sábado, 14 de marzo de 2015

El León en el Zoológico


En el zoológico, vivía un animal que era la gran atracción, el orgullo del lugar, la estrella que atraía a propios y extraños, un enorme y melenudo León. Éste, al ver a toda la gente admirando su porte y belleza; él, con mucho orgullo les aterraba con tremendo gruñido; por décadas, el León fué lo mejor del lugar y atrajo a multitudes, todos esperando escuchar a su feroz rugir, ver a su frondosa melena y a respetarle, por qué no, hasta temerle, por el gran porte del animal.

Pero, como para todo hay un tiempo y lugar, el tiempo pasó para todos y para el León tambien, sus rugidos ya no eran tan potentes ni feroces, su melena perdió volumen, su color amarillento con tonos naranja, fueron perdiendo intensidad, hasta algunos dientes perdió, y sus colmillos, que una vez brillaban al darles el sol, ahora estaban amarillentos, el León ya no era el mismo.

El León ya no se levanto más, ni para comer, la gente pasaba de largo frente al grandioso lugar que antes albergó a multitudes. Ignorado hasta por sus cuidadores, el León, el rey de la selva y el rey del zoológico, un día amaneció y el animal no se movió, pasaron los días y nadie se imaginaba lo que le pasaba al enorme animal, no fué hasta días después, cuando éste empezó a oler mal y aves de rapiña se arriesgaron a bajar por hambre y sobre la enorme jaula, la admirada y respetada, miles de aves de color negro, le hacían sin saberlo, una corte fúnebre.

Llegaron los cuidadores del zoológico, los que en un tiempo fueron co-estrellas del León a recoger su hediondo cuerpo y como nada, sin protocolo ni ceremonia, lo arrojaron al barranco. Sí, ahí termino, como alimento de carroña; el que un día gobernó en las sabanas africanas y luego de cazado, fué glorioso tambien en el viejo Zoológico.

Un periódico local de poca circulación, sacó una foto en su honor y a la memoria de quien se lo ganó en su juventud, solo eso nada más. Nadie lo recordó, ni lo reconoció, nadie preguntó ni comentó. El León, pasó de ser una gran estrella a ni siquiera un misero recuerdo en las mentes de los que un día lo admiraron tanto.

Así como la vida del León, es la vida de muchos, muchos que en su juventud tuvieron al mundo a sus pies, que fueron gallardos, cazadores, que comieron de lo mejor; pero, todo en este mundo tiene un lugar en el tiempo, algunos lo saben  y luego lo siguen explotando. Mientras que otros, no pueden con tanto dolor y se abandonan; hasta morir.
Sabemos quien es el espectador, los que un día aplaudieron cada rugido del León en zoológico. ¿Adivina quien es el León?

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