viernes, 19 de septiembre de 2014

SUICIDIO

Parado, frente a la inmensidad de un profundo barranco, ahí me encontraba, pensando en lo poco que valía mi existencia y todo el dolor que durante ella, mi corazón había experimentado. Con tan solo un poquito de felicidad. Esa felicidad que solo la habia vivido cuando ella estaba junto a mi, cuando ella estaba con vida. 
Mis piernas me temblaban, no se si era por las corrientes de aire que de la hondonada entraban o era del terror que en ese momento yo sentía; luego de unos minutos recordándola y con la vista fija al frente, observando lo que al otro lado sucedía. Un inmenso bosque, oscuro, del cual se arrojaban al abismo, como si se tratara de clavadistas tratando de conseguir el diez perfecto en las olimpiadas. Así se veían las aves de rapiña, cuando se precipitaban a esa hondonada en busca de alimentos. Los cortes del enorme agujero que formaban a ese barranco, eran perfectos perfiles a noventa grados, de cuyas paredes se lograban ver emerger tímidamente una que otra delgada rama de color café, lugar de descanso de alguna ave de paso, en la búsqueda de sus sagrados alimentos... El cadáver de algún animal muerto de forma natural o por heridas provocadas por otro hambriento y salvaje depredador. 
Mi depredador, en este momento de mi existencia, era el dolor que me perseguía a toda hora, por haber perdido al único ser que habia amado y que sin ella para mi la vida ya no era vida. Era un infierno terrenal el que conmigo convivía y me acompañaba a donde me dirigiera y que en esta ocasión, no era la excepción; ahí estaba, a mi lado, su presencia satánica, su cuerpo escuálido, de cuyos puntiagudos huesos, en sus omóplatos un par de alas negras se extendían y de vez en cuando las agitaba como deseando extenderlas y lanzarse tambien al abismo interminable junto a mi, para asegurarse de que mientras cayera en ese abismo, dejara que mi cuerpo siguiera su fatídico camino a la destrucción, de huesos y órganos vitales. Y, que entonces, mi cuerpo ya sin vida pasara a ser parte de la dieta de la carroña, pues para que alguien me echara de menos, iba a pasar mucho tiempo y el lugar elegido no por mi, si no por mi sombrío acompañante, era alejado y silencioso.
Mi rostro baje poco a poco, lentamente muy lentamente, la palidez de mi rostro evidenciaba a cada minuto mi próximo e inminente futuro. Ya nada me podría salvar de mi destino, ni siquiera el sentido común, ni mucho menos el sentido de conservación que todos llevamos adentro de nuestro inconsciente, ése ya habia sido desconectado por mi aguilucho y diabólico acompañante de meses, mi único "amigo" y "consejero" para remediar mi profundo dolor; el mas oscuro y penoso de los mas grandes de los dolores que un corazón desahuciado puede sentir. Ese corazón que a perdido la alegría por la vida, ese que le perdió el sentido a su oscuro destino. 
Cuando mis ojos se posicionaron en ese lejano valle, el cual yacía en la profundidad de aquel que pronto sería mi santuario mortuorio, era algo que se veía como si tuvieras frente a tus ojos, unos binoculares, pero al revés, asi de profundo y lejano se veía mi destino final. Un escalofrío invadió todo mi cuerpo, desde mis inmóviles y rígidos pies, hasta la punta de mis cabellos que ondeaban por el inclemente aire frío y que me abalanzaba paulatinamente. Esa sensación se incremento cuando escuche como las alas de mi único acompañante en ese amargo momento de mi vida las extendió como indicándome de que la hora habia llegado. 
Ya resignado a enfrentar a mi destino, ese que quiza todos traemos desde el momento en que nos dan nuestra nalgada, esa que nos produce un dolor libertador y nos provoca a evocar el primero de nuestros sentimientos, un grito de llanto, el cual nos indica que la vida no sera un lecho de rosas sin espinas y que nos asegura que en esta vida se viene tambien muchas veces a sufrir.
Tome una hondonada de aire, para llenar de oxigeno a mis pulmones y a mi cerebro como una ultima oportunidad para que mi cerebro reaccionara y me permitiera pensar mejor y ver mejor lo que estaba a punto de hacer, terminar con mi putrefacta vida, esa hondonada tambien me sirvió para tomar el valor necesario ese que se necesita para dar ese paso; ese que será tu ultimo paso, quiza el mas importante paso en tu vida. Como el que en un tiempo lo fue para aquel que coloco sus pies sobre la luna; asi de importante sería para nosotros los suicidas, los débiles, que no podemos afrontar nuestros problemas o que tal vez no queremos, pues lo que nos movía en esta vida, lo que nos motivaba, se adelanto y mi único objeto ahora era tratar de encontrarla en ese otro mundo. Aun sabiendo, que haciendo lo que iba a hacer, tendría que  pagarlo y estar antes en otro lugar, el precio que mi osadía debía de pagar, esa de quitarme la vida y luego de expiar, al fin podría encontrar al ser amado. No, no podía, esperar a que ella llegara por mi yo, tendría que salir a buscarla y me refiero a la señora muerte. 
En ese instante, en el que llene a mis pulmones con esa bocanada de aire fresco y frió, empezó una llovizna a caer sobre mi rostro, eleve mis decaídos ojos al cielo y efectivamente ese aire frío habia sido el preámbulo de lo que ahora mis ojos veían, un cielo gris y llegando a negro, tal cual, mi vida actual.
Bueno; me dije, llego el momento y es que todo llega cuando debe de llegar y para mi el momento habia llegado, mis ojos dejaron escapar unas lagrimas por mi; me extrañe y pensé que era la lluvia, pero confirme que eran mis lagrimas por su sabor salado y es que ya habia llorado tanto que nunca pensé que mis ojos podrían experimentar nuevamente esa sensación de desahogo. 
Vi para arriba, como pidiendo a Dios que me recibiera en su regazo y que me perdonará; luego, vi a mis costados, para constatar que no habría testigo alguno y mucho menos que pudiera poner en peligro a otra vida por tratar de salvarme, vi para atrás y solo vi, lo triste que mi vida fue, pues no habia un solo recuerdo lindo a excepción de la mujer amada, con quien quería volver a estar, entonces vi a mi lado y el ángel negro, ese escuálido acompañante que me veía tambien, directo a los ojos, como invitándome a terminar con ésto, me sonrió, como diciéndome, ya tu dolor pronto caducará amigo, pronto seras un hombre libre; agito a sus negras alas y yo me apreste a dar el paso, ese ultimo. Mi cuerpo se relajo y ya nada sintió, mis piernas y pies se desentumecieron y uno de ellos se movió, me llevo al umbral de mi próxima parada...  Y, mi viaje empezó, caí en el abismo, ese que me esperaba con los brazos abiertos y junto a mi mi, mi amigo con sus alas abiertas de par en par, mientras caía ya no sentía nada, solo sentí cuando éste dejo de ser un ángel de color negro y en blanco se convirtió y su cuerpo escuálido se transformo en uno hermosos y de su cara resplandecía una hermosa luz, sus alas ahora de color blanco, tan blanco como las nubes de un verano hermoso, me abrazo y un calor hermoso mi cuerpo sintió, por fin algo bueno en mi, la horrible sensación habia desaparecido cuando en sus brazos estuve, en el aire me detuve, me sentí aliviado; solo podía ver como mi cuerpo seguía cayendo por ese abismo interminable, caía y caía y, justo antes de dar contra ese suelo sucio y empedrado mis ojos se nublaron y entonces sucedió, si sucedió el milagro... El Ángel con mucho amor y cuidado en un lugar especial me coloco y al estar ambos ahí parados, ya sin dolor ni amargura en mi corazón, una eterna paz de mi se apodero. Vi al hermoso y Blanco Ángel, quien me sonreía, con esa paz y ese amor que solo un ser celestial te puede dar, el elevo su brazo derecho y hacia un lugar me señalo, cuando toda esa neblina de aromas deliciosos se disiparon... Ahí se encontraba ella, el viaje por fin habia terminado, mi amada me esperaba con sus brazos abiertos. 
Luego de ese tan esperado abrazo, unos Ángeles me tomaron de mis brazos y me indicaron mi nuevo hogar. Y, camine para El Purgatorio, tenía que pagar algún precio mi osadía, solo me habían dejado ser recibido por ella, para que supiera que en algún tiempo volveríamos a estar juntos. Me fui con ellos a esperar a que mi tiempo, nuestro tiempo, nuevamente llegara.

                                         FIN

¡ADVERTENCIA!!!
Esta historia es fruto de mi imaginación, no es la invitación a que hagas algo que nadie debe hacer: ¡Quitarse la vida! Recuerda que siempre habrá una solución a tu problema, por muy grave que éste parezca, simplemente busca a DIOS y Él pondrá a un Ángel en tu camino, que a tu vida dará el sentido que creíste haber perdido.
Nadie sabe que es lo que pasa por la mente de un suicida, en el momento en que este se lanzo al vació.  Así que ésto no es una invitación. Dios te guarde si alguna vez lo has pensado.
La vida es bella, con sus problemas y dolores, recuerda siempre hay un rayito de luz en algún lugar.
Como lo describo en mi carta a mi amiga enferma de cáncer: Aunque la luz de la vela se halla extinguido, siempre habrá una pequeña brisa que la puede volver a encender....  http://wwwnewhera.blogspot.com/2014/01/carta-una-amiga-enferma-cancer.html

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