martes, 20 de enero de 2015

Diario de un Extraterrestre


Los rayos del sol estaban terminando con todo sobre la faz terrestre, lo impensable había llegado, el planeta por fin, se había agotado y todas sus poderosas defensas contra amenazas del universo, incluyendo la del sol, habían sucumbido a las ambiciones del ser más inteligente sobre el planeta, el hombre. Éste ser egoísta, ególatra, ambicioso sin limites, amante de la tecnología, esa que cada vez le permitía vivir más cómodamente. Habían por fin terminado con su hogar. Como película sacada de una serie de ciencia ficción, era la vida actualmente en el planeta.
Éste ya no era lo que un día fué, ahora mas bien parecía una nave intergaláctica pues, sobre la faz de la tierra todo ser viviente había desaparecido, los terrenos eran en su totalidad áridos, los océanos parecían unos pequeños lagos, cualquier exposición directa de unos pocos segundos al sol, significaba la muerte para cualquiera ser que un día habitó a tan hermoso planeta. La tecnología había llegado a un punto, en el que la ambición de los fabricantes y la competitividad, los había arrastrado hasta el limite, uno que había costado muy caro; si bien es cierto, gracias a ella era posible vivir bajo las actuales circunstancias, ésto era el precio, pues, no había necesidad de llegar hasta éste punto sin regreso. 
Recuerdo, cuando la carrera inició; los artilugios eran obsoletos al mes de su creación, luego a las semanas, consumiendo muchas de las fuentes que equilibraban al planeta, hasta prácticamente destruirlo, a nadie le interesaba lo que sucedía pues, estaban convencidos de que las computadoras muy avanzadas con una inteligencia artificial muy semejante a la humana, los ayudarían a solventar el daño que se estaba causando, pero eso, no fue posible pues, siempre supimos que contra la naturaleza nadie puede, nunca pudimos y así fué, el planeta se cansó, se agotó y sucumbió ante el hombre. 
Ésa clase de hombre, que nunca le importó el resto de la humanidad, la gran mayoría pues, para esa minoría, los ambiciosos millonarios, grandes políticos, la sed de ser las potencias mundiales, los hizo ignorar el clamor del resto de la humanidad, cuando se veía venir la catástrofe, pero esa fe en ellos mismos y su tecnología, los hizo no ver lo tangible y sus consecuencias; el calor inmenso, la radiación solar, que hacían explotar a los yacimientos de petroleo, secando fuentes de agua potable etc. Para cuando éstos se dieron cuenta de su enorme error, ya era demasiado tarde, el planeta ya era inhabitable. 
Así fueron desapareciendo los más débiles del planeta: La flora, luego la fauna, hasta quedar un cementerio terrestre. Pues las fuentes de agua dulce se secaron, luego siguieron los océanos, de los cuales solo quedan unos charcos salados, sin vida alguna.
Las potencias mundiales, cuando vieron que los ambientalistas y otras entidades habían predecido lo que ahora vivimos, ya era demasiado tarde, y cuando sus científicos los artífices de nuestra desgracia les hablaron y éstos fueron escuchados, ya todo era inútil, nada era reversible y entonces se dieron cuenta que tanta tecnología y avances científicos no servían para más nada que, empezar a construir nuestro nuevo hábitat, el que ahora habitamos, uno sacado de las viejas películas de ciencia ficción. 
Naves inter-galácticas, enormes, que llevan consigo a toda la humanidad vagando sin rumbo por el inmenso espacio en busca de un planeta con las mismas condiciones del nuestro, para colonizarlo y seguro estoy, de que si lo encontraran y éste estuviera habitado, nosotros seríamos los extraterrestres invasores y desataríamos nuestra desesperación exterminando a esa raza, para ocupar su planeta y con seguridad ya instalados en él, con las centurias, harían lo mismo con ese planeta hasta llevarlo a su extinción, como ya lo hicimos con el nuestro.

Sin embargo, el lugar en el que sobrevivíamos los terrestres, no era esa nave, era el mismo planeta ya destruido, el cual, para que lo comprendas, era una nave pero encallada en el planeta sin tener acceso al espacio exterior. Sin contacto con los ya extintos rayos solares, la deliciosa brisa de un verano en la playa, los manjares de nuestra madre naturaleza, todo eso ya no era posible. Sobre la faz terrícola solo se veía metales y metales, tal cual, una enorme nave. Esa era la parte superior, la que estaba a nivel del mar y de ahí para abajo; como si el humano fuera topo. Esas eran las metrópolis ahora. 
En cuanto a los alimentos, líquidos, oxigeno, en fin todo lo necesario para la supervivencia humana, todo era artificial, todo era generado por las computadores y científicos a bordo.
Para alimentarnos se hacian largas colas en lugares especiales en donde se recibían las píldoras -Como si fuera una droguería- muy bien controladas; como un régimen comunista, todo racionado, éstas nos proporcionaban los nutrientes y vitaminas necesarios para subsistir nada más, el agua era otra fuente química, no era inolora, sin sabor, mucho menos incolora, era algo con mas consistencia; como un atol, con un saborizante para poder ser ingerido y su color, algo amarillenta. 

El escritor del diario hizo un paréntesis y recordó algo que un día pensó y posiblemente lo compartió.
- El depredador del hombre, es el mismo hombre. Pero el depredador natural de éste, son los microorganismos, pues la historia a demostrado la mortandad que un microorganismo a causado a la humanidad. 
Luego siguió pensando ésto. _ El hombre, al igual que la tierra, es un ecosistema y de él, dependen muchas criaturas, como nosotros dependemos de nuestro planeta. 
Me refiero a los parásitos y tantas otras pequeñas criaturas que de alguna manera nos benefician en cantidades reguladas y que dependen de nosotros. 
Hizo otra pausa en sus pensamientos y sonrió, con la mirada perdida en la nada.
- Que ironía, pues el planeta de éstos organismos micro-celulares, ahora tambien está en peligro y ellos ahora viven lo mismo que ya nosotros hemos vivido, pues para conseguir alimento en nuestros órganos y sangre deberán de pelear por ellos, sus enemigos actuales la nanotecnología, pues muchos de nosotros, contamos con órganos artificiales, esos adelantos tecnológicos que en su momento salvaron tantas vidas, ahora son los enemigos de nuestros huéspedes. 
Debido a las condiciones alimenticias y otros factores que ya se veían en la tierra cuando todavía era habitable, ahora se han acelerado y muchos de nosotros perdemos, nuestros riñones, pulmones, estómagos, plaquetas; tal vez, continuó escribiendo en su diario, sería mejor una muerte natural y digna, con las enfermedades que recuerdo y ahora son historia.
- Lo que mas me duele, son los niños, que ahora juegan en ambientes no dignos de una niñez sana, siguen con sus juegos electrónicos; sus estudios son totalmente tecnológicos, para que en el futuro puedan ayudar con sus innovadoras ideas. Las únicas mascotas que éstos pueden tener con ellos, son insectos: cucarachas, larvas, arañas, hormigas; toda clase de bicho que su lugar fue, lo que estaba bajo tierra.
Debo agregar que la tecnología no se detuvo, ni bajo estas circunstancias y ahora salen, pues los veo desde donde estoy, son los "cazas", naves tripuladas que salen y vuelven del espacio, en sus misiones de búsqueda de algún planeta azul, en algún lugar perdido del universo, un universo paralelo al nuestro, ¿por qué no?, pero siempre regresan con las manos vacías. Y, los tan famosos y deseados ahora, extraterrestres, que muchos aseguraban haber visto, mientras que otros juraron haber tenido contacto con ellos, ¿dónde están? ¡ni vistos ni oídos! 
Creo que esos seres, siempre fuimos y somos nosotros. Será que logramos sin que la humanidad se enterar viajar en el tiempo y en uno de esos viajes al volver encontramos a nuestro planeta como está hoy, completamente muerto.  
¿Será qué un día, encontraremos un lugar a donde podamos emigrar?, ¿será un viaje de una vida? y, como el éxodo Bíblico, la tierra prometida que algunos no la veremos. 
Yo sabía que esas ciudades antiguas, las pirámides, que ahora ya no existen, eran y fueron, nuestra nave actual, lugares en donde la humanidad de entonces escapó y sobrevivió ¿o no? 
Ahora esos lugares están destruido. Y la Atlantida, ese lugar que se inundó y despareció con toda su civilización, ¿será algo, como nosotros ahora? Si así fue, hasta con ellos terminamos, pues ya no hay océanos que los protejan. 
Será, ¿qué ellos andan adelante de nosotros buscando un nuevo mundo? será ¿qué lo encontraron y seremos nosotros los que un día nos topemos con ellos y los destruyamos?

- ¡Señor, lo necesitan en el salón de reuniones! Fue interrumpido nuestro relator.
- ¡Ahora voy!, gracias. _ ¿Qué pasará ahora? 
Se cuestionó el escritor del diario, quien nos relata ésta historia, cerró su libro, un cuaderno que utiliza como diario, pues se niega a utilizar la tecnología, por ser ella, según él, la causante de éste desastre. 
Lo deja sobre su escritorio, se coloca su saco y se dirige al lugar del mitin.
En el lomo del libro, el diario, se lee: Diario personal de Albert Einstein.




 







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