sábado, 21 de marzo de 2015

¿A dónde fué nuestro amor?


- ¿No se exactamente que pasó?
- ¿No se si lo nuestro se acabó? Ésto se preguntaba Angélica, con un nudo en su estómago tras la incertidumbre por no saber que fué lo que sucedió. _ ¿Para dónde ira mi amor? si hoy me siento en total agonía. Éste era la capilla ardiente de la chica de 17 años, quien sencillamente no entendía que había pasado.

Dos Días Antes...
- No me gustó nada verte platicando con Arnulfo, sabes muy bien que él y yo no nos llevamos bien y desde que empezamos a salir te lo dije. Ella vió en la cara de César, la cólera impresa y en su joven corazón, un nudo de arterias que no le permitían la circulación sanguínea correctamente, provocándole un leve desvanecimiento y un dolor en la boca de su estomago, al escuchar aquella sentencia tan decidida saliendo de los labios del amor de su vida, de César, el chico por el que había luchado tanto para lograr conquistarlo y con quien había sido tan feliz durante seis meses. El noviazgo perfecto.
- ¡Pero mi amor, tú sabías que Arnulfo y yo éramos muy buenos amigos desde antes de conocerte!
- ¡Lo sé, pero luego de ello, éste hizo de todo para separarnos y fué cuando te advertí sobre Arnulfo y llegamos a un acuerdo el cual, era que mientras lo nuestro fuera, él no tocaría pito en nuestras vidas! ¿Recuerdas?
- ¡Bueno sí!, ¿me perdonas? Estoy consiente de que te fallé.

Esa tarde siguieron juntos, César y Angélica, pero no fué igual a las otras tardes, las caricias y los besos ya no tenían ese dulce sabor, más bien, sabían un poco salado y ella, sentía que se moría por dentro pues, conocía de la reputación de César; un chico cabal, pero cuando sucedía algo que no le cuadraba, simplemente se desaparecía para siempre, sin dar explicación alguna y ella estaba sintiendo que aquella tarde de domingo, sería su ultima vez junto a César. 
Ella en un momento pensó.
- ¡Maldito Arnulfo! Ésto es su culpa, logró lo impensable para mí.

Al día siguiente, el teléfono, nunca sonó a la hora de siempre, Angélica se encontraba a la par del teléfono como todos los días a esa hora, pero el aparato nunca timbró.
- ¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!
- ¡Es él! corrió Angélica al teléfono.
- ¡Hola mi amor, pensé que no llamarías, me asustaste, gracias a Dios que me has llamado!
- ¡Soy Arnulfo! llamo, por que se que ése no llamará, me lo conozco bien y sé que después de vernos hablando se molestó. Ella colgó el teléfono pues, no quería echar más tierra a su relación con César.
Y lo espero durante semanas, pero César nunca más apareció, jamás lo volvió a ver. Ahora Angélica vivía una agonía que duraría muchos meses, tratando de olvidar al que un día fué su sol, el amor de su corta vida. 
El tiempo transcurrió y quien no se le quitó ni un momento, fué el causante del rompimiento con César, Arnulfo estuvo siempre ahí, y fué paciente, esperando el momento en que ella olvidara al chico inolvidable, para poder pedirle que fuera su novia.
Un día, ésta aceptó ser su novia y ella le advirtió muchas cosas, tal cual, lo hizo César con ella cuando se hicieron novios, César ponía las cartas sobre la mesa para que la relación durara y si fallaban, él simplemente desaparecía literalmente de la vida de la chica ¡para siempre! 

Angélica, hizo lo mismo con Arnulfo, éste aceptó todo pues, moría de amor por Angélica y aunque ella le dijo que no esperara ser amado como él se lo merecía pues, el amor de su vida fué y será siempre César. _ ¡Esa es mi condición! Y Arnulfo la aceptó.

De César, jamás supo nunca nada y eso la tuvo siempre con esa incertidumbre, de como pudo ser su vida junto al chico que tanto amo, pero que ella le falló y ese era su castigo, nunca le guardo rencor, siempre lo recordó con mucho amor y con esperanzas de por lo menos volver a verlo, cosa que jamás sucedió. Nadie supo nunca como César hacia para evitar que ésto pasara, pero siempre lo logró.
Mientras tanto, César siguió con sus advertencias y haciendo feliz a las chicas con quien estaba en turno, hasta que ellas fallaban y César se perdía en el limbo de las vidas de ellas, quedando destrozadas y arrepentidas por no haber podido cumplir con lo que él honestamente les pedía cada que iniciaba una relación.

¿A dónde va el amor cuando no puedes responder respuestas que no quieres responder?, y con la conciencia de el error cometido. Algunas se mentían, repitiendo: _ ¡No se exactamente que pasó, simplemente lo nuestro tristemente se acabó! y ¡yo quede muriendo como muere la flor de la alegría!, sin entender, qué dónde hubo calor, ahora solo hay frío. Recordando, cuando reñían por algo superficial y como luego las reconciliaciones eran divinas; pero, cuando se rompían las clausulas del contrato, nada era irreversible y no habia regreso.
Ni césar, ni ellas, supieron nunca más que fué de uno, ni del otro.

Ésta triste historia, la cual para algunos será un poco exagerada es tomada de la pura vida real. Los nombres han sido cambiados en ésta historia y, ésta solo es un ejemplo de más de cien que conozco.

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