lunes, 1 de septiembre de 2014

Lo mejor de tu vida

Hoy te recuerdo, cuando de juventud rebosabas, y recien habías cambiado de niña a mujer, con tu corta edad y ya rompiendo corazones, pasabas por la calle con ese caminar tan sugestivo que dejabas boquiabierto a cualquiera que te veía caminar. Pero tus ojos, tus miradas no eran para nadie; nadie era tu dueño y era lógico pues eras una niña estrenándose a ser mujer, el despertar de tu carne y esos cambios bellos en ti. 
No fue, sino un día, en que el destino nos obligo a estar el uno a la par del otro; todavía lo recuerdo con mucha nostalgia. Ese día, cuando volvía del colegio en el autobús publico y tu lo abordaste y a pesar de que habían muchos lugares vacíos desdiste sentarte a la par mía. En ese momento tu con tu corta edad pero con cuerpo de deseo, estaban ahí a unos pocos centímetros de mi y yo con mucha pena, hacía miles de malabares para tener la excusa perfecta y voltear y así poder encontrarme con tu cuerpo y con tu bello rostro, mis nervios llegaron hasta ti, que fuiste tu quien entonces me hablo y desde ese momento en inseparables nos volvimos. 
Aun ahora recuerdo como mi cuerpo se estremecía con un roce de tus manos, ese roce a esa piel fresca y al verme como me ruborizaba entonces a mi mano tomabas y me sonreías, dejándome percibir tu miedo tambien, eran cinco años los que nos diferenciaban nada mas y aunque yo, ya tenia experiencia y tu no, me cohibía tanto, que cualquiera diría que la experimentada eras tu y es que mi temor era ese precisamente, tu corta edad. Pero eso a ti  no te asustaba para nada y un día de esos, de largos y silencios momentos solo viéndonos el uno al otro, me dijiste.
_¡Nunca he besado a nadie! _¿Quisieras ser tu quien me haga sentir esa caricia? Luego de decirme ésto, cerro sus ojos y su boca me acerco. entonces  sucedió la magia, un beso tímido y húmedo. 
Yo sentí como tu cuerpo vibro junto al mio y uno llevo a otro y  a otro. Luego, tímidamente me preguntaste.
_¿Cómo lo hice?
_¡Eh... muy bien! Te respondí tartamudeando y como para ella, era su primera experiencia, el despertar de su carne, todo eso lo tome en ese momento, entregado libremente por ti, para mi. 
Por el miedo a ser descubiertos, el miedo de una jovencita queriendo ser mujer, nuestros encuentros eran clandestinos y en lugares muy secretos y los besos siguieron, pues era como una droga a la que una vez la pruebas ya no puedes detenerte. 
Un beso, luego otro y cada vez lo hacías mejor, eras una grandiosa aprendiz y eso nos llevo a las caricias y las caricias nos llevo a que me entregaras lo mejor de tu vida, tu primera experiencia, tu inocencia primera, todo eso lo tome esa tarde. Y, esa tarde fuiste mía solo mía, cuando tu piel de juventud destellaba, cuando a tus labios primerizos los míos los estrenaba y lo mejor fue, cuando llegue a tu vientre inocente... lo mejor de tu vida.. eso lo disfrute yo.
Luego de ese encuentro celestial, entre dos cuerpos enamorados ya nada nos detuvo y seguimos disfrutando de los placeres de tu cuerpo, del temblor de tu cuerpo cuando te poseía, tus besos... la miel derretida en mi boca, así vivimos durante varios meses; hasta que un día llegaste a mi llorando, a nuestro lugar secreto y me dijiste.
_¡Hoy sera la ultima vez! Yo con cara de asombro te pregunte.
_¿Porqué? Mientras ella me explicaba los motivos, mi cuerpo experimentaba: el miedo, la angustia, el dolor, los temores mas horrendos, por el solo echo de saber que ya no volvería a verla mas. 
Ella, me contó que a su padre lo mandaban al extranjero a trabajar y que ya no volverían y que se marchaban pronto. 
Ese día la ame como nunca, con un amor salvaje y tierno, con lagrimas en nuestros ojos, con orgasmos deliciosos, acompañados de los temores y la nostalgia adelantada por perder a alguien a quien amas demasiado. Ésto solo es comparado con el dolor causado por la perdida de un ser querido que se te ha muerto; esos sentimientos se mezclaban y, el tiempo que tambien estaba en nuestra contra, avanzaba a una velocidad rápida y furiosa. Al fin, llego el momento de nuestra despedida y con un fuerte abrazo y el mejor de los besos de toda mi vida; vi como el amor de mi vida... mi experiencia primera, se alejaba para no volver nunca mas. 
Los días y meses posteriores fueron un infierno. Hasta que un día, mi corazón sano y en un recuerdo hermoso te volviste. 
Hoy, recordándote, solo puedo decir, que lo mejor de tu vida me lo he bebido yo, me consuela tontamente recordar que tu experiencia primera, ese fui yo y, que cuando estuvimos juntos, fuiste mía... ¡Solo mía! Y eso fue, cuando tu piel era aún fresca, cuando tu boca de niña... miel emanaba, cuando tu vientre era una joya deseada y una colina cerrada. 

Ahora me pregunto si todavía me guardas en algún lugar de tu corazón, al igual que yo te llevo en ese lugar secreto dentro del mío... Como ese lugar secreto en donde nos refugiábamos... ¡Cuando fuiste mía!... Y me diste... ¡Lo mejor de tu vida!


Inspirado en la canción: Lo mejor de tu vida de J. Iglesias.



 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario