lunes, 18 de mayo de 2015

Brujería de Amor


En nuestra cuadra vivíamos una buena cantidad de amigos todos varones y una media docena de chicas a quienes conforme crecimos las veíamos como nuestras hermanas y para nosotros no tenían ningún atractivo, sin embargo, por esas cosas injustas de la vida, que pasa el tiempo y nunca logras comprender. En la cuadra siguiente era todo lo contrario, ahí vivían una cantidad de chicas y como unos tres niños, los cuales buscaban a nuestra cuadra pues, según ellos decían en su cuadra no había con quien jugar. Hasta aquí todo perfecto, los niños con los niños y las niñas con las niñas. 

Pero un día alguien despertó con algo extraño en su cuerpo: ¡Pelos! y ¡ahí! Ésto fue una bomba en nuestra cuadra y fué ahí que los que eran más conservadores o en otras palabras; tímidos, se animaron y cuando caímos casi todos éramos unos hippies en esa parte privada. 
Más adelante algo más serio y ésto si era un top secret, nuestro pilín, ahora más grande, tenía otra función además de orinar, ¡vaya sorpresa!, pues, ésta llegó con días o semanas y hasta años de diferencia entre nosotros, pero nuestro campo de juegos infantiles ahora era lugar de los más estepario con miles de secretos. 
Nudos de niños, unos sobre otro para lograr ver a la Señorita Junio; revista sacada clandestinamente del colchón de un padre despistado o de uno que no se había percatado que su niño ya no era un niño, éste ahora, era: "Un adolescente tímido" 

Los seis meses posteriores a la Señorita Junio, la cual ignora que fue bien disfrutada por cerca de 30 imberbes que se creían todos unos hombres. Algo había pasado entre nuestras amigas y vecinas, tanto de nuestra cuadra como de la cuadra de al lado, las chicas se veían diferentes y lucían algo que solo veíamos en nuestras madres y nuestras hermanas mayores y tambien, muy bien lucidas en la Señorita Junio. Ellas, no eran las mismas y nos veían con esos ojos lujuriosos y después se juntaban entre si para reírse como locas. Alguien gritó: _ ¡Algo les sucede, sálvese el que pueda! Y corrió como loco sin parar hasta entrar en su casa, pobre de Juanito era el más chico de la pandilla.
Otro dato importante era que por debajo de nuestras puertas, y en nuestros bolsones escolares encontrábamos papelitos con inscripciones extrañas para nosotros y de una se los pasábamos a nuestras madres, quienes se alborotaban como gallinas cuando se acerca el zorro; algunas de ellas, las más creciditas y audaces la pasaron muy mal; ¡pobres de nosotros, seres sin experiencia aún!
Ellas nos dieron la oportunidad pero, como las chicas maduran antes que uno, de los casi 30 chicos, tal vez cinco lograron afianzarse en el momento con alguna de ellas, quiza ellos eran mayores que el resto.
Cuando llegó Diciembre y despertamos a la vida amorosa por completo, entendimos el por qué de aquellas miradas, risas, papelitos, etc. Pero, para nosotros ya era demasiado tarde, ellas tenían ahora otras metas y esas se habían vuelto inalcanzables para nosotros y en esa navidad nos percatamos que nuestras vecinas de la cuadra de al lado, eran unas mujeres hermosas, pero, nosotros para ellas habíamos pasado de moda. 
Ni modo, tuvimos nuestra oportunidad, una obsequiada por ellas que nosotros no aprovechamos.
Mientras las fiestas se acercaban ya nosotros estábamos bien colgados de las chicas solo pensábamos en ellas, en como sería rosar sus labios, como sería besar a una de esas chicas, en otras palabras, nuestro primer beso. 
Confieso que practicábamos con nuestras manos, pensando que ellas eran los labios de ellas y cuando comprábamos helados, éstos fueron nuestras primeras experiencias en cuanto a besar se refiere; _ ¡Mira así se besa!... _ ¡No, es así!..... _ ¡Es como dicen, solo que hay que meterles la lengua!... Esas frases eran de todas las tardes. 

Llegó el 24 de Diciembre y en la noche como ha eso de las diez, ya bien catrines, esa noche era desenfrenada y con permiso pues, andábamos con nuestros cigarrillos a lo Dean Martin y la escusa era que el cigarrillo lo usábamos solo para quemar cohetes;  las madres, siempre vigilantes.
Recuerdo que esa noche estábamos Rony y yo con nuestro cigarrillo en nuestros labios, fumando en la esquina de la cuadra de las chicas con la ilusión de ver a una de nuestras musas, cuando apareció Fer.
- ¡Vengan! dijo, como ladron que oculta su botín y sí, efectivamente le había robado a Don Benancio el Español de su padre, un puro cubano que eran los que él fumaba. Al verlo, Rony exclamó.
- ¡Wao! ¡con este cigarrote podrás quemar cohetes toda la noche! dijo inocentemente.
- ¡No seas mula! le dije, ¡con éste puro nos veremos mayores y entonces las chicas nos verán diferentes! ¿verdad? A lo que Fer dijo.
- ¡Par de inútiles, como son de animales! _ ¡Vean, ademas del puro que le robe a mi padre, me encontré está revista de mi madre! y ¡aquí dice! "La oración del puro: con ella podrás enamorar a quien quieras, luego de esta oración, la chica caerá a tus pies"
¡Dios mio habíamos encontrado los secretos mas deseados y escondidos por el mayor seductor de la historia, con ello seríamos los Don Juanes de todo el barrio! 

Eso pensamos y seguimos leyendo el articulo. "Los ingredientes eran: Un puro, una fotografía de la seleccionada y si se podía conseguir un mechón de pelo, mejor".
- ¡Diablos! dijo Rony y, ¿cómo jodidos encontramos todo ésto? 
Yo me jale los pelos, que en esa fecha eran muchos y podía darme el lujo de arrancar algunos, de haberlo sabido los habría cuidado un poco más, pero esa es otra historia.
- ¡Babosos, lo más dificil ya lo tenemos y era el puro! 
Era cierto, donde habríamos conseguido un puro y ademas la oración para recitar. 
Lo que nos faltaba era más accesible de encontrar. 
Entonces paso a la par nuestra el hermanito menor de las chicas que nos traían somatando el piso, pues, casualmente a nosotros nos gustaban las hermanas del Juanito. Rony, quien era el más impulsivo y violento, le dijo a Juanito.
- ¡Vos juan, vení para acá! El inocente de Juanito se acercó a Rony y éste le dijo al Juanito.
- Vos Juan, ¿nunca te han dado una buena mandarina un 24 de Diciembre como a eso de las... y vió su reloj...  once? El Juanito palideció y dijo: _ ¡¡NO!! Rony lo cogió de su camisa nueva, arrugándole el cuello y concluyó.
- ¡Para evitar que yo te la dé, tienes que ir a tu casa y traernos una foto de tus hermanas, una de cada una y tambien les cortas un poco de pelo! 
Juanito que ya se meaba del miedo, dijo: _ ¡Las fotos si pero, el pelo no pues, ellas salieron a una fiesta! 
Rony con Juanito en mano todavía nos vió, yo ví a Fer y éste que era el autor intelectual, dijo: ¡Eso servirá!

Entonces Juanito corrió para su casa y en menos de lo que canta un gallo, regresó con las fotos de sus hermosas hermanas.
- ¡Aquí están! dijo y su mano aun temblaba; Rony le dijo: _ ¡Si le contás a alguien te doy una! y le mostró el puño apretado; luego dijo: _ ¡Ándate a la chingada! y Juanito no escuchó nada más y por la calle corrió como nunca.

Cuando tuvimos las fotos en nuestro poder, del pecho de cada quien se escapó un suspiro y es que realmente estábamos bien enamorados de las chicas.
- Y ¿ahora qué? Vimos a Fer, él nos indicó que hiciéramos un corazón en la foto de la chica y así lo hicimos; luego de ello, había que encender el puro, algo que fué muy dificil pues, no sabíamos como hacerlo. _ ¿No has visto como lo hace Don Benancio? Dijo Rony todo desesperado y es que, no le habíamos quitado la punta al puro, cuando logramos hacerlo con un cuchillo Fer logró encender el gran puro de color café achocolatado. 
Empezó Fer, recitó las palabras mágicas y le dió un jalón al puro, uno interminable pues, según nosotros mientras más humo mejor, que con ello; ellas caerían rendidas como autómatas ante nuestros pies. Luego Rony le arrebató el puro a Fer y lo mismo; por último lo hice yo y si que lo desee tanto pues, amaba a la niña y la quería entre mis brazos; esa sería una experiencia religiosa como dice el Iglesias.
Bueno, el hechizo estaba echado, solo era de esperar a que ellas salieran de donde se encontraban bailando con los ahora novios. El tiempo pasó y nada....

Lo único que con esa brujería de amor logramos en esa navidad, fué: Un enorme dolor de cabeza, un mareo horrible y que el poste en donde esperábamos quedara todo vomitado; pero de las chicas absolutamente nada, ni siquiera una mala mirada. 
¡¡Vaya decepción, para alguien con trece años de vida!! 




Tomado del libro: Historias de un Adolescente Tímido por S. Raga








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