viernes, 7 de agosto de 2015

Un poco de erotismo 3


Después de muchos días de tener sexo a través de una linea telefónica, la pareja decidió tener un encuentro real y amarse en vivo, hacerse de todo lo que por teléfono se recitaban Unos expertos en el porno, eso era la pareja.

La chica se bañó en la tina, a ella, la inundó con fragancias y aromas sensuales, los cuales había comprado en una de las tiendas especialistas en éstos temas, entró, adentro de la cálida tina, agua tibia y olores excitantes, sabores especiales para la ocasión, velas, alrededor de la blanca tina, una vez en ella, completamente desnuda sin poder dejar de pensar en el momento que estaba por llegar a su cuerpo, ella empezó a sobar su cuerpo con un estropajo especial y suave, pero esas caricias y pensamientos la iban excitando; que se dijo: _ ¡Uno, así le aguanto a mi amado amante! y empezó a acariciarse.

Mientras, en el apartamento del joven, éste también se bañaba, pero sin tanta pompa, pero si con la imagen de la chica en su mente, eso le fue provocando una erección como nunca antes en los últimos meses, se dijo: _ ¡Debo de aprovechar, pues hace tanto que no la tenía tan dura, además, mejor, pues así le duro más a mi amada! 

Entonces los dos, cada quien en su lugar se acariciaron como nunca, los lugares que cada uno conocían mejor que nadie y simultáneamente ambos cada quien en sus apartamentos, tuvieron rico orgasmo. Ella se sumergió en la tina completamente relajada; ahora las aguas y todos los menjurjes que en ella colocó. se mezclaban con los propios; ahora sí estaba su piel impregnada de esencias sexuales de excelente calidad. 

El chico hizo lo propio y salió del baño en bolas completas y sobre su cama se tumbó y por varias horas ahí descansó.

La hora de salir llegó, él se colocó sus mejores ropas y la loción más cara, solo para éstas ocasiones, se echó en los lugares de costumbre, pero ésta vez también agregó un poco en sus genitales y salió al encuentro con la que por meses fue su amante telefónica.

La chica se colocó su lencería, tanguita de color negro, con encaje en el lugar más excitante, los tirantes eran unidos por una blanca rosa que empezaba en el lugar en donde se parten las nalgas, ella colocó muy bien la cinta adentro de sus hermosas y pronunciadas nalgas, centró la parte con encaje, la cual permitía ver la imagen perfecta que la naturaleza le dió, no sin antes, rasurarse muy bien, pues los únicos vellos permitidos, por llamarlos de alguna manera, eran los de su cabellera y los de sus ojos; pestañas y cejas, los demás, erradicados por completo, unos pelitos en los deditos gordos del pie, fueron los primeros a los que les aplicó la cera, lo demás no fué doloroso, pues el ardor se mezclaba con la emoción y la excitación que hasta en una de las piernas, infame gota la recorrió hasta llegar al mismo pie, ella no la secó ni la interrumpió, pues sentirla recorrer su larga pierna le provocaba una rica sensación en su vientre y muy adentro del estomago. 

Luego, se colocó algo que poco usaba, su brassier, uno que era completamente transparente y debía de ser así, pues sus senos eran todo su orgullo y cuando se vió en el indiscreto espejo para ajustarlo y colocar todo en el debido lugar, los pezones se le endurecieron y el encaje alargaron, que bueno que el diseñador ya en esto había pensado. Se colocó su blusa, una que permitía ver a sus voluptuosas amigas metidas en encaje de seda y abajo una falda muy chica, que si se agachaba una nada, se le podía ver aquel excitante encaje transparente de color negro.

- ¡Hola!
- ¡Hola! ¡te ves hermosa!
- ¡Gracias! le modelo con gracia y picardía, se acercó y su mejía le besó; cuando lo hizo entreabrió la boca y le permitió a su lengua hacer contacto con su amante telefónico, éste al sentir la caricia todo se le erizó. Después de esa caricia, ella dijo: _ ¡Solo para tus ojos!

Dejaron en el lugar uno de los carros y se fueron en uno, el del chico. A éste le costaba conducir, pues como dije, la falda era tan mínima que no podía cubrir nada y por más que ella hacía, sin desearlo claro, no podía cubrir a su sexo, el chico veía la entre pierna de ella y ella se mojaba las ganas, luego subía la vista y las chicas emocionadas también medio temblaban y digo medio, porque eran duras, no se si por el ejercicio o por la excitación del momento.

Ella ya no aguantó la tentación, pues al ver como éste la veía con lujuria, ella observaba también la entre pierna del joven y era evidente que éste también la deseaba con ansiedad. 

Entonces, ella la tomó entre sus manos y dijo: _ ¡Así que ésta es la que me introduces en  mi vagina! éste, al sentir la mano de ella masajéando su sexo sintió que las piernas le tiemblan y respondió en silencio, simplemente moviendo la cabeza. Mientras él respondía que sí era; ella deslizaba el zíper del jeans del chico, luego aflojó el cincho y por ultimo retiró el botón y de ahí extrajo lo que por muchos meses ella deseó ver y tener en vivo y entonces la chica se inclinó a degustar de los sabores del placer de macho.

Así el chico condujo por otros quince minutos, para todos el iba solo en el coche con cara de agonía. 
- ¡Que bueno que me preparé! pensó el chico, mientras aceleraba por la avenida par pronto llegar al cuarto reservado para la ocasión...



Tomado del libro: Erotismo Light de: S. Raga

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