no murió a causa de ella. Aunque a Carlos, lo habían desahuciado lo que lo mato fueron, sus vicios y su temperamento, su manera de vivir la vida, esa que él encontró cuando pensó que moriría de cáncer. Aunque su muerte, si hubiera sido de cáncer, habría sido horrible. La forma en Carlos murió fue peor, que si hubiera muerto por su cáncer ya vencido... 
Carlos, ¡murió asesinado por unos insociables, los cuales lo degollaron con unos cuchillos todos oxidados!


A la memoria de mi hermano Carlos, El paliducho Q.E.P.D    

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