jueves, 24 de septiembre de 2015

Bruna


Una noche fría y oscura, con la luna escondida detrás de las enormes montañas que rodeaban a la gran ciudad, parecía que estaba asustada o aterrada o se escondía de algo horrible, yo te conocí, lo recuerdo bien como si fue ayer, y desde entonces no la he vuelto a ver, apareces cada vez que sucede lo mismo que pasó esa noche que muchos no pueden olvidar, pero de esa manera, como un torbellino de aire frío que a mi cuerpo rodea, más yo quiero revivir, pues una noche como aquella mortal jamás pudo vivir y además sobrevivir.
Eran como las once de la noche cuando del lugar salí, la fiesta estaba aburrida y yo me sentía un poco agitado, no se porque, todos ahí drogados yo solo entonado con un poco de marihuana; mientras me perdía por las calles de la ciudad fumando mi puro, de entre la oscuridad escuché una voz sensual y de ultratumba que me dijo.
- ¡Qué rico! ¿me das un elevón? yo me detuve y vi para todos lados, pero nada, sentía la presencia de alguien pero no veía nada, le dí otro jalón a mi puro y cuando me dispuse a seguir mi camino, se escuchó de nuevo la sensual pero tenebrosa voz.
- ¡Entonces! ¿me lo das o nooooo? sentí que mi cuerpo se paralizó, no me quedó de otra más que decir: _ ¡Si, claro! ¿por qué no? y terminando de decir esa frase, sentí un helado aire que se culebreó en mi y a mi lado, una hermosa chica: Morena, de pelo liso, muy liso, hasta media espalda, de ojos negros y con aura roja en ellos, de cuerpo perfecto, metida adentro de un traje negro de algún tipo de piel, ¿o, era su piel? 
_  ¡Co-cómo llegaste a-así? le pregunté con mi cuerpo helado del susto, mientras ella se fumaba de un solo jalón mi puro.
- ¡Dios, si que eres linda! pensé y ella respondió:  _ ¡Gracias, pero no menciones a Ese! - ¿Escuchaste mi pensamiento? 
- ¡Claro que si, cuidado con lo que piensas! 
Mientras, yo veía su extraña belleza. De entre toda esa piel negra, solo sus dedos, los de sus pies, sus manos frías como la misma muerte y su cuello, obviamente su hermosa cara eran de piel; el resto, una Gatúbela, por más que quise no pude obtener una excitación, ella me dijo 
- ¡Mírame a los ojos! y yo obedecí, la vi a esos ojos negros, muy negros, con aura roja como la sangre y lo que en ellos vi, fue lo que todos quieren olvidar. mientras veía lo que sucedía en la ciudad, escuché aleteos de murciélagos en el cielo y aullidos de lobos en las montañas, luego del ultimo aullido los vi pasar a la par mía me olfatearon, me vieron amenazadores, lamieron sus fauces y siguieron su camino, mientras caminaban lentamente, algunos volteaban y me gruñían con mucha rabia, ella me dijo.
- ¿Quieres vivir? ¡mira mis ojos, no te distraigas con nada! yo le obedecí y aunque me temblaba hasta el alma a esos bellos ojos vi y de nuevo lo que vi, ¡fue horrible! 
A mis amigos y a otros chicos animales nocturnos, los destrozaban los lobos, les arrancaban el corazón y luego de ello, lanzaban a la mierda sus cuerpos y ahí, se encontraban otros seres mitad humanos y mitad animales con sus rostros pálidos, casi blancos, quienes se peleaban entre sí para comer lo que para los otros ya era considerado carroña, con sus dientes afilados arrancaban los trozos de piel con pedazos de carne, músculos, éstos arrancaban sus cabezas y las arrojaban con cara de asco; otro tramo mas allá de la mierda, ahí, otros, como unos zombies, se peleaban entre ellos por acaparar las cabezas de mis amigos, vecinos y conocidos, luego los somataban contra el pavimento, como si fueran monos queriendo abrir los cocos y al hacerlo y abrir esos cráneos, se comían o casi se bebían los cerebros, luego pasaban sus manos en sus bocas sin dientes para limpiar los residuos que les quedaban en los labios y luego se los chupaban, mientras hacían ésto por la prisa de comer a otras cabezas, otros cerebros; de entre sus ropas les salían unas especies parecidas a las cucarachas, unas enormes, que de sus labios se alimentaban de aquellos residuos de los pedazos cerebros; era espantosos y yo debía seguir observando esa matanza, pues de lo contrario tambien moriría, mi cuerpo sentía la presencia de algunas malignas bestias oliendo mi cuerpo, ella apretaba mi brazo y con la otra mano la mía, como indicándome, ¡mírame o morirás! y la matanza seguía en sus pupilas, cuando terminaron con los casi cien jóvenes de aquella fiesta, se escucharon de nuevo los aleteos de murciélagos y con un aullido que casi me ensordeció y a mi cuerpo hizo estremecerse a través de sus pupilas vi cuando ellos, pues no se como nombrarlos, se alejaron, quedando en el lugar; sangre y otros indicios de una noche violenta (...) Pero lo que después vi, eso me aterró aun más, lo que vi fue más horrible que lo ya mencionado, pues como a unos minutos luego de que todos se fueron y de sentir como me lengüetaron mis piernas y otros, me sacudieron como cuando un perro te cacha el pantalon y lo agita muy rabiosamente, fue que de las vacías calles llegaron unas camionetas de color blanco y de ellas se bajaron unos tipos y se dispusieron a limpiar todo, a recoger cualquier indicio de lo que ahí sucedió, quedando como único testigo yo. Todos ellos eran personas normales o al menos eso parecían. 
- ¿Qué clase de personas son esas? me dije, ella sin mover sus labios me respondió y ésto dijo. 
- ¡Ellos son peores que nosotros! ¡ésto lo hacemos para alimentarnos!, ¡pero ellos...! Eso, no lo recuerdo.
Cuando pasaron quiza una hora de aquello, seguíamos ahí, ella y yo, frente a frente, yo deseaba odiarla pero no podía pues ella habia salvado mi vida. Su nombre, Bruna. De sus ojos desapareció el halo rojo como la sangre y entonces ella me sonrió y agregó. 
- ¿No sé, por qué salve tu vida insignificante mortal? yo dije.
- ¡Seguramente, porque te gusté! ella rió en tono de burla y dijo.
- ¡A humanos! ¡vanidosos y defectuosos! refiriéndose a los miles de defectos que como humanos tenemos. 
Entonces sucedió lo impensable, ella me tomo de la nuca y lentamente con una fuerza inhumana me acercó hasta sus labios y como nunca, ella me besó, ese beso era de otro mundo, mientras lo hacía juntos volamos literalmente por el cielo y entre las nubes me hizo el amor. ¡Wao! me hizo olvidar la horrible pesadilla de hace unas horas, aquel orgasmo casi me mata, pero morir con un orgasmo a ser devorado por monstruos, no hay manera ni de pensar en una elección. Luego de ello, Bruna me bajo del cielo, de entre las nubes y me colocó en el lugar en donde la conocí, luego me dijo.
- ¡Adiós bello mortal! y así como llegó, se marchó, yo sentí un torbellino de aire frío, al rededor de mi cuerpo humano y con él, mientras se desvaneció escuché.
- ¡Adióooos, haaasta nuncaaaaaa!
Al día siguiente, en las noticias, decían que: ¡Unas camionetas blancas habían secuestrado como a cien jóvenes y que no había rastro alguno, del hecho, mucho menos testigo alguno! Mi madre me dijo.
- ¡Hijo gracias a Dios que tú no saliste de tu cuarto anoche!  ¡lo que si escuché es que tenías una horrible pesadilla, pero al llegar a la puerta para despertarte de ella, te calmaste y creo que empezaste a tener...  uno de esos sueños!, ¿cómo dijo tu padre?... ¡ah si, húmedo dijo! 
Yo me sonrojé y le dije, ¡ Má! me levante de la mesa, me dirigí a mi cuarto con la duda, ¿lo soñé o fue realidad? ¡no lo sé! ¡si recuerdo haber salido a esa discoteca, pero ahora tengo dudas! 
Sé que es malo este pensamiento, pero cada noche parecida la de esa noche, salgo a la calle, me fumo un purito esperando encontrarme con Bruna; pero nada, aun sabiendo que eso significaría la muerte de mucha gente, incluyendo a mi familia. 
¡Qué locura pero no puedo evitar desear a esa misteriosa mujer que salvó mi vida o que a lo mejor solo la soñé!
Cuando pensé ésto ultimo, un torbellino de aire frío me envolvió; yo dije muy asustado pero emocionado... ¡Bruna!  

No hay comentarios.:

Publicar un comentario