miércoles, 25 de febrero de 2015

La Chica de Ipanema


Verte andar por la playa
cosa más hermosa que por ratos me da arritmia
enfermedad que podría robar mi vida en cualquier momento.
Pero vale la pena morir así, luego de ver cosa mas linda.
Mujer, color de miel, 
cabello de cascada dorada, 
caderas que simulan al Morro pan de azúcar, 
caminar de felino en plena cacería. 
No lo niegues, ¡esa es tu intención!
Sonrisa de fantasía, 
dientes blancos cual el mejor marfil;
tus pies y la arena blanca la mejor de las poesías.
El aire que danza y mueve con gracia a tus cabellos dorados,
cuando pasas entre la gente 
con rumbo a un desesperado mar azul, que te espera.
Se logra escuchar una bossa nova
que inunda a toda la playa
haciendo voltear a los incautos e hipnotizados mortales;
mientras que, las de tu clase mueren de envidia.
Eso provocas, cada vez que te diriges al mar,
las olas que se elevan una sobre otra para apreciar mejor 
a tu belleza mujer divina 
metida en diminuto bikini color rojo.
Por donde pisas, dejas huella, una huella de arena, 
de arena mayormente quemada que por el propio sol.
Otro espectador que en el firmamento 
se habré paso entre las nubes,
otras que se alborotan y se apretujan para encontrar el mejor lugar 
y así observar tu belleza de mujer cuasi desnuda.
Agradecemos que dejes un poco a nuestra imaginación;
la mía hace ratos que te traicionó, apenado estoy pues, 
cosas que he hecho contigo y apenas has pasado frente a mi,
dejando detenido a mi reloj y a mi corazón. 
Seguro que he muerto por unos segundos,
el tiempo que se detuvo dentro de mi 
un corazón enamorado e ilusionado por tí.
El movimiento de tus brazos, 
hacen parecer que el viento te lleva halada hacia mar adentro.
Veo como el tiempo se ha detenido con cada movimiento 
de tus caderas y claro está, 
con cada paso, ese diminuto bikini se hunde 
entre tus naturales bellezas, color miel 
ofreciendo una triste envidia al resto 
que luego se han tapado al ver la rigidez de tu piel 
en esa parte y otras más abajo.
Tu vientre, el más plano jamas violado por entrenador de gym
y al frente como en desfile escolar, 
las más hermosas batonistas abriendo el camino al resto 
de la banda, atrayendo miradas lujuriosas,
por otro lado, miradas asesinas.
Por fin, has llegado y frente al imponente mar te encuentras,
éste se apacigua y relajado te invita 
para poseer a tu hermosa figura.
Mientras, tú que sabes lo que eres... Divina mujer
te detienes, echas tu cabellera hacía atrás,
que ahora brilla como el mismo oro
ayudada por otro tímido admirador que se asoma 
entre las envidiosas nubes blancas que te quieren solo para ellas.
Luego de que tu cabellera masajea a tu espalda 
y caderas de obelisco levantado por algún Miguel Ángel,
Solo se  observa tu silueta, pues el mar ha perdido
su imponente presencia y ha enmudecido ante 
tanta belleza, hermosa mujer.
Lentamente, caminas, como condenado hacia su destino;
con cada paso se detiene mi reloj junto a mi corazón.
Pero veo que no soy solo yo 
hay muchos arrítmicos más, entre la playa.
Todo se ha detenido, solo tú, divino ejemplar femenino
tiene derecho al suave movimiento de tus largas y perfectas piernas 
quienes ahora, han sido acariciadas por el dichoso mar.
¡Ah! quien fuera agua de mar 
para sentir a tu apanelada piel bronceada.
por fin, eres poseída por un lujurioso mar,
éste disfruta de su faena sexual contigo, hermosa mujer.
El sol, lleno de envidia se niega a ser testigo 
y se esconde tras las lujuriosas nubes,
mientras el mar te posee, por ser elegido por tí.
La vida vuelve a la playa 
todos nos hacemos los desentendidos pues, 
para cuando salgas agotada de entre los brazos del mar
nadie se acordará de tu devaneo, de tu desafiante traición,
de tu aventura. Tu reputación seguirá intacta y ne nuevo, 
seras deseada y envidiada por todos los ahí presentes.
En una tarde de verano, en las playas de Ipanema.
Mañana, estaré aquí mi hermosa y deseada mujer bronceada.
No faltaré, mientras mi reloj y mi corazón no mueran 
de deseo por tí.

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