viernes, 16 de enero de 2015

Línea Telefónica


Una pareja de adolescentes, hablan a través de una línea telefónica; una línea antigua, pues, no existían celulares, ni nada tecnológico mejor que ésto. 
Se enrollaban el cordón, en el brazo, en el cuerpo, en la nuca. Se encontraban, uno sobre la alfombra, mientras que la otra boca a bajo sobre su cama king size. Se decían uno al otro, cuanto se amaban y se mandaban besos, éstos, eran tan apasionados que los auriculares del teléfono terminaban bien mojados, algunas veces lengüetados, ensalivados, debido, a lo apasionados de sus besos. El hermano menor y padres de los jóvenes desesperaban al ver como transcurrían las horas y ellos, seguían pegados al aparato, el primero, por necesitar el aparato para realizar una consulta rápida y los segundos, por la factura del mes.
- ¡Mamá Vicky no suelta el teléfono! Gritaba el hermanito de Vicky, mientras su madre desde la cocina le gritaba.
- ¡Vicky soltá ese aparato! Vicky respondía a la madre, pues a su hermano menor lo ignoraba completamente.
- ¡Ahoya ma´ solo dame un minuto! Pero ese minuto se convertía en otra media hora. El joven, al otro lado de la línea le decía a Vicky.
- Si quieres ¿colgamos y te llamo al rato? A lo que Vicky le respondía, con desespero.
- ¡¡No!! si cuelgas me enojo, ¡solo otro ratito más! Y la platica continuaba.
Por ratos, solo se escuchaba ésto, a través de la línea
- ¿Estas ahí? Con tono de preocupación.
- Si, ¡acá estoy mi amor! ¿por qué preguntas?
- Es que, ya no te escuche.
- Pero acá estoy y ¿tú qué haces?
- Escuchar tu respiración, ¡te amo!
- ¡Yo a ti! Despues, se quedaban en silencio por otro largo rato, pues ya no había nada de que hablar, pero ambos querían tener la seguridad de que el otro estaba ahí, para el otro. Ésto, era garante de que se pensaban y no había una posibilidad de traición. La verdad, es que como dice la vox populis: "Estaban colgados, el uno del otro" 
Así podían pasar las tardes completas, pegados al aparato, mientras llegaba la hora de la cena y un poco más tarde la visita del chico a la chica, en la sala de su casa y los más audaces, en el jardín, en el lugar más oscuro del jardín, lugar en donde se demostraban su amor, simplemente tomados de la mano y besándose apasionadamente como lo hacian por teléfono.
- ¡Amor!, ¡hay que limpiar el teléfono, pues esta todo mojado! ¡Qué asco! Le gritaba el esposo a su esposa, cuando quiso llamar a su madre esa noche.
- No te preocupes son babas de tu hija, mi amor. Respondía la esposa, con una cínica y picara sonrisa en sus labios.  
La noche transcurría y la pareja, Vicky y Horacio, ahora frente a frente, repetían la conversación que habían tenido durante toda la tarde a través del teléfono. 
Entre platica y platica, un beso de varios minutos, que les robaba un suspiro al terminar y quedaban viéndose a los ojos largamente con sus manos pegadas, con el más fuerte pegamento, que es el amor de adolescentes.
Llegaba el momento de despedirse, pues ambos, aun tenían tareas del colegio por hacer.
- ¡Vicky terminaste tus tareas! Le grita la madre a su hija, a la cual no ve en el enorme jardín, pues están muy bien camuflados en algún lugar oscuro del mismo.
- ¡Solo me falta uno mami!, pero ahora lo termino. Contestaba una chica que miente por amor.
- Me voy, pues no he hecho nada de la tarea. Dice Horacio, muy preocupado. Pero Vicky le pide unos cinco minutos más y Horacio, el muy rogado, se deja convencer para quedarse solo otros cinco minutos más, los cuales se convirtieron en otra media hora.
Por fin, ambos se comen a besos durante casi quince minutos, para por fin Vicky entrar a su casa y Horacio marcharse a la suya, la cual queda hasta... la casa siguiente, pues ambos son vecinos y se conocen desde el kinder.
Ella entra en su casa y se queda pegada a la puerta suspirando y sintiendo en su ser que la vida es bella, con la mirada perdida en el techo de la casa. Pronto es regresada a la realidad por un grito de su madre, quien la observa por la barandilla del segundo piso, lugar en donde se encuentran las habitaciones.
- ¡Vicky la tarea! Reclama una señora muy enojada, con un camison que la cubre desde el cuello hasta el ojo del pie y en su cabeza, un trapo que le cubre la docena de tubos, para continuar por la mañana con sus rulos naturales. Al fondo, en la alcoba principal se escucha la voz del jefe de la casa.
- Amor, ven a dormir, pues mañana debo de madrugar para ir a trabajar. La señora le responde a su marido, no sin antes amenazar a la chica.
- ¡Voy amor!
- Y usted señorita, ¡a hacer las tareas o no hay teléfono mañana! La chica con el horror en sus ojos, corre a realizar las tareas en la mesa del comedor. Y allí, pasa un par de horas tratando de concentrarse para hacer unas operaciones de matemáticas. Pues la mayoría del tiempo piensa en Horacio y Horacio al igual que ella, piensa en Vicky.
¡Toc! ¡Toc! _ ¡Madre, estas despierta! Pregunta Vicky sigilosamente desde la puerta del dormitorio de sus padres, para no despertar al jefe de la casa.
- ¿Qué quieres Vicky? Le pregunta la madre adormitada.
- ¿Puedo llamar a Horacio? pues, no me sale una operación de matemáticas y Horacio es muy bueno en mate. La madre, con tal de seguir en brazos de su marido y morfeo se lo autoriza.
- ¡Pero rapidíto nena! ¡no te quedes hablando toda la noche!
- ¡No mami, es por la tarea! ¡buenas noches! Ella, corre a su habitación con cuadernos y libros y llama a su Horacio.
- ¡Aló! Dice Horacio al otro lado de la línea telefonica.
- ¡Hola! ¡soy yo! ¿ya terminaste la tarea? Pregunta Vicky, con voz quedito.
- ¡Ya! y ¿tú?
- También ¿cómo estás? 
- ¡Bien! ¿y tú? 
- Bien tambien, aquí extrañándote mucho, ¡me haces tanta falta! Dice Vicky, como si llevaran meses de no verse y solo han pasado hora y media desde que se despidieron con un apasionado beso en el jardín.
Así, continúan uno en un lado de la línea telefónica y la otra en el otro lado, acostados en sus camas, diciéndose mientras hablan, lo mucho que se aman y que uno no puede vivir sin el otro.
- Amor, ¿estás ahí? amor... Dice Vicky, pero Horacio no contesta, solo se escucha el silencio en la línea, ella se calla y simplemente escucha atentamente por el auricular y espera pacientemente. Luego de quince minutos de espera y de escuchar, por fin, Horacio habla.
- ¿Aló?
- ¡Si mi amor!
- Perdón, pero me quede dormido. Confiesa Horacio a su novia.
- Lo se mi amor, escuche tus ronquidos, ¿quieres qué colguemos?
- ¡Nooo! hablemos otro rato más. Le suplica Horacio, quien ya esta un poco espabilado, por el momento que quedo privado. Nadie habla, solo se escuchan las respiraciones de ambos. Por fin.
- Bueno amor, te dejo, mañana hay que madrugar para el cole.
- Esta bien, pero que conste que yo quiero hablar otro rato más. Dice Horacio.
- Lo se mi amor y yo tambien, pero mi madre anda por el pasillo viendo a mi hermanito, si ya se durmió.
- Esta bien, hasta mañana mi amor... ¡te quiero mucho!
- Hasta mañana mi amor... ¡yo te quiero más!
- ¡Yo más!...
- ¡Yo más!... Se la pasan en ésta, durante varios minutos; para luego, continuar con lo típico.
- ¡Cuelga tu primero!
- ¡No, tu primero! 
Ésto, para demostrar que el que cuelga al ultimo, es quien ama más; por lo tanto, nadie quiere arriesgarse y no cuelgan. Tras varios intentos fallidos, acuerdan...
- ¡Esta bien!, ¡colguemos a la vez!
- ¡Bueno, a la cuenta de tres!
- ¡Uno!... ¡Dos!... ¡Tres!.... Y, solo se escucha el silencio, luego de medio minuto, se oye.
- ¿Estás ahí? 
- ¡Acá estoy!
- ¿Lo intentamos de nuevo? 
- Está bien, ¡cuenta tú!
- Mejor, ¡cuenta tú! 
- ¡Contemos los dos!, ¿te parece?
- ¡Uno!... ¡Dos!... ¡Tres!... Y nada, sino hasta varios intentos después; por fin, los aparatos tienen un respiro. Será entonces hasta mañana que continuará la rutina, mientras les dure el eterno y único amor de adolescentes. 

Varios años después...
- ¿Ya estás prendido del teléfono vos? Le reclama una Vicky ya casada, a su pequeño hermano, ahora un adolescente.
- ¡Mamá! dile a Juanito que deje en paz el teléfono, pues quiero llamar a Horacio, para saber si ya viene por mi. _Dijo que vendría a las siete y ya son las ocho y nada que aparece. 
La madre le llama la atención a Juanito mientras lava los trastes en la cocina.
- ¡Juanito! ¡soltá el teléfono! ¡tu hermana quiere hablar!
- ¡Ahora ma´solo cinco minutos más!....

¿Lo recuerdas? Esos, si fueron tiempos memorables, que quisiera, ahora disfrutaran mis hijos; pero ellos están ocupados con otros artilugios, perdiendo la mejor parte de sus vidas de juventud.... "El divino tesoro".
- ¿Dejas de leer tu primero?.... ¡Está bien, a la cuenta de tres!.... ¡Uno!.... ¡Dos!.... ¡Tres!....

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