lunes, 13 de julio de 2015

Ya no te he visto, desde ese día



-  ¿Saben? ¡no la he vuelto a ver y eso me desespera! Decía con una tono de voz desesperado Calin a sus amigos, quienes lo acompañaban desde ese día en que ella se marchó y Calin quedó devastado pues, cómo la amaba. Los amigos de Calin al escucharlo se vieron entre ellos y quisieron consolarlo, pero éste no se los permitió y de la mesa se levantó y del lugar salió, con una gran desesperación y por la calle caminó sin rumbo.
-  ¡Pobre Calin! ¿cuándo va aceptar que ella se marchó? Dijo Quincho, bebiendo su cerveza.
-  ¡Para nunca volver! Dijo Güicho con la mirada perdida, viendo como el humo del cigarrillo se elevaba hasta el tejado. Pero ninguno se paro para seguirlo y ayudarlo, ellos, ahí siguieron tomando y fumando.

Pasaron ya dos días y tanto sus amigos como los familiares ninguno sabía del paradero de Calin. 
Buscaron en hospitales y cárceles, pero nada. Mientras, la autoridad les decía; "que mientras no transcurrieran 72 horas, no podían hacer nada; que tuvieran paciencia que ya aparecería y que de pronto eso era lo que él necesitaba, estar solo con sus recuerdos y los buenos momentos con ella, para darse cuenta por fin de que ella se había ido y que jamás junto a él, ella volverá."

Entendieron y aun preocupados se marcharon a sus cosas de la cotidianidad de cada quien.

Efectivamente, Calin buscaba desesperadamente a quien amó tanto y siempre que llegaba a un lugar en donde con ella estuvo, en aquel lugar en donde fueron felices, se repetía, a veces mentalmente y otras, cuando su desesperación era evidente y desesperante, se le escuchaba repetir en voz alta: _ ¿Qué pasara con ella, que no la puedo encontrar, desde ese día?

En el rostro de Calin se veía que los días habían transcurrido, barba de días, ropa ajada, la misma con la que salió esa noche de aquel bar.

-  ¿Me recordará como la recuerdo yo?... ¿Será que ya tenga una nueva ilusión, qué ahora esté con otro?... 
-  ¿Estará como yo, buscándome, como la busco yo, con éste profundo amor que se mezcla con este desgraciado dolor?...   ¿Donde éstas Mariza?...   ¿Donde te has metido que no te veo desde ese día?

Calin seguía buscándola por todos los sitios, lugares en donde se amaron y fueron muy felices y cada que llegaba a uno de ellos, los recuerdos volvían a él como si todo lo que él pensaba fuera como ese día y al darse cuenta de que Mariza no se encontraba ahí, Calin lloraba y se desesperaba y de inmediato se dirigía hacia otro lugar, en donde un día fueron felices y enamorados.

-  ¿Has sabido algo de Calin vos Güicho? preguntó Quincho, ya preocupado.
-  ¡Nada amigo y ahora si estoy preocupado! respondió el amigo.
-  ¡La verdad es que aquel si que amaba a Mariza y eso lo hace más dificil para que la olvide, pero debe de entenderlo ya, que Mariza ya no le pertenece desde aquel día en que se fué! ?No crees?
-  Pero ¿quién lo hace entender eso? si está como un loco. 
-  ¡Si eso es amar a alguien prefiero no enamorarme nunca! ¿te imaginas? quedar asi, luego de ese día en que la mujer que ames te deje, se marche. 
-  ¡Definitivamente no! Dijo Güicho. 
-  ¡Calla, no hables tonterías, sabes bien que éste es un caso especial, no asi siempre será baboso! 
-  ¡Mejor concentrémonos y pensemos! ¿dónde podría estar ahora nuestro amigo Calin?
-  ¡Podría estar en cualquier lado, en alguno de tantos lugares en donde estuvieron juntos! ¿no crees?
-   ¿Sabes? ¡eres un genio, ya sé donde está Calin  ¿vienes? 
-  ¡No, ve tu, yo tengo cosas que hacer! respondió Güicho a Quincho, quien se dió prisa para llegar a aquel lugar en dónde según él, estaría Calin.

Luego de conducir por casi media hora, llegó al lugar en dónde él presentía que estaría Calin.

Calin, quien se encontraba en un bello lugar, muy tranquilo, lleno de rosas, flores y árboles chicos, y al fondo unos más frondosos y grandes.

-  ¡Sabía que aquí te hallaría mi amor! Le decía Calin a Mariza.
-  ¡Prometo no perderte más, estaré contigo siempre! ¿me lo permites mi amor? 
Pero Mariza no respondía, ella solo escuchaba. 
-  ¡Lamento mucho lo que sucedió aquel día mi amor, pero prometo que eso no volverá a suceder!
-  ¡Allí está como lo pensé! dijo Quincho. 
-  ¡Ojalá y ahora entienda cual es su situación con Mariza y regrese a la realidad y sea el que un día fue, claro con ese dolor en su corazón! ¡pero con el tiempo podrá ser lo que siempre fue! ¡ese de quien Mariza se enamoró! 
-  ¡Hola amigo, sabía que aquí te estarías!  
-  ¡Hola Mariza! pero ella no respondió. 
-  ¡Vamos, regresemos a casa amigo, deja a Mariza, ahora ya estas consciente y sabes donde poder encontrarla! ¡ven acompáñame!

-  ¡Si amigo, llévame a casa! dijo Calin, con dolor aun en su rostro, pero al mismo tiempo con una paz, pues había encontrado al amor de su vida y ella le había hecho regresar a la realidad; aunque ella no dijo nunca nada.

-  ¡Adiós mi amor! dijo Calin a su amada y tambien Quincho se despidió de ella; -  ¡Adiós Mariza! pero ella permaneció callada.

Mientras los amigos caminaban con rumbo al parqueo, Quincho lo llevaba abrazado, como lo haría el mejor de los amigos. 
Con forme se alejaban dejando a Mariza en el lugar en donde la encontró Calin, prácticamente muda. Calin volteo para verla por ultima vez; pero lo que Calin vio, ademas de las rosas, flores. arboles chicos y grandes, en ese bello parque. 

Fueron unas lapidas, en una de las cuales decía: 
Mariza Quinteros.  
El amor llego a mi desde aquel día que te conocí. 
Y, las fechas de nacimiento y del día de su muerte.

Allí quedó Mariza, muda, viendo como el amor de su vida se iba, por fin tranquilo y aceptando que nunca más estarían otra vez juntos. Pero con la seguridad de que Calin ya había aceptado su trágica separación.







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