martes, 4 de agosto de 2015

Un Profundo y Bello Amor (poesía de erotismo soft)


Despierto y el sol ya se asoma por mi ventana y lo primero que ilumina es tu cuerpo desnudo. 
Yo me sonrió y antes de levantarme aprecio tanta belleza puesta en un sola mujer, creo que te amo tanto.
Tu sigues ahí dormida, boca abajo, dejando ver tus curvas perfectas, mi corazón se quiere detener al ver a hermosa mujer que se encuentra justo junto a mi.
Me doy una ducha y sin cerrar la puerta desde ahí disfruto de tu imagen, la cual sigue ahí inerte; siendo por cada rayo de sol violada que sobre ti cada mañana incide.
La ducha en frío y aun así la siento cálida, pues mi cuerpo esta que arde, imagina eso, solo de ver a cuerpo de mujer perfecto, que duerme plácidamente sobre nuestra cama.
Mientras me visto con dificultad algo tan natural y esencial que a diario siempre hago pero, no puedo de tu cuerpo mis ojos quitar ni por un momento, mujer perfecta que duerme en el lado derecho de nuestra cama.
Me he preparado un café para desayunar, frío parece estar pues, yo más ardiente que un café en el micro durante de cinco minutos. 
No me canso de ver tu cuerpo ahí postrado, sin un dedo siquiera lograr mover, tus piernas largas y bronceadas que terminan en una ondulación que la forman tus nalgas abultadas, quienes continúan dando forma a rica Pera, la linea de tu espalda en diminuta cintura, la cual continúa hasta unirse a un alargado y delgado cuello; por debajo con tu humanidad cubres unos senos, otras frutas dulces y deliciosas; tu cabellera larga y lacia, quien trata de disimular tanta vergüenza de mantener tu cuerpo desnudo, quien aún es poseído por los cálidos rayos solares. 
Ellos, cómplices que me han despertado, son con los únicos con quienes puedo compartir tanta belleza de mujer desnuda sobre mi cama postrada y adormitada.
Es hora de trabajar, dejo mi café sobre la cómoda y antes de irme a mi trabajo no, quiero que despiertes para poder seguir observándote desnuda. 
Con las sabanas blancas, como olas regresando al ancho mar, se niegan a cubrirte bella dama. 
Como cada mañana hago mi recorrido, mi ritual, a la cama doy vueltas y me duele tanto largarme en la ultima de tantas vueltas, perfiles y ángulos para memorizar tu escultural cuerpo, color ébano.
Por fin, aunque no quiera debo salir, pero no me iré sin antes de beso despedir, por quien siento un profundo amor.
Y me inclino, como ante majestad lo haría, pues la realeza no te quita nada, más bien te envidiarían tanta hermosura.
Y luego una nalga beso y en ese momento tú reaccionas y a tus piernas mueves, tus deditos de los pies los alargas, como queriendo decirme: _¡amor no te vayas, pronto seré tuya! pero continuo y beso tu boca y entonces abres tus ojos, solo para ver como de ti me alejo. 
Y sin hablar me dices: _¡te deseo! yo te veo mientras cierro la puerta y también murmuro: _¡que amor tan profundo por ti siento! cierro la puerta me alejo.
Cuando conduzco por la autopista, mis pensamientos me dejan ver a tu bello cuerpo, que aun seguro duerme en nuestro cuarto.
El trafico, no me importa pues, te he memorizado tanto, que mi parabrisas una pantalla para mi es y sobre él, los rayos solares me traen a enseñar la belleza de la mujer que tanto amo.
Y que nunca me cansaré de admirar cada mañana y a sus nalga besar, luego su boca, con ese amor tan profundo que tú me provocas. 
Bella mujer, duerme y descansa, mientras yo por el bulevar metido entre el transito en ti pienso. 

SergioRaga 
4/8/15


Un profundo y bello amor. 

Despierto y el sol ya se asoma por mi ventana, y lo primero que ilumina es tu cuerpo desnudo. 

Yo me sonrió y antes de levantarme aprecio tanta belleza puesta en un sola mujer, creo que te amo tanto.

Tu sigues ahí dormida, boca abajo, dejando ver tus curvas perfectas, mi corazón se quiere detener al ver a hermosa mujer que se encuentra justo junto a mí.

Me doy una ducha y sin cerrar la puerta desde ahí disfruto de tu imagen, la cual sigue ahí inerte; siendo por cada rayo de sol violada que sobre ti cada mañana incide.

La ducha en frío y aún así la siento cálida, pues mi cuerpo esta que arde, imagina eso, solo de ver a cuerpo de mujer perfecto, que duerme plácidamente sobre nuestra cama.

Mientras me visto con dificultad algo tan natural y esencial que a diario siempre hago pero, no puedo de tu cuerpo mis ojos quitar ni por un momento, mujer perfecta que duerme en el lado derecho de nuestra cama.

Me he preparado un café para desayunar, frío parece estar pues, yo más ardiente que un café en el micro durante cinco minutos estoy.

No me canso de ver tu cuerpo ahí postrado, sin un dedo siquiera lograr mover, tus piernas largas y bronceadas que terminan en una ondulación que la forman tus nalgas abultadas, quienes continúan dando forma a rica Pera, la línea de tu espalda en diminuta cintura, la cual continúa hasta unirse a un alargado y delgado cuello; por debajo con tu humanidad cubres unos senos, otras frutas dulces y deliciosas; tu cabellera larga y lacia, quien trata de disimular tanta vergüenza de mantener tu cuerpo desnudo, quien aún es poseído por los cálidos rayos solares.

Ellos, cómplices que me han despertado, son con los únicos con quienes puedo compartir tanta belleza de mujer desnuda sobre mi cama postrada y adormitada.

Es hora de trabajar, dejo mi café sobre la cómoda y antes de irme a mi trabajo no quiero que despiertes para poder seguir observándote desnuda.

Con las sábanas blancas, como olas regresando al ancho mar, se niegan a cubrirte bella dama.

Como cada mañana hago mi recorrido, mi ritual, a la cama doy vueltas y me duele tanto largarme en la última de tantas vueltas, perfiles y ángulos para memorizar tu escultural cuerpo, color ébano.

Por fin, aunque no quiera debo salir, pero no me iré sin antes de beso despedir, por quien siento un profundo amor.

Y me inclino, como ante majestad lo haría, pues la realeza no te quita nada, más bien te envidiarían tanta hermosura.

Y luego una nalga beso y en ese momento tú reaccionas y a tus piernas mueves, tus deditos de los pies los alargas, como queriendo decirme: _¡amor no te vayas, pronto seré tuya!, pero continúo y beso tu boca y entonces abres tus ojos, solo para ver como de ti me alejo.

Y sin hablar me dices: _¡te deseo! yo te veo mientras cierro la puerta y también murmuro: _¡que amor tan profundo por ti siento! cierro la puerta, me alejo.

Cuando conduzco por la autopista, mis pensamientos me dejan ver a tu bello cuerpo, que aun seguro duerme en nuestro cuarto.

El tráfico no me importa pues, te he memorizado tanto, que mi parabrisas una pantalla para mí es y sobre él los rayos solares me traen a enseñar la belleza de la mujer que tanto amo. Y que núnca me cansaré de admirar cada mañana y a sus nalga besar, luego su boca, con ese amor tan profundo que tú me provocas.
 
Bella mujer, duerme y descansa, mientras yo por el bulevar metido entre el transito en ti pienso. 

SergioRaga 
Tomado del libro: "Erotismo ligth"
13/1/24




No hay comentarios.:

Publicar un comentario