jueves, 16 de abril de 2015

El Metido (de la serie: Las canciones de mi vida)


- ¡Amor, tranquilo que ya no te molestaré más! ¡Mi suerte está echada! 

Se escuchó en la mesa de al lado, me sentí muy mal por ser testigo de lo que era lógico que estaba sucediendo en esa mesa, seguí bebiendo mi café, y la carta que aún estaba sobre la mesa; leí, haciéndome el disimulado.

- ¡Ya ves, la vida es así, tú te vas como si nada y yo me quedo aquí, muriendo por tú amor!

El tipo no emitía sonido alguno, me daba curiosidad de verle la cara. ¿Qué cara tendría el tipo al escuchar todo lo que la chica le decía? Pues, para mí, que todo le salía a ella de su corazón.

- Creo que lo nuestro solo fué una linda casualidad, pero no te preocupes, no te culpo de lo que ya pasó.

Ésta chica si que amaba a éste, ¿que le haría? bueno, ¿sería ella o él....? 

- ¡Amor, disculpa, ya se que nunca has querido herir a mi corazón! 

...Cualquiera diría que me escucharon, a lo mejor ¿ella fué la culpable? pues, ¿por qué esta pidiendo disculpas? Y el otro, sigue callado, ¡maldición y yo sin poder verle a la cara!

- Veo tu rostro, y pienso: que en tí seguramente hay tantas dudas dando vueltas en tu mente, pero como dije; ¡no te preocupes, no hay cuidado! ¡sin culpables!

Y, ¿entónces quién fué el culpable? El silencio del tipo me hace pensar que a lo mejor ella fué la que falló y por eso ella, pidió el perdón; pero, él no quiere perdonarla, ¡a malvada!.... Pero, ¿qué pudo haberle hecho la chica para que él no diga nada? 
Yo, seguía muy atento al dialogo de la mesa de al lado y, ¡es que el chisme estaba muy bueno!
- ¿Algo más señor?  me interrumpió el mesero.
- ¡Ah! ¿cómo, qué dice amigo?
- ¿Qué si se le ofrece algo más señor? 
¡Hijuemadre! si ya llevaba buen rato con una tasa de café y ésta ya estaba vacía, se me estaba haciendo tarde pero, no pensaba moverme de aquí, ¡hasta no saber como terminaría ésto y ver la cara del tipo!
- ¿Eh? ¡si traiga más café por favor!
El mesero se fué y luego volvió con más café, a mi tasa llenó y yo le pedí que dejara en la mesa toda la jarilla. El mesero con cara respingada la dejó ahí, y se marchó. Yo regresé con los de la mesa de al lado.

- ¡Si ves mis lagrimas, perdón ya sé que nunca me has herido y menos ahora!

¡Yea, bien dije que ella era la de la culpa, el pobre por eso no dice nada!

- ¡Amor, si alguna vez el destino nos une por ahí, invítame a un café y luego hazme el amor! ¡cómo cuando nos conocimos! ¿recuerdas?

Ve, ¡qué cabrón!, seguramente es igual que yo, ¡muy machín el jodido!, para que aún después de terminarla le pida que más adelante le haga el amor. 
Y, la condenada ¡está bien buena! De pronto y me la ligo, ¡si! cuando terminen la sigo y con cualquier casaca me la conectó para el rato. ¡Mamacita!

- Amor, como dije: ¡ya no volveré a molestarte! Siento que lo nuestro solo fue una hermosa casualidad; ¡la misma calle, la misma hora! 
- ¡Jamás te culparé por el pasado! y te digo: ¡amor no digas nada por favor se que nunca me has herido y menos ahora! 
- Ya lo sé. ¡la suerte es así!, tú ahora tomarás tu camino y yo me quedó aquí recordando que ya no seré tuya y entonces al recordar todo lo nuestro ¡lloraré por tí!

Luego, todo quedó en silencio y entonces la chica se levantó, ¡maldición! dije, pues ahora se irá y no la voy a poder alcanzar, pues el tipo sigue ahí, y ni modo que me volteé. ¡Que pizarrín, me vale madre!, ¡así como a él le valió madre las disculpas de la chica! 

Entonces el Metido se volteó y: ¡Sorpresas que te da la vida! 
Así de sorprendido quedó el tipo que escuchó todo el cortón de la chica bonita...
¡¡Hijuemadre!! ¡¡qué mujerona!! ¡¡ésta, está mejor que la otra!! 
¡¡Me lleva la chingada!! ¡¡Si son un par de lesbianas!! 
¡Se me hizo tarde y mi mujer me va sacar la madre!
- ¡Mesero, la cuenta rápido por favor!
El Metido estaba avergonzado, pero seguía admirando a tremenda mujerona, la que nunca dijo nada; la que había cortado la otra bonita, ¡vaya suerte la de algunos...! ¡Digo, la de algunas! 
¡A chingar a mi mujer! Dijo, el Metido y se fué como de rayo, pues, en la casa lo esperaba una mujer: ¡Bien endiablada! Y todo, ¡por metido!


"La gata bajo la lluvia" Rafael Pérez Botija 
historia de: Pérez Botija y S. Raga








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