jueves, 14 de mayo de 2015

El Cielo Echa de menos a un Ángel


En el cielo había pesar, todos ahí lloraban por la perdida de uno de sus más bellos Ángeles, uno que por orden llegó a la tierra al rescate de un ser que estaba en el abandono personal, pero, que siempre fué una persona bien portada y noble, pero por azares del destino se vió envuelto en problemas y todo perdió y al abandono personal se entregó. En drogas, alcohol y prostitución estuvo, hasta que éste Ángel fué enviado para a su vida poder rescatar y al buen camino encausarlo. 

- ¡Hola! Le dijo una bella mujer a quien en el suelo se encontraba, éste la vió y le dijo con la voz temblorosa.
- ¡Un Ángel caído del cielo tú debes de ser! Ella sonrió y con mucha ternura su mano temblorosa tomó y al él estar en pié, ella le dijo, siempre con esa voz angelical. 
- ¿En verdad no me reconoces? _¡Siempre he estado contigo, a tú lado! y ahora que me necesitas he regresado por tí, para ayudarte a salir del hoyo en donde te has lanzado.
- ¿En serio no eres un Ángel? Insistió Roberto, pero luego de ello, por lo alcoholizado que estaba sobre su regazo cayó, ella con mucha fuerza le sostuvo y a su carro lo subió; luego a su departamento lo condujo. Una vez ambos ahí, ella lo desvistió y un baño le dió. 
Mientras a Roberto bañaba, éste seguía preguntando _ ¿ Eres un ángel no es así ? Ella solo sonreía y luego de quitarle el mal olor lo llevó a la habitación de huéspedes y ahí lo dejo dormir. Mientras, ella se comunicó con quien la envió.
- ¡Acá lo tengo! _¡Empezaré con su recuperación! 

Al día siguiente Roberto sentía que se moría, debido a la cruda en su cuerpo y al verse en aquella limpia habitación preguntó _ ¿Dónde diablos estoy? ¡Qué drogado estoy que no recuerdo nada!
- ¡Esas expresiones están prohibidas aquí Roberto!
- Y tú ¿quien diablos eres? Ella se puso seria y repitió: _ ¡Esas expresiones no las tolero en mi casa!
Roberto la vió y se dió cuenta en su aun bolencia que se trataba de una mujer hermosa. Y ésto dijo:
- ¿Eres un Ángel? Ella le dijo, estoy aquí para ayudarte, para que vuelvas a ser el hombre bueno que antes fuiste. Roberto no creía nada de lo que ella le decía, pero si sentía un tremendo dolor de cabeza y un nerviosismo en todo su cuerpo. Ella le dijo: _ ¡Tomate ésto te ayudará! Él tomó aquel brebaje, el cual no sabía nada bien, pero sus ojos seguían clavados en la hermosa mujer que él tenía enfrente.
- ¿Si no eres un ángel? ¿quién eres entonces? Preguntó Roberto, mientras seguía bebiendo su brebaje. Ella le repitió: _ ¿En verdad no me recuerdas? Roberto sin dejar de beber y admirar a tremenda mujer, dijo que no moviendo su cabeza. 
- ¡Entonces, permíteme presentarme! Le dijo la mujer a Roberto, sonriéndole.
- ¡De pura casualidad me llamo Angela! pero no soy el tipo de ángel que tu crees, simplemente vengo a ayudarte de parte de alguien que te quiere mucho y cuando termine mi encargo, como llegué me iré.
Le aseguró Angela a Roberto. _ ¿Bueno? Dijo Roberto y al termino de un mes Roberto era el de antes, un hombre seguro de si, muy educado, bondadoso y trabajador.
- ¡Angela quiero encontrar trabajo para poder pagarte lo que has hecho por mí! Dijo Roberto.
- ¡No te preocupes Roberto, todo está pagado! ¡Quien me envió se ha preocupado por tí y me ha pedido que haga lo que hago por ti!  
Roberto consiguió trabajo y alquiló su propio apartamento, regresó a casa de Angela para agradecerle y devolverle de alguna manera lo que ella había hecho por él, pero cuando llegó al lugar en donde Angela lo tuvo por poco más de un mes. 

Roberto a la puerta llamó pero nadie contestó y nadie abrió; cosa que a Roberto le intrigó, bajo a la portería y se dirigió al conserje del condominio.
- ¿Disculpe amigo, la señorita Angela, no se encuentra en su apartamento? el conserje lo vió y con el seño fruncido a Roberto le dijo.
- Perdone amigo ¿pero aquí no vive nadie con ese nombre? 
- ¿Cómo que no? si yo estuve aquí en su apartamento con ella, durante más de un mes.
- ¡Ni a usted ni a ella los recuerdo! ¿está seguro que no se equivocó de edificio?
- ¡Claro que no! Dijo un molesto Roberto. El Conserje se dió cuenta y le preguntó Roberto.
- ¿Qué numero de apartamento, dijo que era el de la señorita?... ¿Angela?
- ¡El 303! Dijo Roberto con plena seguridad. El conserje se rió y Roberto aun serio le pregunta.
- ¿De qué se ríe señor? Éste quien seguía riendo le responde.
- ¡Ese departamento tiene años de estar vacío amigo! Roberto se dijo _ ¿Qué diantres pasa aquí? y se retiro, el conserje lo siguió con la vista, con sonrisa en labios pensando _ ¿Qué se fumaría este tipo?

El tiempo pasó y de Angela nada, Roberto siguió con su vida normal y recuperada. Pero un día que conducía su auto, vió a Angela, Roberto frenó de inmediato y se dirigió hasta donde la chica caminaba, cuando la alcanzó; Roberto dijo con mucha seguridad _ ¿Angela? Ella lo vió y simplemente con la cortesía del caso le sonrió y siguió su camino. Roberto le grito nuevamente _ ¡Angela! ¿No me recuerdas? 
- ¿Disculpe pero no lo conozco? Dijo ella, la hermosa chica que un día ayudo a Roberto. 
Éste al ver la cara de extrañeza de ella, dijo: ¡Diablos no puede ser que no me recuerdes! Ella algo molesta le dice:
- ¡Oiga señor, cuide su vocabulario! Roberto al escucharla le dice a la chica.
- ¡Ves, si eres tú! ¡Te sigue molestando esa expresión!
- ¡Por favor déjeme en paz yo a usted jamás lo he visto en mi vida! Y siguió su camino, luego de varias cuadras ella entró en un café bar, Roberto quien la siguió entró en el bar y se sentó en una de las mesas. Ahí esperó, al rato se acercó la mesera a atenderlo y cuando vió la mesera a Roberto sentado, le dice.
- ¿Usted otra vez? ¿me está acosando? Mejor se va o llamo a la policía, dijo ella muy molesta, entonces Roberto le pide disculpas y además le suplica que le de un par de minutos para explicarle el mal entendido; ella que observa que Roberto es un tipo bien; le da la oportunidad de que él le aclare que esta pasando y quedan a que él pase por ella a la hora de la salida de su trabajo.
- ¡Bueno explíquese! Le dijo la chica a Roberto. 
- ¿Nos tomamos algo? 
- ¡Esta bien! Dijo ella y Roberto le contó su extraña recuperación y la ayuda que Angela le dió desinteresadamente, hasta que lo dejó completamente recuperado y entonces desapareció y ahora se la encuentra a ella, que era idéntica a Angela. 
Ella lo entendió y de ahí nació una amistad.
- ¡A propósito me llamo Roberto! 
- ¡Yo soy Angélica! Roberto le dice.
- ¿Angela? 
- ¡No necio Angélica?
La amistad entre Roberto y Angélica continúo y con el tiempo se hicieron novios y ahora siguen saliendo su relación va en serio.

Mientras, en el cielo echaban de menos a un Ángel, quien vino a la tierra por un encargo del Jefe de Ángeles, y ella nunca regresó, en el cielo, todos lloraban por la perdida de su bello Ángel, uno muy amoroso y llevadero, de quien nunca se volvió a saber nada en el cielo y por ello ahí todos sufrieron por mucho tiempo. 
Hasta la fecha, varios años después la siguen echando mucho de menos, pero de ese ángel ya no se supo nada. Se especula que cayó en manos del oscuro y que él la tiene en algún lugar de donde tal vez nunca podrá salir y eso hace sufrir a todos en el cielo. Lugar en donde se echa de menos a un maravilloso Ángel.

Una noche que Roberto regresaba del trabajo con su ahora esposa Angélica, pasó por una de las calles llenas de indigentes y detuvo el auto. Angélica le preguntó: _¿Qué haces vamonos de aquí?  ¿No ves a tanto indigente? Y ¡nos pueden hacer daño! Roberto con lagrimas en sus ojos le dijo a su esposa. 
- ¿Recuerdas que yo fuí uno de ellos y un Ángel me rescató y ademas fue por ella que te conocí y ahora somos tan felices?
- ¡Perdón mi amor! ¡En verdad discúlpame!  ¡te entiendo! Roberto agradeció a su esposa y puso en marcha su vehículo, pero cuando quiso dar marcha él atropello a un bulto y de inmediato se bajó para ver que había atropellado, llegó hasta donde se encontraba el bulto en el suelo y Roberto se inclino para socorrer a la persona en el suelo.
- ¿Esta bien? ¿No le duele nada? Preguntaba Roberto a quien yacía en el suelo, mientras Angélica seguía en el auto, con el Jesús en los labios. 
De pronto escuchó que Roberto gritó y a ella no le quedó otra más que salir y entre los mirones indigentes se abrió paso.
- ¿Qué pasa mi amor lo mataste?
- ¡Acércate mi amor ayúdame! Dijo Roberto, con el personaje en brazos dirigiéndose hacia el auto.
- ¿No pensarás meter a ese andrajoso al auto? ¡Cómo hiede!
- ¡Cállate Angélica! ¿no ves qué encontré a mi Ángel? ¡es ella, es mi Ángel!
Roberto se la llevó a su casa y ahí la baño y luego la acostó en el cuarto de huéspedes con la ayuda de su esposa.
- ¿Me recuerdas, no me recuerdas? Le insistía Roberto a Angela, ésta lo veía y mientras bebía un brebaje, con su cabeza le indicaba que no.

En el cielo se dieron cuenta del hallazgo de Roberto y una noche de luna llena y un cielo despejado con miles de estrellas, bajaron por ella, el Ángel que tanto han llorado, ella los reconoció y con ellos al cielo ascendió.

Hoy en el cielo hay fiesta pues, el Ángel prodigo ha regresado y a una alma en la tierra han salvado.





















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