lunes, 3 de agosto de 2015

Cosas del Futbol


Como cada año, después de que Rudy hiciera la gran hazaña, en casa de él y de María, se llevaba a cabo la reunión de ex alumnos, en la cual bebían, bromeaban y miraban un partido de fútbol, que cada año se llevaba a cabo, ésta ocasión era importante, pues entre los invitados; el papá de María, un tipo rudo y miembro del escuadrón de la policía, quien era fanático del fútbol, de hueso colorado, como ninguno de los otros, ahí presentes. En la cocina se encontraban; María y las esposas del resto del grupo, haciendo comentarios femeninos y preparando las boquitas para la vulgaridad que se encontraban como energúmenos en la sala, sacándole la madre al árbitro, protestando si era o no gol, si era  o no penal, en fin, aquella sala era un manicomio, ya el padre de María había entrado en calor a consecuencia de las cervezas.
El tiempo transcurrió y el partido por fin llego a su final y aún iban empatados, se vinieron la tanda de los penales y en el salón, todos abrazados entre sí, llamaba la atención la poca estatura de Rudy en el centro de la barra de aficionados, le seguía un tipo como de dos metros  muy fornido y canoso, era el padre de María, los tipos ahí presentes elevaban oraciones al cielo, otros se comían las uñas, algunos hincados y cuando pateaba el contrario, algunos de ellos se tapaban el rostro y el silencio era sepulcral, cuando de pronto y  fallaba el tirador, aquello era un manicomio, todo volaba por los aires, unos se subían a los amueblados, otros a la mesa de centro y unos se resbalaban de rodillas hasta llegar a las piernas de las esposas en la cocina, quienes sin darse cuenta se burlaban de ellos y se reían de las muladas que ahí, ellos vivían y cuando fallaba uno de los propios, aquello era un cementerio y las lagrimas se veían brillar en algunos rostros y las mujeres se tapaban las bocas, pues pobre de la que se alcanzara a oír, sería una mujer muerta.
Al fin, el tiro decisivo y le pertenecía al equipo local si lo anotaba campeones un año más, en el lugar hasta las moscas que bebían de las cervezas de los presentes vivían el momento sin movimiento alguno, todos en silencio, las esposas por solidaridad y para que siguiera la fiesta, apoyaban a los presentes pues, de lo contrario, quien se los aguantaba después.
- ¡Goooooooooool! ¡Ganamoooooos! ¡Campeoneeeeees!  Esa era la gritadera, en la casa, ellos se abrazaban y se besaban y se cargaban entre ellos, las mujeres aprovechaban y se mezclaban centre ellos, pues de lo contrario no recibirían una caricia de sus maridos hasta el próximo año. Los niños encendían los fuegos artificiales como de 10 metros, esa casa era un manicomio; todos hablaban como si fueran los protagonistas, se entrevistaban entre ellos, una fiesta total.
- ¿Y éste hermoso trofeo? dijo el suegro de Rudy, que nunca antes había llegado al lugar y lo lucían en el mejor lugar de la enorme sala. Todos conociendo al señor, quedaron mudos y a Rudy vieron.
- ¡Es hermosísimo! dijo el suegro, llevándolo en peso al cielo. Rudy se mantuvo mudo, hasta que su María desde la cocina dijo, limpiándose las manos con el delantal.
- ¡Si mi amor cuéntale a mi papi! Todos los presentes la voltearon a ver con una mirada que la hubieran querido fusilar, las otras mujeres corrieron de regreso a la cocina, pero María, continúo segura con lo que inició.
- ¡Vamos cariño cuéntale a papá, por que tienes la réplica del único trofeo que nuestra alma mater en más de cien años logró ganarlo y después de ti, nunca más la han vuelto a ganar!
Rudy aclaro su voz y no le quedo otra que su hazaña contar; (la que les comente al inició) Rudy empezó a narrar.
Debo comentar, que Rudy antes de ese día era un chico que nadie en la institución ni siquiera sabían que existía, de corta estatura y complexión delgada, nada atractivo para nadie, sin embargo, María la líder de las porristas y novia del mejor futbolista del lugar, una solitaria golondrina en ese equipo de aquel lugar, quien ahora era un potentado y millonario de la ciudad, mientras que Rudy seguía siendo un mediocre apasionado del fútbol.

- ¡Bueno suegro, con gusto le cuento esa historia!, ¡verá éste bello trofeo me lo obsequiaron por haberles dado el único campeonato en más de cien años de nuestra alma mater sin nunca ganar y hasta la fecha, siguen con esa mala racha, de no ser por mi que obtuvimos el único campeonato! Dijo Rudy con mucho orgullo y la concurrencia irrumpió en aplausos. Pero María, seguía metiendo sizaña.
- ¡Así fue papi, por ello Leandro me dejo y yo me case con Rudy! _ ¡Pero mi amor dile como fue que anotaste el gol ganador! dijo con sarcasmo.
- ¡Si yerno cuéntame esa verdadera hazaña, la cual me hace sentir orgulloso de ti muchachote! y el suegro lo abrazo y cuando lo hizo se escucharon unos huesos rugir.
- ¡Bueenoo con gusto-o mi amo-r! Dijo el pobre de Rudy, tartamudeando metido en tremendo lío.
Y agregó:
- ¡Yo, como siempre llegue al estadio con el uniforme completo, uno que me compre por ser el más grande aficionado de nuestro equipo, pues la verdad es que nunca por mi estatura el entrenador me quiso en el equipo y me encontraba en el lugar de siempre, observando y sufriendo, al ver que con el gol de Leandro, habíamos empatado y que con otro seríamos campeones, luego de más de cien años de fundado el lugar y nunca haber podido ganar. Rudy tomo aire y continuo _ ¡Todos moríamos de los nervios pues, solo quedaban unos segundos del final y nuestro guardameta al darse cuenta de ello, le mando un pase magistral a uno de los carrileros, quien corrió y ganó linea de fondo, todos nos acercamos a la linea del campo, para ver la majestuosa jugada que podría terminar en gol y con ello ganar el único partido y por consecuencia nuestro único trofeo en todos esos años; la emoción en mi era tal, que cuando sentí había invadido el campo de fútbol y el carrilero buscando a quien hacerle el pase, al único que vio colocado y desmarcado fue a mi y a mis pies la colocó, en ese momento todos me gritaron avanza y tira a la portería, nadie gritaba mi nombre porque nadie me conocía, yo al verme a adentro del campo y al darme cuenta que sobre mi venía tremendo gigantesco defensa, por miedo moví la pelota y de paso pasó, todos gritaron ¡Olé! la emoción siguió en mi que avance con balón en pie y drible al segundo defensor y de nuevo escuché: ¡Oleee! entonces vi un hueco en la defensa y de punta con todas mis fuerzas patié y el portero por los aires voló, pero el tiro fue tan certero que en la esquina lo anidé y justo en el tiempo reglamentario la pelota entró y aquello se volvió un manicomio; todos invadieron el campo y sobre sus hombres me cogieron y al fin escuché corear mi nombre, el cual seguro en mi camisola leyeron _ ¡¡Rudy!!¡¡Rudy!! el partido señor, sin yo ser parte del equipo, por nuestra alma mater lo gané. Yo quería decir la verdad pero en eso una hermosa chica a mi se acercó y mi mejía beso y me pidió ser su pareja para la fiesta de la noche, por la celebración, se trataba de María que mejor callé.
- ¡O sea qué, esa victoria fue un fraude! Dijo el enorme hombre, con el ceño fruncido. En el lugar todos quedaron mudos, esperando la reacción de mi suegro; después de varios incómodos segundos con su enorme brazo apretando mi cuello, uno de mis amigos tenía una botella en mano por si acaso y otro tenía en estanby a los bomberos, para que llegaran por mi cuerpo herido.
Mi suegro reaccionó y ante la mirada atónita de todos y la sonrisa de mi hermosa María, mi suegro, ésto dijo.
- ¡Si Maradona ganó un mundial metiendo un gol con la mano, que importa que tú le hayas dado la única alegría a nuestro pueblo, invadiendo el campo y siendo el jugador numero doce! 
Luego lo alzó y lo colocó en sus hombros y empezó a gritar ¡¡Rudy!!  ¡¡Rudy!! y todos en el lugar lo siguieron, gritando: ¡¡Rudy!!  ¡¡Rudy!! por toda la sala, salieron al patio y luego entraron con Rudy en los hombros del suegro, orgulloso de su yerno y aquello se convirtió en una tremenda fiesta, una muy parecida a cuando María y Rudy se comprometieron. 
María al ver lo sucedido, su risa escondió y a la cocina regresó, ahí adentro pensó,
- ¡Yo debería de ser la esposa de Leandro; una señora millonaria hoy sería, pero me tocó con el chaparro, mentiroso y tramposo de Rudy, ni modo! 
Tiro el delantal y de la cocina resignada salió y al grupo se unió, gritando todavía: ¡¡Rudy!!  ¡¡Rudy!! éste, al verla entre la multitud de nuevo le sonrió y con sus labios en silencio, le dijo. _ ¡Te amo mi amor! ella con lagrimas en sus ojos, pero de emoción le respondió: _ ¡Yo también te amo mi tramposo, hermoso y siguieron Vitoreando: ¡¡Rudy!!  ¡¡Rudy!!

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