viernes, 30 de octubre de 2015

Antes muerto que morir de sed


El vaquero cabalgaba sobre su caballo negro, tan negro como la noche que le acompañaba
éste viajando sin rumbo alguno, simplemente cabalgando por parajes desérticos deseando 
encontrar un lugar pronto pues el agua le empezaba a escasear, en el horizonte una tímida y 
plateada luna que esa noche no deseaba alumbrar más de lo que ya alumbraba, se sentía un poco
nerviosa, un poco ansiosa, algo que al vaquero lo tenía sin cuidado, él seguía su instinto 
su camino sin rumbo, cuando habría caminado algunas cuantas millas se encontró con un riachuelo
el cual su agua nacía de la montaña, dió gracias a Dios y pensó que suerte la mía, el caballo tambien 
resopló como indicándole a su valiente amo que tambien agradecía a Dios por el hallazgo.
El caballo se dispuso a beber agua mientras el vaquero se dispuso a llenar su cantimplora.
Eso hacía, cuando de la nada alguien le habló. _¡Hola forastero! ¿Sabes que debes de pagar por el agua?
El vaquero simplemente acomodó su sombrero para verificar quien le hablaba con tanta autoridad
sin dejar de llenar su cantimplora, pero de donde salió la vos, nada, éste pensó, me lo imaginé seguramente y siguió con su tarea de llenar su cantimplora.
_¡Piensas en irte sin pagar! ¿verdad? se escuchó de nuevo la vos y ésta vez el caballo salió huyendo 
por un camino extraño, el vaquero se puso de pie dejando caer su cantimplora al suelo silvándole a su corcel, quien simplemente vió como entró en una oscura arboleda y al entrar en él se escuchó un relinchido que le estremeció todo su ser. _¿Quién es? dijo el vaquero con pistola en mano, a lo que
recibió como respuesta una carcajada horrible.
_¡¡Jajajajajajaja! ésta resonó en los cuatro puntos cardinales, el vaquero con pistola en mano le ordeno a quien le hablaba y ahora reía horriblemente que diera la cara.
_¡Sal de donde te escondas y enséñame tu rostro el cual mandaré al diablo!
Como respuesta el vaquero recibió otra dosis de risas.
_¡Jajajajajajaja! Esta vez el vaquero creyó saber de donde salió la carcajada horripilante y vació su revolver sin llegar a darle a nada.
_¡Jajajajajajaja! Se escuchó de nuevo y agregó luego de su horrible risa, ésto.
_¡Te aadvertí que deberías pagar por el agua, tú caballo ya pagó por beberla sin haber pagado antes!
_¡Y, tú la pagaras antes de beberla!
_¿O si no qué? Preguntó un valiente vaquero que se prestaba a recargar su pistola.
_¡Jajajajajajaja! Se escuchó de nuevo.
Mientras transcurría el tiempo el vaquero empezó a sentir una terrible sed, pero si bebía de la cantimplora que estaba llenando la cual tenía un poco de agua de él pero ahora estaba llena con el agua que salía de la montaña, entonces ya no era su agua sino del ente que le advertía que tenía que pagar por ella.
_Y ¿Cuanto me cuesta el agua? Preguntó el vaquero muerto de sed.
_¡Jajajajajajaja! ¡nada que tengas en tu poder! ¡El único pago que se recibe acá es el que tu corcel 
ya pagó! _¡Jajajajajajaja! Se escuchó, pero esta vez fue más sonora que antes, pareciera que estaba 
más cerca que antes.
El vaquero quien moría de sed no sabía que hacer, morir de sed o morir de otra forma que él desconocía hasta ahora, algo parecido al corcel, y lo que de esa arboleda escuchó le causo a su 
cuerpo y mente un escalofriante escalofrío.
_¡Sabes que moriré! ¿verdad? ¡Si bebo el agua moriré y si no la bebo tambien! ¡entonces dame la cara desgraciado, quiero ver quien me a tendido una trampa mortal!
Su orden fué complacida y de entre la oscuridad de la oscura noche mientras la luna dejó de brillar haciendo que el lugar quedara en una oscuridad profunda una que no permitía ver mas allá de la punta de la nariz y eso con mucha dificultad, el vaquero valiente solo escuchaba el sonido de unos
cascos de caballo que pisaban las rocas que rodeaban el riachuelo con la fresca y cristalina agua pura.
En ella sin tener sentido se empezó a dibujar el reflejo de un caballo y sobre él un jinete, pero si el vaquero levantaba la vista para ver lo que se reflejaba en el riachuelo nada solo la profunda oscuridad.
Los cascos del caballo se escuchaban muy inquietos sobre las rocas, éstos no dejaban de casquiar.
el vaquero seguía ahí, inmóvil, apuntando con su revólver a la nada, a la oscuridad tan profunda.
¡Déjate ver, quiero saber quien es, quien me ha tendido esta trampa! 
Entonces los cascos se escucharon aun más fuertes y de la oscuridad se dibujo un corcel y sobre él 
su jinete ahora ya no había reflejo en el riachuelo.
_¡Torito! ¡mi fiel caballo! Gritó el vaquero al ver que el caballo que sostenía al ente que le había tendido una trampa mortal lo montaba, pero éste quiso reconocerle pero ahora sus hermosos ojos 
tenían un fondo blanco uno tan profundo, como si estuviera ciego.
_¿Qué le has hecho a mi fiel corcel, maldito?
_¡Nada él simplemente pago por beber el agua, ahora me pertenece! ¡Jajajajajaja!
El vaquero le vació de nuevo su revolver contra el pecho de quien montaba su caballo, Torito.
Pero no paso nada simplemente las balas destrozaron todo lo que se encontraba atrás de él ente misterioso.
Entonces de su manto negro se hicieron visibles su rostro, un rostro blanco muy blanco, tan blanco 
como la luz que la luna acostumbraba a dar en noches de luna llena, una cara tan blanca que hasta brillaba de lo blanco que era, y al acostumbrarse los ojos del vaquero a la brillantes del rostro del jinete, el vaquero se dió cuenta de que el rostro era una calavera de enormes dientes y agujeros enormes en las cuencas lugar de sus ojos. Luego extrajo de su ropaje negro una guadaña la cual brilló
como foco neón mientras el vaquero veía como ésta se elevaba por encima de la cabeza del ente que montaba a Torito para luego simplemente escuchar un silbido provocado por ella mientras rompía el aire camino a la cabeza del vaquero quien en ese instante se encontraba bebiendo el agua de su cantimplora pues, no estaba dispuesto a morir de sed.







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