viernes, 12 de septiembre de 2014

EL SUBTERRANEO

Para ese día habían anunciado que el subway estaría cerrado para los usuarios, por mantenimiento. Las calles de la gran ciudad se congestionaban por esos trabajos. Los usurarios pidiendo que no se fuera a prolongar mucho tiempo, pues era un servicio indispensable que ayudaba con el descongestionamiento de la gran ciudad.
_¡Por acá señores! Gritaba el capataz de mantenimiento, ordenando a sus hombres en cuadrillas. Al fin llego con Juancho y Pancho y, ésto les indicó.
_Lo siento señores, pero a ustedes les ha tocado esta estación; lamento no tener mas hombres para que les ayude. _¡Se que ustedes solos sacaran el trabajo! Juancho y Pancho, resignados tomaron sus herramientas de trabajo y se dirigieron a la puerta de servicio que los llevaría al oscuro y frió túnel para realizar los trabajos.
_¡Vos Pancho! ¡dicen que en esta parada del subterráneo espantan!... ¿será cierto vos?
_¡Cállate vos! esas son muladas nada mas.
_¿Sera vos? Le preguntaba un asustado Pancho a su amigo de infancia.
_No sigas jodiendo, pues me vas a poner nervioso. Llegaron al lugar y empezaron con su trabajo designado; con sus reflectores en los cascos amarillos, alumbraban el lugar en donde estaban realizando el trabajo. En eso, Pancho empezó a mover como loco a su foco, cosa que irrito a Juancho.
_¿Que te sucede loco? ¡trabaja!
_¿No viste?...
_¿Qué cosa Pancho? Pancho le respondió
_Así era el tamaño de la rata vos Juancho, ¡que miedo! Le indicaba con sus manos el tamaño de una rata que habia salido asustada de su madriguera, al Pancho hacer contacto con su herramienta.
Pasaron las horas y Pancho seguía pendiente de lo que pudiera pasar en ese túnel, del cual habían historias de fantasmas.
Mientras, Juancho realizaba muy juicioso su trabajo, Pancho pego un grito desgarrador y sobre su amigo cayo. Mejor dicho, se trepo. Éste lo aventó por allá.
_¿Qué te pasa Pancho?
_¡Escucha Juancho y siente lo que estoy sintiendo yo! Efectivamente se escuchaba un sonido peculiar y sobre los durmientes se sentía una vibración, Juancho se alarmo contagiado por el miedo de su amigo.
Se detuvieron para prestar una mejor atención a lo que estaban sintiendo. En lo profundo del túnel apareció una pequeña llamita de luz, la cual, poco a poco se iba haciendo mas grande y los durmientes, con forme ésta crecía se iba sintiendo más. 
_¡Puta Juancho! eso que viene ahí es el tren ¡corre! Pero Pancho con el nerviosismo al limite en su cuerpo, en lugar de salir huyendo se puso enfrente de un pálido Juancho, quedando ambos atrapados en medio del túnel. El tren los embistió a una velocidad cercana a los ciento cincuenta kilómetros por hora, ellos se abrazaron y soltaron un grito.
_¡Aaahhh! El tren del subterráneo paso entre ellos, sus cascos volaron a consecuencia del ventarrón que éste ocasionaba con su paso, pero ellos, seguían ahí gritando, abrazados con las pepitas de sus ojos completamente abiertas del susto y asombro, al darse cuenta como pasaba a través de ellos el enorme y largo tren a esa gran velocidad. Ya adentro de los vagones, como si estuvieran en el ojo del huracán, la calma les llego y asombrados veían como pasaban los vagones repletos de personas, seguramente todos fallecidos, pues parecían zombies. 
Los amigos, veían asombrados para arriba, a los lados y los vagones no paraban, seguían pasando. Por fin, luego de varios minutos el tren paso y ellos quedaron ahí, en el mismo lugar, voltearon y vieron como ese tren fantasma se alejaba por el otro lado del túnel y como los durmientes se iban calmando con forme el tren se alejaba, prendiéndose en la oscuridad del largo túnel. 
Uno a la par del otro, cuando en los hombros de cada uno, se coloco una mano huesuda con partes sin carne y otras con llagas, ellos vieron una mano cada quien en su respectivo hombro, lentamente voltearon para ver a quien pertenecían, cuando sus caras se encontraron con el zombie, este les dijo.
_¡De la que nos acabamos de salvar no mucha! Los amigos cerraron sus ojos y un grito lleno de pánico se les escapo de sus gargantas.
_¡Aaaaahhhhhhh! 
El primero en despertar fue Juancho a Pancho le costo un poco mas, se trataba del capataz quien habia llegado por ellos, pues era hora de retirarse, el día laboral habia concluido.
_¡Despierten par de huevones! ¡no han echo nada! Les reprendió. 
Los abrazó y coloco un brazo sobre el hombro de cada quien, caminaron hacia la puerta. Allí iban los amigos, pidiendo perdón al capataz, quien al llegar al umbral de la puerta, volteo la vista hacia el túnel sin soltarlos, a causa del sonido provocado por la rata que habia despertado Pancho, la rata al verlo y toparse con la vista del capataz, quedo paralizada, pues de los ojos del capataz salio una luz que lo encandilaba y sus ojos eran de color amarillento fantasmal......





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