sábado, 21 de marzo de 2015

Nos quedamos solos


¿Recuerdas? 
¡Nos quedamos solos!
Sin ojos, sin oídos.
Tú repetías a mi oído, ¡te quiero!
Mi respiración agitada no me dejó hablar,
en ningún momento 
nos separamos uno del otro.
Nuestras manos hablaron por nosotros
y las caricias se hicieron adulteras.
¡Estábamos completamente solos!
Y, la vergüenza pidió permiso y se alejó.
¡Nuevamente solos!
Tú dices, ven aquí y escucha a mi corazón.
Susurras, ¡Quédate no te separes más de mi!
Nuestros cuerpos estrenaban su desnudez,
y una fuerza nos atraía cada vez más y más.
¿Cómo podría vivir la vida y olvidarme de tí?
Te colocaste de manera receptora;
y no pude negarme más.
Nos quedamos solos como nunca antes,
el silencio se alejó y la luz se avergonzó.
Y, los sonidos del amor surgieron.
Primero, en susurros mientras se acostumbraban,
luego ya desinhibidos, nacieron como quejidos,
pero no de dolor ¡sino de placer!
¿Cómo podría olvidar la vida entera?
Si la empezaba a vivir.
Que ni un momento podría separarme ya de tí.
Cuando regresaron: silencio, luz y vergüenza.
Lo único que se escuchó, 
fué un: ¡te quiero! ¡te quiero! ¡te quiero!

21/3/15



Nos quedamos solos

¿Recuerdas?... 
¡Nos quedamos solos! Sin ojos, sin oídos que nos vean o nos escuchen. Tú repetías susurrante a mi oído temiendo que alguien nos oyera: ¡te quiero!
Mi respiración agitada no me dejó hablar, en ningún momento nos separamos uno del otro.
Nuestras manos hablaron por nosotros y las caricias se hicieron adulteras.
¡Estábamos completamente solos! Y la vergüenza pidió permiso y nos dejó solos. Nuevamente solos, tú me dices: ven aquí y escucha a mi corazón latir así tan rápido. Susurras: Quédate, no te separes de mí. 
Nuestros cuerpos estrenaban su desnudez, y una fuerza nos atraía cada vez más y más.
¿Cómo podría ahora vivir la vida ya sin ti, olvidarme de tí?
Te colocaste de manera receptora;
y no pude negarme más.
Nos quedamos solos como nunca antes, el silencio se alejó, la luz se avergonzó y murió. Y los sonidos del amor surgieron de la nada. Primero, en susurros mientras se acostumbraban, luego, ya desinhibidos, nacieron como quejidos, pero no de dolor, sino de placer.
¿Cómo podría ahora yo olvídame de ti la vida entera?, si la empezaba a vivir contigo, ya ni un momento podría separarme ya de tí.
Cuando regresaron: el silencio, la luz, menos la vergüenza, lo único que se escuchó, fué un ¡te quiero! ¡te quiero! ¡te quiero! Y yo agotado respondí, y yo a ti. 

SergioRaga

3/8/2022 




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