sábado, 13 de junio de 2015

Carta a mi Padre Anciano



Hola padre. 

recibí tu carta, una que me diste de adolescente, la cual me ha hecho recordar tantas aventuras vividas y que por los quehaceres y compromisos te confieso había olvidado, gracias por recordarme esas cosas tan importantes que muchas veces nos parecieron tan elementales y triviales, que con el tiempo creí que eran cosas no espontaneas, sino obligaciones de cada padre para con su crío. Pero que hoy me doy cuenta de que no era así. Que tú, del trabajo y cansado te tomabas un tiempo para jugar conmigo. Recordé tambien cuando junto a tí volábamos por nuestra pequeña casa, una que para mi era inmensa, y que al rato tus brazos de acero se cansaban y al verme sollozando me decías: La ultima, una más y a dormir, pero esa frase se repetía como una docena de veces hasta que ambos quedábamos rendidos y agotados sobre tu cama, yo encima de tu pecho de acero escondido a bajo de una corbata y sobre ella yo babeándote todo. Que tiempos; gracias padre. 
Luego me has llevado a los tiempos de los juegos de soldaditos; las almohadas nos servían de montañas lugar en donde los indios se escondían de mi caballería, cómo soñé y a cuanto indio maté. Y los juegos de pelota frente a la casa, justo cuando volvía de la escuela ahí en la acera sentado con pelota en pie y mascota echada a tus pies, esperándome a que llegara y yo, al verte ahí sentado, corría y luego de besar tu frente a mi bolsón lo dejaba de palo de portería y empezaban nuestros partidos y recuerdo que nunca un solo partido me ganaste, yo muy orgulloso por eso, pero ahora sé la verdad y por esa magia mi héroe; muchas gracias. 
Que me dices de las navidades, cuando salías del cuarto, como un santa, uno algo delgado y de risa extraña, con un costal lleno de regalos pero, lo que siempre me dejo con dudas fué, por qué conmigo se vaciaba el costal. Yo pensaba, seré yo el ultimo de la lista de santa. gracias tambien por eso padre. Y de aquellas largas y agotadoras noches en la emergencia de un hospital por una insignificante fiebre, tú y mamá pendientes de mi aunque el médico decía que no era nada, gracias papá, por desvelarte conmigo y al día siguiente cansado al trabajo. 
El tiempo pasó y tu seguías entusiasmado conmigo más yo contigo NO, mis objetivos en esa edad eran otros y pasó lo que nunca antes imaginé y parte de lo que me reprochas, pero el héroe que te pensé, ya no existía, en su lugar un tipo anticuado que con tanto consejo me abrumaba y más cuando se metía en mis cosas personales o cuando intervenía con mis visitas, mis compañeros de colegio y no se diga cuando quisiste hablarme de sexo, algo de lo cual yo conocía más que tú, pues en el Internet, yo tenía al mejor maestro en esos temas. Así te volviste para mi obsoleto, admiro tu inteligencia pues, al ver que ya no eras el héroe que un día fuiste, te abriste, te alejaste y solo estuviste para mi, cuando te busqué y eso fué, cuando en problemas me ví y de los cuales todos, sin hacer preguntas me solucionaste; ahora te digo, gracias papá. Lamento contarte que la hoja de tu carta, no esta blanca e inmaculada, la verdad en ese entonces me dió hueva leerla y entre unos libros la guardé y ahora que a mi hijo debo escribirle algo me recordé y la busqué; que sabio eres papá, sabias que no la leería y que lo haría en el futuro, cuando ésta estaría amarilla señal de paso del  tiempo. Ella me inspiró para escribirle algo bello a mi hijo, pero sabes algo, hace unos días que buscaba un libro que de niño me leíste, ahí está mi carta y ahí la dejé pues, algún día él, mi hijo, la encontrará y seguro la leerá, tal vez no sea tarde pues, para mi no lo fué, si que me ha servido. Para hablarle por medio de ella a mi hijo y para entender que la vida de un padre es algo injusta y triste, recordé lo que José vivió con nuestro Señor, pero tambien comprendí que ese tiempo perdido hoy lo lamento con un dolor enorme en mi pecho papá, créeme, que lloré con cada linea que de ella leí y es que, cómo dices, la factura llegó puntual y con intereses, tal vez a ti te tocó pagarla tambien pero hay que vivirlo en carne viva, para entender la vida de un padre la cual, no es como la de la madre, la mujer buena, alcahueta, la financiera de mis borracheras. Y en un padre, vemos al enemigo, el incomprensible, el que esta en contra mía siempre; deja confesarte que hasta llegué a odiarte, no podía ni verte pues, eras tan desagradable que al nomas sentarte a mi lado la repulsión me hacía emigrar a mi cuarto. Con lagrimas en mis ojos y un tremendo nudo en mi garganta, sumándole una enorme vergüenza, te pido perdón mi viejo hermoso. 
Cómo quisiera que al llegar al que fue mi hogar, esa casita chiquita, ahí encontrarte, sentado sobre la acera con pelota y mascota, esperándome como antes hace ya muchos años, pero a quien encuentro en el patio de mi casita es a un anciano, sentado sobre un cómodo sillón con sabanas en sus reumáticas piernas y a sus pies un perro viejo y cansado. Eso papito me duele en el alma, el ver a un superhéroe retirado con su criptonita en el alma, cada día muriendo y yo con ganas de volver en el tiempo, pero eso ya no es posible. Que estúpido fuí, permitir que la historia se apoderara de mi y pasar a ser una estadística más, el tiempo que perdí en babosadas, como: huevonear con mis amigos, emborracharme y drogarme con ellos, haber sucumbido a tanta tecnología que mi mente distraía, mientras que en el tiempo real parte de una vida plena y bella junto a mi héroe se perdía, se gastaba, se agotaba; eso jamás me lo podré perdonar, pero seguro estoy que si te lo pido, tú con tu rostro pesado y una noble sonrisa en tus labios me darías el perdón sin pensarlo. 
Eres el mejor, eres grande, eres sabio, eres un libro abierto con todas las claves del mundo para encontrar el éxito, todo eso y más hoy eres para mi padre.
Me dices que Dios te encargo a mi persona solo por un tiempo y que en ese corto tiempo te has enamorado de mi y que me has llegado a amar como jamás lo habrías imaginado. 
Yo quiero decirte padre, que no me alcanzará esta vida para olvidarme de ti, para dejar de amar al único hombre del cual ahora seguro estoy que lo amo y que por él daría sin pensarlo mi vida entera solo por tenerte junto a mi unos minutos más para que sigas enriqueciéndome con tantos hermosos y sabios consejos que un día no escuché y que ahora me harían tanto bien. No solo para sacar avante a mi empresa, sino a mi hogar, a mis hijos, dejarles algo que como tú un día recuerdo me dijiste; que la mejor herencia no era lo material acumulado durante tantos años, sino que lo importante eran, tus ejemplos, tus enseñanzas, tus consejos, tu amor por mi y tus semejantes, la humildad y el poder vencer al peor de mis enemigos que siempre fué mi timidez y sabes algo viejo, hoy te doy toda la razón, esa es tu mejor herencia; es algo que nadie me quitará y que conmigo a la tumba se irán y te digo que los llevo guardados en la caja fuerte adentro de mi corazón.
Perdón por el tiempo robado, por los juegos olvidados, por los regalos abandonados, por las malas miradas, por los malos pensamientos, por mi falta de madurez y por tantas otras cosas; que no me alcanzarían estas hojas de papel para expresar tanto perdón.
Me cuenta mamá que esta carta la lees a diario y que la atesoras y la llevas en la bolsa de tu camisa de franela, justo al lado del corazón y que cuando la lees, ríes y tambien sollozas pero no por lo ahí escrito sino, porque el tiempo se te ha agotado y con ello tus fuerzas. 
Pero hoy daría todo el oro del mundo por volar una vez más junto a ti por aquellas galaxias imaginadas, por meterte otro gol y tu rabieta fingida, por matar otros muñecos de indios escondidos junto a ti; Gran Pluma Blanca, entre todas las almohadas, por enseñarme a manipular aquel triciclo que con tanto esfuerzo me compraste y que según me cuenta mi madre, te costo un dolor de cabeza meterlo en el viejo costal, que maravilla, pero no es posible mi viejo amado, solo me queda replicar todo lo aprendido contigo en mis hijos, hasta que éstos se vuelvan mis enemigos y me cambien por un celular. 

Papito, quiero terminar con ésto: Dar gracias a Dios por haberme prestado al ángel más noble y comprensivo, con una gran paciencia y enamorado de su hijo, de mi, de su encargo en la tierra; un hombre que me ha amado sin importarle nada ni nadie y que me amó sin reserva alguna como hoy te digo que te amo yo, y te venero mi héroe, uno que aunque el tiempo lo está venciendo y acabando, para mi será siempre el hombre más fuerte del mundo y que sepas que yo tambien vivo amándote y que de tí vivo enamorado y que no quiero separarme ni por un segundo de ti, viejito adorado. 
Pido a mi Dios, que te deje otro tiempo junto a mi, para disfrutar de tu compañía y obtener de ti ese inmenso amor que aun sientes por mi y que yo te pueda dar el mio, mi viejo amado, mi viejo bendito, mi viejo bello y adorado y el más grande de los amores jamás imaginado.


         con ese amor indestructible de un hombre para otro hombre. 


                                  Tu hijo 


PD. Siempre te amaré y recordaré, aunque ya no estés físicamente. Así de grande es el amor que a mi corazón has inculcado... ¡Papito!  


No hay comentarios.:

Publicar un comentario