domingo, 13 de septiembre de 2015

¿Cuánto vale una vida, hoy día?


Llega un hombre en un auto lujoso a un lugar muy lejano y apartado de la gran ciudad, llegó bien recomendado, en busca de alguien a quien todos le temen en ese humilde lugar, apartado de la gran ciudad. Preguntó por él, sin a su auto abandonar, pues teme que se lo puedan robar.
- ¡Perdón señores, busco al Escorpión! ¡me dijeron que en este barrio lo podría encontrar! Se dirigió a un grupo de hombres que en la esquina se empezaban a drogar.
- ¿Para qué lo buscas bato? se escuchó entre los hombres, sin su cara mostrar.
- ¡Es algo personal! ¿me pueden ayudar? les dijo muy seguro en su hablar, entonces uno de ellos, sin la cara mostrar le ordenó.
- ¡Dejá tu nave parqueada ahí, éstos te la van a cuidar! El hombre obedeció y luego a su carro ahí dejó y con el sin rostro por unos callejones le siguió.
- ¡Ahí, en la puerta de metal, la de color negro, tocá, él mismo te atenderá! y luego sin mostrar su rostro, le extendió la mano pidiendo su pago por el servicio prestado y una vez con moneda en mano echó a correr al lugar de donde fue sacado, con sus amigos, a drogarse y a repartir la propina.
El hombre llegó hasta la puerta y luego de tomar valor a ella tocó, de adentro una voz ronca se escuchó.
- ¿Quién putas es?
- ¡Un amigo!
- ¡Yo no tengo amigos, me decís quién sos o te vas a la mierda, ya! El hombre extrajo un papel y dijo.
- ¡Me recomendó el comisionado Pinocho! de adentro se escuchó.
- ¡Ah viejo pisado, ya va querer comisión, pues vaya si me a recomendado!
- ¡Será porque hace muy bien su trabajo Sr. Escorpión! Acabando de decir ésto, rechinó la puerta de metal, cuando ésta se abría, con ella un resto de humo de adentró salió, algo que hizo toser al señor quien con mucho sigilo a la covacha entró. Adentro, solo una bombilla de 50Wats alumbraba al pequeño cuarto.
- ¡Siéntese señor! y diga ¿a quién tengo que matar? dijo el Escorpión sin pena ni gloria, lo dijo como algo muy común y hasta con orgullo. El hombre le dijo a quien debería de asesinar y al escuchar el  nombre de la victima, el Escorpión el precio fijó.
- ¡Por su nombre parece ser alguien importante, pero por ser recomendado del Pinocho! nombre clave de quien lo recomendó. ¡Solo te cobraré quinientos!, ¿te parece?
- ¡Acá te dejo los quinientos y si lo haces como dicen que trabajas, te daré otros quinientos más!
- ¡Qué parezca un accidente, esta claro!
- ¡Así será patrón yo te caigo por los otros quinientos después que salga la noticia en los noticieros!, ¿tenemos un trato? Y estrecharon su mano, luego el hombre se largó. 
Efectivamente, el carro lujoso estaba muy bien cuidado, pues en ese barrio nadie se metía con el Escorpión.

Mientras los noticieros daban la nefasta noticia del suicidio del encargo que se le dió al Escorpión. Éste se dirigía a la oficina del hombre a cobrar los quinientos que le ofrecieron, pero como iba drogado mientras conducía su vehículo a gran velocidad, atropelló a un lustrador que trabajaba frente a un hospital privado de la alta alcurnia en esa ciudad, dejándolo allí tirado, sobre la cinta asfáltica. Los policías que cuidaban a lujoso hospital de inmediato recogieron al niño, amigo de todos en ese lujoso lugar y lo llevaron a la emergencia de ese hospital, en la emergencia, un medico y cliente de Juanito el lustrador atropellado, era el Dr. Diaz Lara, quien al ver de quien se trataba de inmediato lo atendió.
- ¡Enfermera, venga rápido! Al llamado del Dr. Diaz, llegó la enfermera Lilly.
- ¿Qué pasa Maco? preguntó Lilly, luego, al ver al paciente, con sus manos en la boca repitió muy apenada. _ ¡Juanito! El Dr. Diaz vió la gravedad en que se encontraba el pobre de Juanito que rápido pidió prepararan el quirófano, pues sino se le operaba Juanito de emergencia, seguro moriría.
A todo ésto y debido a la conmoción en el hospital, el director del mismo, se dió cuenta de que algo pasaba en su lujoso hospital y preguntó; luego de que la enfermera Aracely le contara todo al Dr. Orantes, éste de una apareció en la sala de urgencias.
- ¡Un momento!, ¿a dónde llevan a éste andrajoso? detuvo la camilla en la cual transportan a Juanito con rumbo al quirófano.
- ¿Dr. Orantes?, ¡es Juanito y si no lo operamos seguro morirá!
- ¡Dr. Diaz, éste no es un hospital de caridad, pida una ambulancia y que lo trasladen al Hospital Publico!
- ¿Pero Dr. Orantes?, ¡es Juanito!
- ¡Sé quien es el mugroso patojo! Respondió muy indignado y con asco el dueño del lujoso hospital privado.
- ¡Dr. Juanito le ha lustrado sus zapatos y nunca le ha cobrado!
- ¡Eso no importa, tendría que lustrarme toda la vida y aun así me quedaría debiendo! Dijo con ironía en sus palabras el Dr. Orantes.
- ¿Es cuestión de dinero entonces Dr. Orantes? Preguntó el Dr. Diaz indignado y con tono frustrado.
- ¡Dr. Díaz, éste es un negocio y además ese mugroso nos afecta en nuestra imagen ante la sociedad!
- ¡Es un ser humano Dr.!
- ¡Por ello le pedí que llame a los bomberos y lo lleven al hospital publico! Dijo tajante el Dr. Orantes. El Dr. Diaz dijo.
- ¡Perdone Dr. Orantes, pero yo lo voy a operar y los honorarios descuéntelos de mi sueldo!
- ¡Dr. Diaz! Dijo Lilly, quien conocía los problemas del Dr. Diaz. _ ¡Son tres salarios!
- ¡Lo sé!
- ¿Pero, tus deudas? ¿Qué harás? y ¿tú familia? Preguntó Lilly muy preocupada. Mientras el Dr. Orantes los escuchaba con los brazos cruzados e indiferente.
- ¡No importa, Dios proveerá, ahora hay que salvarle la vida a Juanito! Dijo el Dr. Diaz.
- ¡Llévenlo al quirófano! Ordenó el Dr. Diaz. Pero cuando los enfermeros iban a llevar a Juanito. El Dr. Orantes dijo.
- ¡Esperen! ¡primero llamen a contabilidad, para firmar los papeles pertinentes, para los descuentos de los sueldos del Dr. Diaz!
- ¡Dr. el tiempo es crucial! vió a Lilly y le dijo.
- ¡Lilly, dame ese papel en blanco y una pluma, le firmaré este papel en blanco para que usted haga lo que desee con él Dr. Orantes! Pero cuando el Dr. Diaz firmaba el papel en blanco, la enfermera Aracely dijo con lagrimas en sus ojos.
- ¡Ya no es necesario Dr. Díaz, Juanito no aguantó y recien acaba de morir, un infarto, seguro se desangró! El Dr. Diaz rompió el papel que recien firmó y se lo arrojó en el pecho al Dr. Orantes; quien salió de la sala como si nada hubiera pasado.

Triste realidad, en la que no veo ninguna diferencia entre las dos historias, ¿tú sí? Dos historias en diferentes escenarios, pero con un denominador común: Asesinato en primer grado, dirás no es en primer grado, pero para mi, sí lo es. ¿Cuánto vale la vida de un ser humano hoy día?, es una pregunta que puede tener diferentes respuestas, según el país en donde se coloquen éstas historias, de ello dependerá el precio de un ser humano, por lo otro, el escenario y los actores son exactamente los mismos.
Para unos, la vida es vista con signos de dolares, es lo único que importa, el dinero y por él son capaces de quitarle al vida a su propio hermano. Triste realidad del siglo XXI, siglo en el que deberíamos ser más civilizados, más humanos, pero parece ser que el tiempo avanza mientras el hombre regresa a tiempos oscuros de nuestra historia.
Es mi pensar, pero lo que importa en éstas historias, no es lo que yo piense, sino lo que tú pienses y a lo que estés dispuesto a hacer para cambiar un futuro incierto que esta a la vuelta de tú esquina.
No seas indiferente, pues podrías ser tú, una victima más. ¡Hasta la próxima!  

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