viernes, 15 de mayo de 2015

Sellado con un Beso



Tal cual lo conté en mi historia titulada: "Mariam, mi amiga Danesa" Mi hermosa diosa del bronceado, en esa historia me quedé con una experiencia que hoy les comparto, algo que marco por un largo tiempo mi vida, todavía hoy me pregunto que habría pasado si le hago caso a mis sentimientos; dos mundos completamente diferentes, ella Europea yo Americano, Centroamericano para ser más exacto. 
Recordarán que yo por esa fechas estaba sin empleo y en los periódicos; en los clasificados, solicitaban a técnicos en electrónica para un trabajo de más o menos tres meses. Por suerte y gracias a Dios, fuí elegido entre  muchos que nos hicimos presentes para solicitar el empleo temporal, un empleo sin prestaciones y un sueldo aceptable para alguien que no tiene ninguna responsabilidad, y como algo es más que nada. Agradecí, que me dieran la oportunidad del trabajo que tanto deseaba.
- ¡Los espero el día lunes sin falta a las 7:30! dijo la persona que nos contrato, luego agregó pregunten por Steve, el será su jefe inmediato y el representante de la empresa de Dinamarca.
Tomé mi pickup marca Pony y me dirigí a mi encuentro con mi futuro. Bueno hasta aquí llego con esta parte, pues si quieres saber más léelo en la historia antes mencionada.

Sucede que las fechas en que se dió esta oportunidad de trabajo fue en tiempo de verano en mi país, aquel sol incandescente sin una sola nube que se apiadara de los pobres mortales y esos calores desesperantes.

Cuando llegamos a la empresa, nos atendieron: Steve, George y Mariam, todos quedamos clavados en la figura y rostro de Mariam, algo más que nos llamaba la atencion era que ella era una excelente técnica en electrónica y luego de Steve, ella era la segunda abordo en ese viaje que acababa de iniciar para mi y para todos los ahí presentes. 
Steve se percató de nuestro encantamiento con Mariam y de inmediato él nos trajo a la realidad, de los Daneses, solo Steve hablaba español, los otros dos hablaban su idioma natal y el ingles.

Resulta que un medio día, a la hora del almuerzo todos salíamos a almorzar a unos lugares especiales que habían en el lugar y a alguien por alguna razón que no recuerdo se le ocurrió dirigirse hacia una pared hecha de ladrillos, ladrillos que estaban colocados uno si otro no, dejando huecos que permitían ver al otro lado; en ese lado había un hermoso jardín con una grama espectacular y nuestro compañero se quedó pegado por mucho tiempo en esa pared a lo que uno de nosotros dijo.
- ¿Y ese tarado que ya no regresó? _ ¡vos mula! ¿qué haces? le grito a quien seguía en la pared como si fuera mosca aplastada. Al rato, nos hizo señas de que hiciéramos silencio como para no ser sorprendido. Ésto llevó al lugar a otro curioso y cuando este se acercó, vimos cuando los dos se agacharon como escondiéndose de algo. Entonces la curiosidad les ganó al resto y todos se hicieron a la pared, lo que ahí vieron les causó gran revuelo, aunque ellos, los últimos no vieron lo que vió el hombre mosca, pero el chisme se corrió como pólvora entre todos los técnicos incluyéndome a mi.
Los días subsiguientes mis compañeros casi que ni comían, aquella pared parecía una galería llena de gallinas ponedoras, pero siempre con cuidado de no ser descubiertos, a mi no me parecía lo que sucedía pero mis compañeros enfermaban al ver el cuerpo de la Europea, bronceándose como si estuviera en playa nudista. Con el paso de los meses, Mariam una mujer bellísima como de 19 o 22 años, de color blanco pálido se había convertido en una diosa de ébano, pero en un tono más claro, era un color cobrizo, ustedes saben, de una gringa desabrida a una morena despampanante para que me entiendan. Me dije: _ ¡Realmente está quedando bellísima! Pero ella como toda una profesional nos ignoraba a todos; no sé a ciencia cierta si ella sabia nuestro secreto o si no le importaba.
Como veinte días antes de que el proyecto finalizara; dije, _ ¿Seré el único que no ha visto a Mariam?, ¡seguro algún día me arrepentiré! Entonces me acerque hasta la pared con agujeros y de entre mis compañeros me hice un lugar y allí, la mejor imagen de mujer que mis ojos hallan visto jamás, era una mujer con un cuerpo bellísimo, espectacular y estaba frente a mi, boca abajo, con su bikini abandonado abajo de su cuerpo desnudo, siendo acariciada por el sol. 
Algo pasó en mi persona que empece a caminar hacía donde se hallaba recostada esa diosa hecha mujer mortal, todos me quisieron detener pero yo era un cuerpo autómata con mi rumbo trazado y nadie lo logró sin hacerse evidente su presencia y era obvio, que nadie quería que se descubriera ese atesorado secreto. 
Cuando volví en mi, me encontraba parado justo a la par de ella, mi sombra la sorprendió por un instante se sentó y colocó sus brazos, uno en sus senos y el otro en su entre pierna.
Yo vi cuando aun estaba de espalas, toda la majestuosidad de los Alpes Suizos, y cuando se sentó y me vió quien sabe con que cara, luego dejo en libertad a sus senos con aureolas simétricas que contrastaban con su actual color y sus pezones hinchados. En ese instante sentí la fresca brisa de los Pirineos, dos senos que a pesar de la gravedad se elevaban con orgullo de juventud.
- ¿Qué quieres Sergio? Logre entender cuando me hablo en ingles, pues cuando lo hizo en Danes no entendí nada. Yo le respondí con un tartamudo ingles, que era lo único que había aprendido en el colegio. Se los escribo en español: _ ¡Te ví desde halla! Todos se escondieron cuando señalé el lugar;  _ Y me dije: ¿es una visión o un ángel que del cielo cayó? Luego de dicho, lo dicho, me encuclillé a su par e hincado ante ella quedé. Ella me vió con aquellos enormes  ojos color cielo, pero cuando éste esta de un color tirando a violeta, sus pobladas pestañas al natural apuntando hacia su lugar; el cielo, como si tuvieran el más perfecto y caro rimel, y en sus labios rosados una sonrisa que no parecía, allí comprendí la pintura de la Mona Lisa. 
Se quedó unos segundos viéndome de esa manera sin que nadie dijera nada y ahí sucedió lo que pudo cambiar toda mi vida. Ella tomó con sus cálidas manos mis mejías y la vi venir hacía mi, mientras se acercaba aquellos bellos ojos se iban cerrando; instintivamente hice lo mismo y esperé paciente para ver que sucedía y en eso sentí su aliento fresco en mi boca; ella hacía su mejor movimiento, poniendo en lo más lato al viejo continente pero, yo no me quise quedar atrás y saqué la casta por el nuestro, América. Despues de un tiempo que para mi fue un suspiro, pero supe luego que duró más que eso. Ambos al mismo tiempo expresamos.
- ¡Waoo! y de nuevo sus ojos y su sonrisa que no era, me impresionaron; con la diferencia de que ésta vez había un nuevo ingrediente y era ternura. 
Instintivamente como llegué así me retiré, despacio sin entender que había sido eso, un premio a mi osadía, yo caminaba como muerto viviente, como cuerpo sin alma, cuando pasé a la par de mis compañeros sentí como palmeaban mi espalda y aquel cacareo en la galería de la gallinas, nada entendí, solo caminé sintiendo a mis espaldas la brisa cálida de los Pirineos y un frío muy rico de los alpes suizos. Al fin llegue a mi cubículo de trabajo. 

A partir de ese mágico día, el día en que Mariam: sello mi vida con un beso inesperado, jamás pensado, o imaginado. Ambos nos mirábamos sin querer pero deseándolo a mil, desde su cubículo me alumbraba con su mirada y su cara hermosa y en sus labios la expresión de Mona Lisa; otras veces, jugaba con su cabellera cuando nuestras miradas convergían. Yo me hacía el que no quería nada y al que le era indiferente, pues, adentro de mi, la duda: _ ¿Si sigo con esta chica y me llego a enamorar, que digo a enamorar a darme una de esas colgadas y si por su parte ella tambien, y si me pedía que me fuera con ella a su país? 
Esa era mi disyuntiva y como siempre he tenido mis pies bien colocados sobre la tierra, opté por quedarme, aunque sea sufriendo, pues, eramos de dos mundos completamente diferentes, nosotros acá admirados de su desnudez sin pena ni gloria, algo que allá era normal en las playas de su natal Dinamarca o de cualquier otro lugar Europeo. Sin conocer su idioma, ni costumbres y ella igual, si se quedaba aquí. 
Eso nunca lo supe, pues no le di oportunidad a lo evidente que era, que entre Mariam y yo, nuestras vidas y destinos habían sido sellados con un solo beso. 
Como todo hermoso cuento éste tambien tuvo su final y el día de su partida llegó. 
Me invitaron a petición de ella, a su despedida, a una discoteca en el hotel en donde se hospedaban y antes de retirarme y decir adiós; ella me dijo: _ ¿Quieres entrar a mi habitación? ¡quiero enseñarte como quedo mi bronceado!  Y, yo.........

Hoy la recordé y por ello les comparto una de tantas bellas historias que el destino me regaló, seguro estoy de haber sido muy afortunado por ésta historia, Sellada con un Beso y por otras que ya conté y por miles que aun están en mi tintero.  
De algo sí estoy seguro y doy gracias a Dios pues, aquí a mi lado tengo una mujer que no le demerita en nada a Mariam y ella me acepta y me ama tal cual soy, como quiza jamas otra mujer me habría amado, incluyendo a Mariam.






Tomado del libro "Historias de un adolescente tímido" por S. Raga (aunque estaba quiza, saliendo de esta etapa de mi vida)






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