sábado, 15 de noviembre de 2014

¡¡Días felices!!

El campo, era toda una feria de niños, dispersos por doquier. En el sector, en donde se encontraban los juegos, sobre el resbaladero, un intrépido muchacho, se atrevía a lanzarse con la pansa para abajo; mientras éste bajaba, él se asustó y quiso detenerse y cambiarse de posición pero, ello lo llevo directamente a dar con la cabeza contra el suelo, de inmediato se escuchó por todo el inmenso campo, un grito escalofriante, al cual todos respondimos volteando a ver que había sucedido y sí, efectivamente, el niño se colocaba de pie, ayudado por unos buenos samaritanos un poquito mayores que él, mientras, éste lloraba como Magdalena y su cara se veía manchada en su totalidad de sangre, esa que es escandalosa y aparenta un golpe aparatoso, pero, que en realidad solo es un simple rasponcito. Entonces, mientras era auxiliado por un par de patojitos, todos continuamos con nuestros juegos sin darle la menor importancia.
Ahora, éste era llevado hacia su casa, por los dos futuros bomberos seguramente. Llegaron al sagrado hogar del niño, tocaron a la puerta; ésta fue abierta por la señora madre del niño, quien al verlo pregunto toda histérica.
_¡Juanito! ¿qué te paso? De inmediato, esa pregunta fue respondida por uno de los rescatistas juveniles, luego que la señora escuchó la posible adulterada historia, tomó a su pequeño hijo del brazo, mientras que con el otro le propinaba tremenda paliza, para luego azotar la puerta contra las caras de los dos pequeñines rescatistas quienes, simplemente luego de dejar a su victima en la emergencia, dieron la vuelta y abrazados se dirigieron con rumbo a nuestro lugar de juegos: El campo.
Adentro de la casa, el niño seguía llorando, no por el golpe en su cabeza, que sí fue aparatoso, sino por los golpes que la madre le propinó cuando éste llegó. 
Con un algodón y alcohol, la madre le limpiaba la herida en la frente, que no era mas que un pequeño raspón; luego, ella le coloco una curita acompañada de un cariñoso beso, consecuencia de lo culpable que se sentía por la paliza que le habia propinado al pobre muchacho; indicándole muy molesta que se quedara en ese lugar, que ya no podría salir de nuevo a la calle. Pero, en eso los comerciales en la televisión llegaban a su fin y el capitulo de su novela daba continuación, ésto, fué aprovechado por el infante, quien se puso de pie y se retiró hacia donde su madre le acababa de prohibir salir; él, paso frente a ella y ésta ni se dió cuenta, pues, el capitulo novelesco estaba buenísimo. 
Al poco rato, el pequeño niño con todo y curita, estaba de nuevo panza abajo en el enorme resbaladero, abajo, a un lado, los que le habían rescatado, jugaban con unos carritos embadurnados en polvo. 
Mientras, la señora y ama de casa, se tomaba de sus enaguas, con una cara de asombro, por lo que pasaba en el televisor, sin quitarle la vista de encima al aparato se dirigió a la cocina, para vigilar que los frijóles no se le fueran a quemar. Automáticamente, con uno de sus brazos los movía rítmicamente pero su vista seguía clavada en el televisor. Entonces, ella sintió unas enormes ganas de hacer pipí, pero la novela estaba en un momento de clímax. 
_¡Diablos! Dijo, mientras se limpiaba las manos con su delantal. Se repitió mentalmente, que aguantaría, mientras llegaban de nuevo los comerciales. Pero mientras pensaba y se limpiaba, sonaron los altavoces del televisor con una musica estruendosa, de violines, melodía parecida a la utilizada por: el maestro del misterio, el Sr. Hitchcock en sus películas de misterio. Ella, al escuchar el estridente sonido, mojo un poco su ropa interior, debido al susto y la emoción. Dejo los frijoles y corrió justo a la par del aparato, como queriendo meterse en él y aparecer entre los protagonistas de la tele serie; ella, se veía a sí misma, dentro de la escena tomándose del delantal. Allí, se encontraba la dama, inmóvil, frente al aparato, viendo la escena; una de esas eternas, que aunque sabes que hasta ahí llego el capitulo del día, sigues parada como hipnotizada frente al aparato, la musica continuaba en el mismo nivel de volumen y la mismas notas, mientras el camarógrafo, por orden del director, hacia una toma general de la escena, todos los actores quedaron ahí, como estatuas esperando el ansiado grito de corte, pero éste, llegaría varios minutos mas tarde, pues todavía faltaba que le hicieran un close up a cada uno de los actores que intervenían en la escena; uno a uno, fueron apareciendo en la pantalla por unos segundos, la ultima en ser tomada fue nuestra ama de casa, quien sentía que se hacía pipí, pero seguía inmóvil, por fin fue tomado el ultimo de los actores y vuelve la escena general y lo que ya sabía que pasaría, luego de varios minutos de estar frente al aparato sin parpadear; el capitulo terminó. 
Ella, recordó que casi se orinaba ahí parada frente al aparato, se limpio una que otra lágrima, fruto de la maravillosa actuación de los protagonistas de la telenovela y se dirigió hacia el baño. Cuando ella dió la vuelta para ir a evacuar su agüita amarilla, se percato que para el mismo lugar se dirigía el amo y señor de aquel hogar, pero éste le ganaba, pues estaba a pocos metros del santuario: el baño. Ella mentalmente grito _¡Noooooo! y, por más que hizo en ganar el derecho al baño, solo vió con un dolor en su abdomen, como la puerta se cerraba, detrás de ella, su marido quien habia entrado al lugar con su periódico bajo el brazo.
_¡Dios mío! y ¿ahora qué? Se dijo la señora, cruzando las piernas para impedir que los líquidos amarillos y calientes, siguieran fluyendo en ella, mientras, ésta se retorcía como tornillo entrando en madera, sonó el teléfono, eso la distrajo un tanto y se dirigió hacia el aparato.
_¡Aló! Dijo, con una vos; que, quien estaba al otro lado de la línea se percato y de inmediato preguntó.
_¿Qué te pasa comadre? Era su vecina, quien la llamaba con la vos entre cortada, para comentar el capitulo del día, de la novela. 
_Nada, solo que, ¡ya me orino!
_¡Ah! Bueno, anda, aquí te espero. La entendió la vecina, a quien nada ni nadie la movería del aparato. 
_El Juan ¡me lo gano vos! y, llevaba un periódico bajo el brazo. Le confesó, una señora que ya se orinaba.
_¡Hay Dios! comadre, peor si adentro del periódico llevaba una de esas revista con mujeres muy pobres.
_¿Mujeres muy pobres? Se extrañó la ama de casa.
_¡Sí! una revista de mujeres desnudas pues. 
_¡Ya estuvo que te miaste en el calzón vos! La vecina continúo sin importarle la tragedia de su comadre.
_¡Vos! ¿que ira pasar con Roberto Alfonso? ¿crees que termine con Silvia María? porque la desgraciada de la Victoria Patricia, esa no la va a dejar tranquila; más que ahora ya se enteró que el Alejandro Javier es hijo de José Rubén. Refiriéndose al capitulo del día de hoy de la telenovela: Ama de Casas en Conflictos. Secuela de la telenovela: Ama de casa, Divorciada.
_¡Si verdad vos! pero yo digo que esa sinvergüenza de la Victoria Patricia, pronto tendrá que confesar que, el Victor Manuel es su hijo, vos.
_¡Será que lo hace vos! Continuaron con su tertulia, hasta que un olor desagradable la hizo volver en sí. Gritándole a su vecina y comadre.
_¡Se me queman los frijoles! te llamo dentro de un rato. Y, corrió, apagó la estufa; pidiéndole a Dios que no se le hallan quemado los frijoles para la cena. Mientras ella sacaba adelante la cena de esa noche, se escuchó, cuando el escusado dejaba salir el agua, que llevaría los desperdicios del esposo a la tubería de drenajes La Ama de casa, recordó, que ya se orinaba y corrió hacía el baño, topándose con el esposo, quien salia del baño con una cara de satisfacción y su periódico bien envuelto bajo el brazo, pero éste fue atropellado por su esposa, cosa que le desagrado un poco, expresando lo siguiente.
_¡Ya te cagas mujer! ¡jejeje! Aprovechó, que su esposa estaba soltando sus ganas en el retrete, para sacar de entre los periódicos, la revista de señoras muy pobres y con mucho cuidado la guardó bajo siete llaves, en un lugar: Top Secret. 

A todo ésto, la noche había llegado al vecindario y el campo se encontraba en completa soledad, descansando de los depredadores de los niños. Mientras, en todos los hogares del vecindario las luces se encendían y en la mesa de comedor se sentaban las familias a tomar su sagrada cena. Todos ya sentados en sus respectivos lugares, comentaban cada quien, su faena del día, como si lo que a ellos les hubiera pasado era lo mas importante y lo del resto, no tenía importancia. 
Nadie se dió cuenta que el mas pequeño de la familia, era poseedor de una enorme curita en la frente hinchada. La señora y ama de casa, recordaba, el capitulo de hoy de su telenovela, esperando con ansias que llegue el día de mañana para ver el siguiente capitulo; el niño, deseoso de perfeccionar mañana su caída panza abajo en el enorme resbaladero; mientras, los hermanos mayores se comentaban como les habia ido hoy en el colegio; uno pensando en la hermosa animadora que se había sonreído con él; mientras que, la señorita, pensaba en los bellos ojos azules de su maestro de literatura. Por ultimo, el señor de la casa, con la misma cara de satisfacción, sus pensamientos eran los de una jovencita que no tenía dinero para comprarse ropa, esa que estaba en el centro de la revista; si, la del póster central. 
Por fin, la señora colocó sobre la mesa los santos alimentos y; ésta fue la reacción general.
_¡Qué otra vez huevos y frijoles!!








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