martes, 16 de diciembre de 2014

Jack y Jill. Capitulo 3

El beso entre Jack y Jill, duró el tiempo suficiente para que la piel de Jill se estremeciera, mientras que Jack, ponía en practica todo lo aprendido con las audaces chicas de su barrio, luego de ese beso, siguieron muchos más, tantos como el tiempo que duró la película de los gatos pendejos que Jill luchó por ver. 
Al finalizar la película fueron sorprendidos en un apasionado beso por las luces de la sala. Ella enrojeció, pues lo que ahí había sucedido era algo nuevo para ella, ese no era un lugar para darse tremendos besos, pero Jack era un experto en la materia que Jill sucumbió sin poner absoluta resistencia. Salieron de la sala del cine tomados de la mano y así abandonaron las instalaciones; se encaminaron por la calle con rumbo en busca de la parada de buses. Mientras éstos caminaban, Jill le reclama a Jack.
- ¡Jack! ¿cómo te has atrevido a besarme sin antes haberme pedido que fuera tu novia? Jack caminaba y la ignoraba, no sin antes colocarle el brazo sobre los hombros a Jill, a quien ahora la llevaba abrazada por las calles. Ella insistía con lo mismo.
- No dejaré que me besos más, hasta que no me pidas que sea tu novia. Jack, quien era un tipo con escuela callejera, la acercó hacia él con el brazo que le llevaba sobre sus hombros hasta acercarla a él y propinarle otro beso; besos nuevos para una socialité. Ella, se derretía con cada beso que Jack le daba, su cuerpo se aguadaba por completo, sus piernas la traicionaban al grado de que ella sentía que en ese instante flotaba mientras caminaba. Cuando Jack terminó de acariciar sus labios y esculcar la cavidad bucal con su lengua, ella, al volver en sí, regresaba con lo mismo.
- ¡Lo hiciste de nuevo! ¿quién crees que soy? _¿Dime qué somos? _¿Soy o no tu novia? Le insistía Jill a un Jack completamente dominante de la situación, a quien no le interesaba en lo más minimo las protestas de Jill.
- Dime Jill ¿cambiaría en algo? yo ya obtuve lo que quería; pero, está bien, para que dejes la fregadera...
- ¿Quieres ser mi novia? Jill, ya tranquila. Le contesta a Jack.
- Déjame pensarlo, ¡te contesto mañana! Ésto no le vino en gracia a Jack, quien le dice.
- ¿Sabes qué? ¡mejor, olvídalo y que te vaya bien!
- ¡¡No!! gritó Jill. _¿Cómo que te vas?
- ¡Estas friegue y friegue con lo del noviazgo y ahora me sales conque me respondes mañana! 
- ¿Eres bipolar? _¡O me respondes ahora o, hasta aquí llegamos! La amenazó Jack.
- Está bien ¡acepto ser tu novia! Apenas terminó de decir ésto y Jack la besa de nuevo; esta vez, ella se olvidó de dónde estaba y colocó sus brazos sobre el cuello de Jack, mientras éste la besaba, Jill pensaba.
- Pero ¿qué estoy haciendo? parezco mi empleada y su novio; me he paseado por la calle de la mano de Jack; luego éste me ha abrazado; me ha besado y me cuestionó; y, ahora estoy dando éste espectáculo en plena calle del centro _¡Oh my God! 
Pero, a pesar de que éstos eran sus pensamientos no podía dejar de besar a su Jack, quien ya era su novio.
Ese día terminó y cada quien tomó su transporte y se dirigieron a sus casas, mientras viajaban, ambos pensaban el uno en el otro y soñaban con volver a encontrarse lo más antes posible. Cuando Jack llegó a su casa le informan, que una tal Jill lo ha llamado como unas cinco veces; que por favor le devuelva la llamada a la señorita. Jack, coge el teléfono y la llama. Hablaron hasta muy entrada la noche diciéndose cosas hermosas, que se dicen los jóvenes enamorados. Ya para colgar, Jill le dice a Jack.
- Jack te invito a almorzar mañana.
- ¿Estás segura? pues, que yo recuerde a ti no te gusta invitar, pues eso va en contra de tus principios.
- ¡No seas malo! quiero invitarte y pasar la tarde contigo.
- Está bien _¿A dónde me llevarás?
- Te llevaré al restaurante... y le menciona un nombre que ni yo, ni Jack, podemos pronunciar, Jack le pregunta.
- ¿Dónde queda eso Jill? Inmediatamente Jill, le dice donde queda el dicho restaurante, a lo que Jack le responde.
- Y, ¿cómo se llega ahí? _¿qué bus me llevará hasta ahí? Jill sonríe y le dice.
- Por ahí no pasan buses del colectivo. _Pero no te preocupes, llega al lugar de siempre y yo te recojo en mi carro. 
Así lo hicieron y al día siguiente, Jack se encontraba con su única ropita decente, esperando a Jill; quien al verlo detuvo su Mercedes Benz deportivo frente a él. Jack quedo estupefacto y luego, de un brinco se metió en el coche. A lo que Jill le dice.
- La próxima, por favor abre la puerta. Y se hicieron hacia el restaurante. 
Ya en él, en una mesa en un lugar especial de aquel fino lugar. Se acerca el mesero y luego de saludarlos y darles la bienvenida les ofrece la carta.
- ¿Desean la carta o quieren beber algo? Jill, pide vino para ambos, pero Jack le dice.
- Mejor una Cola.
- ¡No traiga lo que le pedí por favor!
- Como usted diga señorita. Luego de tomarse la copa de vino, regresa el mesero y les pregunta, que si quieren una entrada antes del plato fuerte.
- ¿Entrada? no sabia que aquí cobraban solo por entrar.
- ¡Jack por favor! _No le preste atención, mi acompañante es un bromista.
- ¡Ya veo! Dice el pedante del mesero.
- Tráiganos las entradas de la casa, por favor.
- ¡Excelente elección!
Más tarde regresa el mesero. 
- Les recibo la orden. Jill de inmediato pide un plato con nombre raro.
- ¿Y el señor? Le pregunta el mesero a Jack
- ¡A mi tráigame un plato de frijoles, unos huevos estrellados y mucho arroz!
- ¿Perdón señor? Le  dice el mesonero a Jack, levantando la ceja y mirándolo en forma despectiva.
- ¡Nooo! no le ponga atención, traiga lo mismo para los dos por favor.
- ¡Gracias señorita!
Una vez terminado el almuerzo llega el mesero con la cuenta.
- La cuenta señor. Jack lo mira a los ojos y sin recibirle la bandeja con la cuenta le dice.
- La señorita pagará, pues ella me invitó ¿no es así mi amor?
- ¡Claro, como no lo deduje antes! Dice el mesero con desagrado. Jill, coloca sobre la bandeja una tarjeta de crédito. 
Por fin, salieron de aquel lugar y Jack le dice. 
- La próxima, yo te invito; te llevaré al mercado central y verás lo que es comer de verdad. 
- Con lo que aquí pagaste, comeríamos más de una semana a donde te llevaré Jill, le decía Jack con mucha emoción ya sentado en el lujoso carro.
- ¿Ahora a dónde vamos preguntó Jack? Jill lo llevó a un lugar especial, un mirador que queda a las afueras de la ciudad y en ese lugar pasaron la tarde ambos, besándose. Con cada beso Jill sentía que amaba más a Jack. El tiempo transcurrió y Jill se acostumbraba más a las locuras de su Jack y ahora frecuentaban lugares antes impensables por Jill. Comieron en el mercado central y a Jill le gustó, caminaban por las calles del centro tomados de la mano y otras veces abrazados; para Jill, aquello era normal ahora. Algunas veces fueron al zoológico y se la pasaron como nunca. 
En una de tantas salidas, una tarde alguien les atravesó un carro, otro parecido al de Jill, el tipo que en el se conducía; les dice.
- Así que con éste andas ahora no Jill. Lo dice de una manera tan despectiva, que ve al desgarbado de Jack de pies a cabeza. Jill y Jack lo ignoran y siguen con su paseo.
- ¿Quién era ese tipo?
- Era mi ex, con quien casi me caso. _¡Que bueno que no lo hice!
El tiempo siguió y ambos eran inmensamente felices.
- Jill, quisiera que conocieras a mi familia, les he hablado tanto de tí. _Qué te parece? A Jill, eso no le hizo mucha gracia y se salió por la tangente, pues pensó que seguramente, después Jack querría conocer a los de ella o a sus amigos y eso ni pensarlo.
Un día que Jill no quiso salir con Jack, disculpándose con un compromiso ineludible familiar Jack decide aventurarse y lo hace; se dirige a la casa de Jill; luego de bajarse del bus y de caminar casi cinco kilómetros, pues por donde Jill vive, ahí no llegan los buses del servicio urbano; por fin llegó a la entrada de las mansiones y en la garita el policía lo detiene. Luego de varios minutos de platica con el señor de la vigilancia, Jack se lo gana y éste le permite ingresar diciéndole cual era la casa de la señorita Jill y que efectivamente ella se encontraba en su casa. Aunque Jack, solo llegó al lugar por curiosar, pues según él, ella no se encontraba allí. Cuando el policía le indicó que Jill se encontraba en casa, conociendo a Jack, éste no dudo y a la casa se dirigió y toco a la puerta, salió una de las empleadas del servicio y Jack por Jill preguntó, lo hizo con tanta seguridad que la joven lo dejó ahí y se dirigió a los jardines de la casa, en donde Jill se encontraba con sus amigos disfrutando de una tarde soleada en la piscina de su casa.
- Señorita, afuera está un joven algo peculiar que pregunta por usted. Jill de inmediato pensó
- ¡¡Jack!! No, no puede ser. Se dijo ella misma.
- ¿Como es el joven Martita?  Martita se lo describió y efectivamente la descripción coincidía con Jack. Jill se colocó una prenda para cubrir su biquini y se dirigió a la puerta, cuando salió la cerró y a fuera lo atendió.
- Jack ¿qué haces aquí?
- Vine a visitar a mi novia _Eso somos ¿verdad?
- Claro mi amor. Entonces Jack la quiso besar y ello lo detuvo.
- ¡Aquí no Jack! _Será mejor que te vayas, nos vemos mañana ¿te parece? Jack sintió un nudo en su garganta y aceptó y, de ahí se retiró.
- ¡Adiós Jill! Le dijo Jack a su novia.
- ¡Hasta mañana mi amor!  Le dió un piquito muy camuflado.
Jack se fué del lugar muy triste y Jill al regresar con sus amigos, sintió un vacío en su estómago pues, en ese momento presintió que había perdido a su Jack; aquel que le habia cambiado el mundo por completo, aquel que la habia hecho feliz como nunca. Jill regresó corriendo, pero cuando abrió la puerta ya no vió a Jack y en ese mismo momento llegaba a la casa su ex novio quien se la llevo para adentro con el resto de sus amigos.
- ¡Bienvenida de nuevo a la cordura Jill!

Así termino un gran amor; un amor que nunca debió de ser, tal cual Romeo y Julieta, solo que en ésta historia los protagonistas no mueren, ellos matan algo mas sublime, matan al amor que ambos habían encontrado. Una historia de amor más, rota por las diferencias sociales. 
Pero, que tanto Jill como Jack nunca podrán olvidar; no podrán olvidar esos momentos que ambos vivieron, pues siempre habrá algo que los unirá hasta el ultimo día de sus vidas, un lazo que nada ni nadie romperá y, es el amor que ambos aún sentían el uno por el otro y que el orgullo y sus diferencias habían logrado dividir.
Con el paso de los años; Jill les contaba a sus nietos, una aventura entre un plebeyo y una princesa a la que había hecho muy feliz. Llevándola por lugares impensados para ella, que con él había conocido lugares peligrosos llenos de dragones y bandidos; pero que su plebeyo la había defendido siempre.  Historias como éstas, eran las preferidas de sus nietos. 
Mientras que Jack, tambien les contaba a los suyos; como él había conocido a una princesa a la que por un tiempo se robo del castillo real y que ambos habían realizado miles de aventuras, hasta que un enorme gigante; los había separado para siempre....
Ésta, fué la historia de un gran amor... la historia de... Jack y Jill 




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