jueves, 21 de mayo de 2015

El Monólogo


Cómo ha pasado el tiempo sin que nos percatemos y de pronto un día, te das cuenta que todas tus aventuras y tu libertad, de la cual un día disfrutaste, son cosa del pasado y que esas aventuras y experiencias jamás tendrás la oportunidad de volver a vivirlas. Hoy día, solo viven en tus recuerdos, adentro de un baulito que tenemos bien guardado en alguna parte de nuestro cerebro. Otros, le llaman la capsula del tiempo, guardada precisamente en el mismo lugar de nuestro cerebro. 
Por mi oficio, uno que amo tanto, muy a menudo hago uso de ese baúl o, de la cápsula para de ahí extraer una anécdota, una historia. A la cual, no es solo de ponerte a escribirla ¡y ya! Debes de darle: Un inicio, un desarrollo, encontrar el final idóneo, un protagonista, figuras secundarias, adornar un escenario. Muchas veces cambiar todo lo que en realidad pasó guardando únicamente su esencia, pues, de no ser así no tendrá la mismo sazón y al lector, ¡aburriré! Dar los tiempos, las pautas, revisión de diccionarios, encontrar la prosa, los adjetivos, las frases, oraciones exactas; los diálogos, los cuales evidentemente no son los mismos que entonces se dieron, de ellos no me recuerdo ¡nada! 
En fín, es un trabajo muy bien elaborado pero entretenido, y por ultimo, llega la edición, quitar lo que no sirve o lo que es redundante, pues, de lo contrario la historia sería interminable y aburrida y a veces sin sentido. Ésto solo es algo para que te lo imagines....

Ésto es parte de lo que me gusta y creo que a vosotros tambien.
Pues bien; hoy recuerdo varios episodios de mi juventud los cuales, oscilan entre los 17 y los 20 años. Éstas, son esas remembranzas.... 

Salí de mi casa a la hora de siempre con rumbo a mi colegio, pero, lo bueno era que me sentía de lo más relajado y la vida para mi en ese instante era como un reino, en donde yo era el rey y las leyes, eran las que yo dictaba. A mis padres les interesaba recibir cada mes, unas notas que no bajaran mi promedio de 80, y eso para mi era pan comido. 
Mientras viajaba en el transporte urbano mis pupilas eran dos radares muy bien entrenados, siempre en busca de carne fresca y por supuesto, nueva. Había que renovarla constantemente de no ser así, la vida carecía de sentido. - ¡Qué vida!- 

Cuando ya me encontraba adentro del autobús y no había nada motivador como para ser abordada, mis sentidos se iban para las ventanillas del vehículo y a veces ahí estaba lo que deseaba.
- ¡Vaya, vaya! ¿qué tenemos aquí? me dije, admirado al ver que del otro lado de la avenida caminaba apresurada una bella chica; ella vestía una blusa roja bien ajustada y un pantalon de mezclilla, en sus pies llevaba un par de sandalias; eso me indicaba que ella vivía por el sector, en su cabellera rubia, uno de esos chongos amarados con una cinta o agarrados con un gancho chistoso. Me pare y toque el timbre, indicándole al chofer que me bajaría en la próxima parada, me encamine a la puerta de salida con el autobús aún en movimiento y mi vista puesta en el objetivo; cuando el bus se acercó a la parada abrió la puerta, el sonido de la puerta abriéndose se escuchó y yo me bajé al pedalazo, a lo que el chofer seguramente me lo agradeció pues, al ver que ya me había bajado ya no se detuvo y siguió su camino.
Sin esperar a que el semaforo me diera verde y entre los autos, me atravesé la avenida, la verdad es que en aquella época el parque vehicular no era grandioso, como para que la avenida estuviera tan congestionada como hoy día. 
Cuando logre llegar a la banqueta la chica se me había adelantado yo, me dije: 
- ¡Mucho mejor! Extraje de mi bolsa, el único billete que llevaba, lo demás era puro sencillo pero era suficiente como para volver a mi casa. Y, con billete en mano me apresuré hasta que le dí alcance a la chica.
- ¡Oye! ¡disculpa me oyes! ella seguía caminando y ahora lo hacia más de prisa. 
Me tocó que correr un poco y colocarme a la par de ella y, otra vez.
- ¡Disculpa! ¡qué pena molestarte! pero, ¿se te cayó ésto? ella lo vió de reojo y casi cae en la tentación, pero me dijo.
- ¡Buen intento, pero no saque dinero de mi casa, pues voy y vuelvo en seguida y no necesito el dinero!
- ¡Bueno si no es tuyo, pues, buena suerte para mi! Y dije: _ ¡Billete ahora eres mio! Ella sonrió. Mientras yo le dije: _¿Sabes que yo se que vives por acá? ¡pero no se donde exactamente! Ella me respondía sin detenerse. _ Si y eso, ¿cómo lo sabes si no me conoces? 
- ¡Bueno, por que yo estudio en el colegio que esta por el camino que acabamos de dejar! y creo ¡que hoy me capuciaré por tu culpa! _ ¡Bueno, la cuestión es que siempre te miro cuando vengo y hasta ahora que vi la oportunidad!, ¡pensé que el billete era tuyo! me dije, ¡esta es mi oportunidad para conocerla! ella sonrió otra vez y me dijo, _ ¡Mentiroso!
- Bueno, ¡otras veces te he visto con vestido, otras con shorts y casi siempre usas esas sandalias! -¡Era obvio todo lo que dije! ¿no?- 
Ella se detuvo y me preguntó: Y, ¿qué quieres? ¡vete a estudiar y me dejas tranquila! Yo la vi directo a sus ojos castaños y le dije: _¡Que tal si mejor me dices tu nombre! ¡yo soy Sergio! y ¿tú? 
- ¡Yo soy Susana! 
Cuando escuche su nombre, le entoné la canción del  "Abracadabra"... ¡Una mañana llegaste Susana!... Ella rió, esta vez mucho más y se sonrojó, luego dijo: 
- ¡Cállate loco! 
- ¡Me callo, si nos gastamos el billete que me regalaste! ¿qué dices?
- ¡De acuerdo! y ¿a qué me invitarás?
- ¡Por hoy a un helado! ¡mañana ya veremos! ella respondió con tono de duda
- ¡¿Mañana?!..... 
Luego de aquel helado ya no regrese a clases, me fuí directo a la casa, y como a las ocho de la noche, la llamaba por teléfono....

La otra vez, salimos, Fredy, Dany, Willy y yo, buscando en el barrio ver a algunas chicas bien arregladitas pues, ese fin de semana nadie nos había invitado a un repaso. De pronto, Dany que tenía un olfato dijo: _¡Vean allá! ¡ellas van a una fiesta sigamoslas! Nos hicimos atrás de ellas y mientras caminábamos a una distancia prudente; Fredy no iba muy convencido, pues, nunca se había colado en una fiesta y eso lo llevaba un poco nervioso. Willy le dijo: _ ¡Tranquilo, vos solo hace lo que nosotros y ya! Era lógico que se sintiera así pues, para nosotros eso era pan de cada fin de semana y para él, era su primera experiencia. 
Cuando entramos en una calle se dejaba escuchar la musica, Dany dijo: _ ¡Sigo teniendo el toque! Nosotros le dimos unas palmaditas en su espalda. Efectivamente a unos 50 metros, un grupo de chicos y chicas afuera tomando el aire y las chicas a las que Dany seguía entraron en la casa y detrás de ellas, el Dany. Mientras, Willy y yo nos quedamos con Fredy dándole una clase exprés; por fin cuando lo convencimos de entrar, ya Dany venía para afuera de la mano de una de las chicas a las cuales seguimos y nos llevaron hasta ahí. El condenado seguramente usó la técnica de acercarse hasta; la, o, el homenajeado y luego de ellas saludarlo o, saludarla; el siguió como tercero, dando la ilusión de que él había llegado con ellas, y ellas, pensaron de que Dany era amigo en éste caso de la chica homenajeada. Luego aprovechó y de una invitó a bailar a una de ellas, la que a Dany le gustó.
Por fin, nos encontrábamos en ambiente bailando y gritando con cada éxito que el Dj colocaba en la tornamesa. 
Pero, Fredy salió de la fiesta dejando parada en medio del salón a la chica con la que bailaba; éste iba pálido y descompuesto. Nosotros al verlo, salimos detrás de él y cuando lo encontramos sentado sobre una piedra en el arriate central que dividía la avenida; le cuestionamos que había sucedido, si ya estaba en ambiente hasta parecía que le habia gustado a la chica con la que bailaba, las chicas y nosotros le preguntamos que había pasado y ésto fué lo que pasó.
Fredy le preguntó el nombre a la chica y luego ella hizo lo mismo, hasta ahí todo iba perfecto, pero luego, Fredy preguntó algo que nunca se pregunta: ¿Qué están celebran hoy aquí? 
Y la chica le respondió.....
- ¡¡Mis quince años!!.....

La otra noche, luego de una fiesta aburrida de un sábado por la tarde, me salí de la fiesta y me dirigí a la feria que había llegado a nuestro barrio y entre las loterías vi a unas amigas y con ellas estaba: La Chayito, una chica muy bonita, que tenía unos senos tan grandes y ese era su mayor atractivo y los lucia como si fuera una modelo.
- ¡Hola! ¿cómo les va, me puedo sentar con ustedes? Ellas me saludaron muy amigablemente, menos la Chayito, así que me senté al lado contrario de ella algo que me beneficiaba pues, la visual era inmejorable. Una de ellas me dió uno de sus cartones con la condición de que si me sacaba la lotería el premio era de ella. 
A mi eso no me interesaba pues, yo ya me había sacado la lotería con tener a la Chayito frente a mi. Era obvio que a la Chayito yo no le agradaba y confieso que nunca supe el por qué y la verdad, no me interesó saber el porqué. 
Cómo nadie se sacaba la lotería, alguien dijo: _ ¡Juguemos la ultima y nos vanos a subir a la rueda de Chicago! _ ¡Bueno! dijimos todos, menos la odiosa y hermosa de la Chayito, ella no dijo nada. Luego de eso y al ver que la lotería se la ganó la viejita de la par, yo inicié una guerrita con el maíz y con mis amigas y entre la batalla, una de mis semillas se fue directamente - y ésto lo vimos todos en cámara lenta - yo me lancé como tratando de evitar la desgracia que estaba por llegar; las chicas se asombraron y sus ojos desorbitados por mi reacción que fue tarde; porqué el maíz entro entre los dos enormes pechos de la Chayito, quien me volteo a ver con una cara que ya me mataba y entre sus senos enormes, el maíz, luego de ello las chicas reían como locas y algunas hasta le tiraron otros y ahí quedaron las dichosas semillas, pero la mirada de la Chayito era muy intimidante que no me quedo de otra que despedirme de mis amigas. _ ¡ Adiós Chayito, me cuidas mi maíz! Ella me dijo algo inapropiado y a en mi espalda sentí el maizaso....

Cuando me faltaban tres cuadras para llegar a mi casa yo iba recordando los señores senos de la Chayito llenos de maíz y por ello, no vi a alguien que iba con dos niños por la misma ruta que yo.
Si escuché cuando me decían: ¡Sergio, Sergio! pero seguí mi camino con mis pensamientos eróticos hacia la Chayito. Cuando por fin llegué a mi casa e iba a cerrar la puerta, ahí estaba ella y los niños.
- ¿A saber en qué venís pensando que no me oíste cuando te llamé? 
Era una prima como en quinto grado; una prima de mi prima, hija de una prima en segundo grado de mi madre.
- ¡Ola! ¡pasa por favor! le dije, sin perder detalle alguno pues, ésta prima tambien estaba muy buena - ¡de salud claro! -
En el cuarto de mis padres, se encontraba; mi madre con mi papá y con ellos, mi hermano que había llegado a visitarlos, éste - pues es mal de familia - le dijo: 
- ¡Jenifer! ¿si gustas cuando me vaya te subo a tu casa? A lo que ella con una sonrisa en sus labios dijo: _ ¡Gracias, pero Sergio ya se ofreció a acompañarme!
- ¿Verdad? y me vió.
- ¡Pues, si!, ¡si claro! ¡yo ya me ofrecí! 
Y al rato mi hermano se marchó y detrás de él, Jenifer. 
- ¡Bueno tía me voy, otro día la vengo a ver!, ¡mañana me voy para el Mazate y no quise venir y no visitarla! 
- ¡Bueno hija, que te vaya bien, Dios te bendiga, saludos a tus papas!
- ¿Nos vamos Sergio? Me dijo. 
- ¡Claro, vamonos, algo rapidito! pues, ¿cómo qué quiere llover?

Nos encaminamos y en el ambiente se sentía el aire de que una tormenta se acercaba; antes de llegar a la casa de su prima en donde ella se quedaba, pasó dejando a los niños que la acompañaban justo en la vecindad; les dió un beso a cada niño y luego me dijo: _ ¡Ven sentémonos aquí! 
- ¡Bueno! dije.
- ¡Pero antes avisaré que ya regresé! luego de avisar, ella regresó y se sentó en mis piernas y la buena noche dió inicio; pero, para mi mala suerte, cómo a los quince minutos de que los mejores manjares llegaran a mi y que me cayeran de la nada del cielo. También empezó a caer la lluvia. 
- ¡Bueno me voy! dije. Pero ella no me dejó y la prima de ella, salió diciendo.
- ¿Ya empezó a llover? ¡éntrense a la sala y platiquen aquí! 
- ¡Bueno! dije; por lo menos no me mojaré. La prima de ella de una se despidió pues, apenas llevaba tres meses de casada y se encerraron con su marido; ¿quién sabe a qué?... ¡jejeje! La luvia se volvió en una tormenta afuera y adentro aquello era ¡el cielo!...
Cuando me vine a dar cuenta pues, andaba por el cielo, ya eran las tres de la mañana; mi prima me dijo: _ ¡Ahora te vas hasta mañana! 
- ¡No! dije, total las mieles del cielo habían sido consumidas ya. Que entonces me despedí y debajo de un buen chubasco me dirigí a mi casa, la distancia que recorrí esa madrugada fué como de 1.5 Km. Bajo la lluvia yo corría en medio de la calle pues, a esa hora nadie en la calle y pena de algún vehículo; ¡nunca! pues, en la colonia casi no habían carros y menos una madrugado lloviendo cómo esa madrugada. 
Mientras corría, en mi cara las gotas de lluvia y en mi mente los senos de la Chayito y los de Jenifer, quien no le deseaba nada a la otra....
...¡Esa fue una noche muy húmeda!.....

.... Bueno, será hasta el próximo monologo. Espero que éste les haya gustado, pues, hay mucha tela de donde cortar y yo me muero por contarles ¡más! 
Por hoy, muchas gracias por la preferencia ¡será hasta la próxima!









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