martes, 25 de agosto de 2015

Dicen que el Sr. Presidente: ¡Sólo quedó!


Dicen que hubo un militar que apostó y ganó,
a su lado una que un día princesa fue, hoy su reina será.
Dicen que se aprovechó de la necesidad de un pueblo 
deseoso de paz y seguridad y que su lema: Mano dura, fué 
y su seña y santo: Un puño cerrado, fué.
Dicen que así llegó y afirmó su poder, con el respaldo de todo un pueblo
que con cohetes y marimba su asunción al poder celebró 
y ésta victoria como propia la adoptó.
Dicen que el tiempo transcurrió y la violencia fué peor,
pues,  la ecuación  así quedó: 
Asesinos + mareros + empleados del gobierno = un pueblo moribundo.
Dicen que la alarma se escuchó hasta en el extranjero y de ahí 
llegaron personajes expertos en el tema. Pero el lugar estaba ya tan enfermo 
que todos éstos se contagiaron y se largaron para no volver.
Dicen que después de esos malos extranjeros, contaminados y ahora millonarios 
llegó uno que, vacunado contra la impunidad y la corrupción hace años él está.
Dicen que mientras el tiempo pasó y nada bueno se vió en es pueblo que lloraba sangre,
la reina no pudo su codicia aguantar y con desespero al pueblo le empezó a robar
hasta que éste, sus niños desnutridos y sin educación, morían en carne y conocimiento.
Dicen que el militar y presidente, no creyó cuando escuchó del pueblo 
venir consignas de que el pueblo moría de hambre y extorsiones, 
de asesinatos en las calles y hospitales a falta de medicamentos y de policías justos y honrados.
Dicen que, el que de afuera y vacunado llegó, de éste pueblo se compadeció 
y decidió junto a locales dignos, honestos y honrados, acabar con ésta manera tan nefasta de la reina de vivir.
Dicen que sacaron sus aparatos y sus orejas destaparon y se pusieron a escuchar sus platicas impunes, de los que con él y la reina regían en el lugar 
y lo que escucharon les indignó tanto que callar ya no pudieron más.
Dicen que contaron a los dueños del país, que la reina y sus valets eran  los que se apropiaban de las riquezas de ese bello país, con ello se robaron: 
Educación, salud, seguridad y crecimiento. Que barrieron con todo.
Dicen que la mano dura y aquel puño que al poder los llevó, 
en una mano aguada y con guante negro se convirtió.
Dicen que como en el ajedrez, primero cayeron los peones, seguidos de sus alfiles, 
ésto dejó al descubierto a la reina, quien un día del palacio salió, 
despedida por un pueblo que al poder con algarabía un día la llevó y al militar acompañó.
Dicen que el Sr. Presidente estaba absuelto de toda culpa, 
pero la reina lo logró, tal vez, sin ella quererlo, salpicar y con ello ensuciarlo 
y quedar en evidencia, pues con vehemencia él por ella hasta sus manos al fuego metió.
Dicen que al investigar a su reina codiciosa que del pueblo se burló y de alguna forma al pueblo mató.
Se evidenció que al Sr. Presidente la codicia también lo alcanzó y de millones se adueño, 
aunque él dice que es inocente, pero él nunca dijo no, al recibir las riquezas que no eran de él sino de su patrón, a pesar de ver como muchos: En casas, hospitales y en las calles fallecían, 
del ojo chico éste se hizo y todo por defender a la que las manos un día le quemó.
Dicen que el pueblo como nunca en su historia se unió e indignados en grupos de miles a sus calles se hicieron con consignas, a pedir la renuncia del militar y Sr. Presidente de aquel lugar.
Dicen que éste se negó su puesto dejar, pues siempre en su inocencia él creyó, 
aunque las evidencias lo ahogan y condenan; su destino ya estaba escrito y la historia su venganza contra él ya fraguó.
Dicen que una incipiente democracia quiere sobrevivir y por ello a sus puertas y a su cara 
le gritan que se largue, que ya no lo quieren más ahí. Pero él, con rostro demacrado y asustado, conociendo que su castillo es la única fortaleza que le mantiene de pie, a él se aferra y asegura no dimitir y del pueblo se sigue burlando, pues éste es su patrón y el que ahí a su trabajo un día lo llevó.
Dicen que al ver como caía de su pedestal y a su reina tras las rejas, su palacio ahora es, 
y que jueces justos la escucharán para que la democracia y la justicia, 
sea quien defina su nefasto futuro, que ella en pocos años con avaricia construyó.
Dicen que las torres y caballerías del ajedrez del poder al ver que su Presidente los traicionó 
y sentir las gotas de barro negro llegar hasta sus vestimentas, esperamos honestas, se empezaron a manchar, mejor decidieron al Señor Presidente solo en su palacio dejar 
al lado de unos pocos militares y fieles a él; que lo verán de ahí mas temprano que tarde con la cabeza baja de ahí salir y a su reina habrá de acompañar. Uno en la carceleta norte, mientras el otro en la carceleta sur, su condena habrán de cumplir.  

Ésta historia se a vivido en muchas partes del planeta en donde la democracia ha sido y será la que dicte sus leyes, veremos caer muchos más, pues ya la historia también se cansó y los alcanzó; aunque se ha negado a quererlos entre sus paginas, tendrá que colocarlos en algún lugar, en sus paginas más negras, junto a las guerras sin sentido y a la inquisición.

SergioRaga 
25/8/15

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