miércoles, 10 de junio de 2015

Do you think i´m sexy?


Entrar en un lugar, abarrotado de jóvenes sudados por la emoción de bailar los éxitos del momento, entrar en el salón y sentir en tus venas esa electricidad que te contagia al ver las luces sicodélicas, de estroboscopios dando la sensación de estar en cámara lenta, chicas hermosas con atuendos de moda contoneando sus figuras, excitadas pero no de deseo sino por el bajo y el saxo. Esa era una vida que nunca quise dejar de vivir. Pero todo pasa y esos momentos tambien. 
Recuerdo cuando me dirigía a un lugar especial, ese lugar en donde el mejor reflector coincidiera conmigo y que con los cambios de las luces mi ropa, una elegida especialmente para crear cierta ilusión cuando esas luces multicolores de la discoteca incidieran con ella, mi ropa, eso era algo que nunca falló; con una pose robada al artista de cine del momento, si era necesario con cigarro en boca aunque no fumaras y una llave de automóvil aunque no lo tuvieras, eran los complementos perfectos para tu trampa nocturna; con una mirada felina, penetrante y persistente, siempre fija sin parpadear colocada encima de la que esa noche sería tu compañera y quien de tus labios bebería hasta la ultima gota de miel que en tus labios mantenías. Esa era mi rutina nocturna de cada viernes. 
Al pararme en aquel lugar, el rey del lugar me sentía y quiza lo era de verdad pues eso transmitía. Mientras había caminado hasta el punto elegido, con mi vista a los costados abriéndome camino entre el mar de jóvenes buscando a la mejor o a la que me interesaba. Mientras que el resto de muchachos caminaban por las orillas; y que de aquellos otros que solo llegaban a detener las paredes; y que me dicen de los que se desvivían haciendo piruetas e inventando pasos de baile y si que eran buenos, pero nunca jamás con una chica bailaron, ellos se conformaban con ser el mejor de su grupo y muchas veces se retaban con otros, las legendarias batallas de baile; tiempos sanos pues, el ganador se llevaba los aplausos y la admiración de todos, incluyendo el de la chica más bella del lugar, una que desde luego más tarde salia de ahí conmigo. Al atravesarme en medio de todos, me daba la opción de ver y de que me vieran y si cuando lo hacía iba dejando un rico olor, el de mi loción, una cara por supuesto, ellas iban volteando y las afortunadas con mi vista se topaban; como dije, una fuerte pero noble a la vez, fija, lista para desnudarles con ella, hacerlas sentir deseadas, sonrisa de media boca, como de vaquero que del malo se burlaba mientra le mataba, ceja medio arqueada para parecer interesante y de vez en cuando el atrevimiento de pararme un momento y de ver de pies a cabeza a una hermosura que al verse observada se esmeraba por dar los movimientos más sensuales pero la seguridad de mi rostro combinada con mi camisa remangada, dejando ver un abultado bíceps y la camisa desabotonada para que mi pecho disfrutaran y con el cuello levantado a lo Elvis Presley, dar una mirada a quien con ella estaba obligándole a bajar la vista creando cierto respeto. Para cuando la chica elogiada más se esmeraba con sus pasos de baile en ese preciso momento dejarla plantada, ignorada y que cuando ella cayera en cuenta solo vería tu caminar sexy y atravoltado, y claro, en mi rostro serio la enigmática sonrisa, lo más gratificante era escuchar gritar mi nombre por aquellos que en las paredes estaban o aquellos que por única vez lograban que una chica bailara con ellos; por mi nombre me llamaban a gritos para ser escuchados, muchas veces la chica preguntaba: ¿Lo conoces? y éste respondía: ¡Somos los mejores amigos! aunque yo ignoraba de quien se trataba, luego la chica le decía: ¡Me lo presentas! el otro contestaba un poco nervioso: ¡Claro! y luego pensaba: ¡Diablos, idiota soy! y ¿ahora qué hago? Mientras aquel salia de su dilema, llegaba al lugar antes anunciado y ahí me colocaba, algunas atrevidas y lanzadas pasaban frente a mi lanzándome miradas seductoras, otras invitándome a bailar y muchas veces escuché frases atrevidas y tambien la clásica: ¡Qué chico más sexy!  Pero yo, ahí viendo a la elegida para esa noche, inclaudicable, pues la que me gustaba era la de esa noche la elegida y no importaba si con pareja anunciada había llegado, todo tenía solución. Cuando mis ojos insidian con la chica indicada empezaba ese dialogo que solo con la experiencia se logra, uno en silencio, uno sin palabras, una comunicación hecha con los ojos y movimientos del cuerpo y con acertadas sonrisas en su momento y para eso, ¡nadie me ganaba! Trabajo de horas parado frente a un espejo. 
Otro detalle importante, solo para confirmar si las señales estaban llegando y si mi conquista en silencio estaba dando resultados, era desaparecer del lugar elegido y de pronto en otro, uno no tan evidente y desde ahí, ver a la preciosura digna para beber la miel de mi boca, ella con una cara de aflicción y con insistencia sin importarle su pareja, me buscaba; después de unos segundos de verla desesperada buscándome, salia de la oscuridad en donde me encontraba como fiel escena vampiresa y al verme y sentirse evidenciada con una sonrisa de aliento y bajando la mirada me confirmaba que ella esa noche disfrutaría de la miel que de mis labios emanaban. 
Cuando era el momento indicado y con una seña que mi Dj conocía, colocaba en la tornamesa la canción indicada y como eran elegidas muy bien entre Dj y yo, esos éxitos que deberían de sonar a cada instante como en la radio, pero esas melodías eran colocadas cuando yo lo deseaba. Mientras todos brincaban y gritaban eufóricamente por escuchar la melodía deseada toda la noche, heme ahí parado frente a ella y con una palmadita en la espalda de quien toda la noche creyó que bebería la sangre calienta de la linda chica, éste, rendido me entregaba el lugar y se marchaba pues, veía en ella y en sus ojos un brillo especial, cuando me vió frente a ella parado, mucho mayor que el mejor de los reflectores de la discoteca, era evidente que habías perdido y si ha esto le agregamos que éste se había percatado de nuestro dialogo en silencio por varios minutos anteriormente y que cuando por ahí pase inundando con un rico olor de mi loción de marca y que al pobre tal vez la suya lo había abandonado y de él solo sudor se sentía. ¡Perdiste amigo gracias por entretenerla y haberla llevado, pero ahora ella se va conmigo! esa era la situación, sin emitir palabras y a bailar, al inicio pasos básicos y normales esperando el momento álgido de la pieza musical, entonces el momento por días entrenado con mi amigo el Dj y uno de los chicos que ya habían competido, los pasos duramente aprendidos pero al ser ejecutados como bailarín profesional ella me vió; la chica ahora si estaba enamorada y rendida, momento para tomarle la mano y sin palabras hacia afuera llevarla atravesando la pista con mi presa ya casada, todos me veían con ojos de envidia y a ella sus amigas con sonrisas alocadas le hacían valla, ella con la mirada ilusionada veía como su hombre al matadero la conducía, Ya por fin en la calle a la luz de la luna y sin aun emitir ninguna palabra el beso deseado y sentir como la chica en tus brazos convulsionaba al beber el veneno con sabor a miel; luego de varios minutos enchufados sin dejarla tomar aliento y ella casi sin fuerzas en sus piernas la dejaba tomar un respiro, su rostro feliz pero avergonzado de mi escuchaba las palabras que el hielo rompían, claro mis besos habían roto ya todo, pero para que ella dejara de sentirse usada, la pregunta esperada.
- ¿Cómo te llamas?  luego de ella decirme su nombre, cuando yo le iba a decir el mio ella adelantada y emocionada respondía. 
- ¡Ya lo sé!... es ¡¡Tony!! 
Y antes de que terminara con mi boca de nuevo la devoraba, esta vez ella contra mi se apretaba y aunque quiso, no pudo evitar que un suspiro de su pecho se escapara; mientras que sus amigas, emocionadas obteniendo evidencia, del grupo alguien expresaba. 
- ¿No creen que es muy sexy? ...

Debo decir que cuando escribí esta historia, la titule como tal, pues escuchaba esa canción famosa del rockero R. Steward.

PD: ¡No fueron días lindos? hoy seguramente estaría en algún hospital todo hinchado y amoratado - ¡¡con suerte!! - por tal atrevimiento. 
Eso me saco por ser un chico sexy, ¡No lo crees?



Apéndices del libro: Historias de un adolescente tímido de: S. Raga




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