sábado, 8 de agosto de 2015

¿Cómo vencer a la muerte? 2


En poco tiempo me dieron de alta y a casa volví y mi alegría fue mayúscula, al ver a mi padre esperándome en casa, con los brazos abiertos...
-  ¡Pero esa alegría no me duro mucho!... 

El estudio de televisión quedó en completo silencio y ella, retiró un pañuelo desechable y sus lagrimas limpió, luego de ello, tomo agua; mientras todos esperaban a que Evelyn continuará con su relato... 
Luego de varios segundos o quizá minutos, ella continúo, nadie dijo nada mientras ella sollozaba.

- ¡La alegría no duró mucho pues, mi padre ya era un hombre entrado en años y padecía de muchas dolencias, dignas de un hombre viejo.  La que más me impresionó y luego sabrán por qué, fue su artritis, la deformación de sus manos, aún ahora no me explico como logró escribir aquella carta, mi padre, un hombre completamente diferente al que un día fue y al que hoy trato de recordar, no era ni la sombra en sus días postreros, él me decía cuando me veía vencida: _¡No eres la hija a quien yo crié, a la que le enseñé a defenderse en está vida y que la misma, no sería nunca sencilla, no sería fácil, de ninguna manera, debes de estar un paso adelante de tus enemigos y dos de tus amigos, pues, los que no son verdaderos amigos, un día serán tus peores enemigos; por las envidias y tantas cosas naturales del ser humano. 
- ¡Nunca claudiques, si caes levántate, que ahora eres más sabia y estudia bien la piedra que te tumbo, tal cual lo hacen las células del cuerpo, me refiero a los glóbulos blancos, por ello se inventaron las vacunas! ¿entiendes? 
- ¡Los enemigos y las vicisitudes negativas de la vida, son como los virus y las bacterias, en el medio ambiente son inofensivas y débiles, pero una vez entran en tu cuerpo se vuelven malvadas, asesinos seriales; se refería a las pestes y epidemias, así son los que nos quieren hacer daño, invisibles a simple vista, algo que jamás creerías por ser insignificantes, pero cuando dejan ese ambiente y entran en el propio, serás una presa fácil, débil, mortal! 
- ¡Cosas como éstas me decía mi padre y verlo ahora como un hombre débil y sensible a un mal aire, me llenaba de tristeza!

- ¡Un día mi padre cayó en cama y yo a su lado, sin separarme de él ni por un segundo, ya ni tenía fuerzas para hablarme, yo le repetía sus palabras motivadoras para que se recuperara y se levantara de su lecho de muerte! 
- Él me repetía no te preocupes hija, en ti estaré yo, además, a veces la única manera de vencer a la muerte; es morirse.  Esas fueron sus ultimas palabras y mi padre falleció, yo salí corriendo del cuarto aterrada pues, el hombre que tanto me dió había sucumbido ante lo imposible, vencer a la muerte, por más o menos una hora estuve sola, llorando a mi padre, rabiosa con él, sin comprender porque se dejó vencer, si como era él. Por fin mi madre entró al lugar en donde me encontraba y me dijo; _ ¿no vas a despedirte de tu padre hija?, ¡aun esta en su cama, esta guapo mi esposo! dijo mi madre. 
- Me levante y hasta el cuarto con mi padre llegué, ahí estaba él, guapo, como dijo mi madre, me acerqué a él y su carita con mis manos acaricié y luego su frente le besé y le dije; _ ¡hasta pronto viejo hermoso y sabio!, recordé sus manos, las cuales parecían sacadas de una película de terror, debido a la artritis; levante la sabana que le cubría su cuerpo y ahí estaban su manos, justo en el pecho, como sosteniéndose el corazón y me asombró ver sus manos, tan perfectas como las jóvenes manos mías, las tomé entre mis manos e introduje sus dedos entre los míos y mi asombro, era que sus manos ya carecían de la artritis, eran normales otra vez. 
- ¡En ese momento, el miedo que le tenía a la muerte de mi ser desapareció y creo que hasta le falté el respeto, pues ya no le temía más!

- Después llegaron los señores de la funeraria y lo depositaron en esa urna metálica y se lo llevaron a donde sería velado. 

- ¡Esa noche yo me descontrolé y sobre el cofre que contenía el cuerpo de mi señor padre, yo a gritos y golpes le gritaba: _ ¿Por qué te has dejado vencer? ¿por qué me has dejado sola? ¡pudiste a la muerte vencer y no quisiste! y cada grito con esas preguntas, golpeaba la caja. Casi la desarmo pues, era tanta mi cólera y mi impotencia, luego de que mis familiares me llamaron a la cordura yo comprendí que no era lo correcto y debía dejarlo ir, pues fue su decisión y mejor la puerta del féretro abrí, para verlo ahí adentro. 
- ¡Entonces, justo ahí, mientras mis lagrimas caían sobre el vidrio, como si fuera una llovizna que se acerca, lo vi tan tranquilo, tan sereno, sin ningún problema de salud y fue en ese momento que todo comprendí! ¡Sí, a mi padre entendí! lo bese a través del vidrio y le dije ésto: _ ¡Te entiendo ahora! ¡padre lo veo todo claro! ¡aun muerto sigues siendo un genio! ¡Me sigues dando lecciones! ¡Gracias papi! 
- ¡Cerré la puerta y me senté muy serena y en mi mente todo lo que mi padre en su capilla ardiente me dijo, empece a asimilar y a veces sonreía al ver lo evidente, lo básico que mi padre me acababa de enseñar... 

Evelyn se quedó en silencio, ésta vez no habían lagrimas en sus ojos, solo paz y una misteriosa sonrisa.
El entrevistador espero por unos segundos pero no aguanto más y dijo.

- ¿Qué le dijo su padre muerto, Evelyn Christina? ¿Qué le dijo?...





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