martes, 6 de octubre de 2015

Dejávu, La terapia


Salí de mi casa como siempre y a la misma hora, al salir de ella me detuve frente a mi hogar pues, el ambiente era diferente.
- ¡Algo no está bien! pensé y vi en todas las direcciones y claro ahí me percaté de que efectivamente todo era diferente.
- ¡Ahí había una casa de tres pisos y ahora en su lugar la misma antes de su construcción, por allá el enorme árbol que me cubría la visión hacia la casa de mi ahora esposa, es un pequeñín arbolito! ¿qué diantres pasa? 
Me dí la vuelta para entrar en mi casa, pero quedé petrificado al ver que la casa de donde salí hace unos pocos minuto, sí era mi casa, pero como lo fue hace casi treinta años atrás en el tiempo, ahora mi casa era una bella casa de dos niveles y en ese momento era la pequeña y sencilla casa que mis padres compraron en un residencial y que después de muertos me la heredaron y que al casarme la remodelé y construí mi enorme casa de dos niveles. 
Cuando pude mis músculos mover me acerqué con la curiosidad de un gato, para ver hacia a dentro de la que un día en mi adolescencia, y casi niñez, un día lo fue como la veía ahora, mi casa. 
Pero cuando me acerqué a una de las ventanas de mi casa, justo en el cristal apareció el rostro de un muchacho de frondosa cabellera, delgado, simpático, con alguna espinilla por ahí. Entonces me lance contra el césped antiguo, de mi antigua casa, mi pecho estaba agitado, mi palpitar lo sentían los saltamontes que más de alguna vez como un fiero cazador con ellos jugué; ahí me encontraba, cara a cara con uno de ellos, los dos impávidos, seguramente ya nos conocíamos, cuando logre mi pecho y mi ansiedad tranquilizar pensé, el tipo que me vió por la ventana no es otro más que yo, o mi reflejo. 
¡Dios mio! ¿qué diablos sucede, debe de ser una pesadilla? Lentamente me puse de pie de nuevo y mientras lo hice el saltamontes dió tremendo brinco y se hundió en el césped recortado, y freso, y verde. 
Con sumo cuidado me fui acercando a la ventana y mientras lo hacía en ella aparecía mi reflejo y al estar por completo enfrente de ella, totalmente reflejado en ella, sí era yo, pero hace unos cuantos años atrás.
- ¿A qué juegas, parees loco? dijo la voz de alguien muy familiar para mi, era mi madre muerta, pero muy joven, me lancé a sus brazos y le dí un cálido y rico abrazo, luego la bese como nunca quizás lo hice, ella, me vió y me sonrió, luego me dijo. 
- ¡Nunca olvidaré este momento, es más lo apuntaré en mi calendario! dijo sonriente y se entró en mi casa, mientras yo, seguía ahí, tratando de entender que sucedía, pues hace unos cuantos minutos simplemente salí por esa puerta que ahora no me animaba a pasar y en la casa entrar.
- ¡Hola! 
Se detuvo alguien en un auto, una cucarachita amarilla, descapotada, en ella mi entrañable amigo quien también ya no estaba con vida, al lado de él la que fue su primera esposa y a la que abandonó cuando conoció a la otra, la que le destrozó la vida y se la terminó.
- ¡Hola! les dije emocionado, pero aun desconcertado.
- ¿Vienes, se hace tarde? lo pensé mucho antes de dar un paso, pero no quedo de otra más que abordar aquel lindo coche, los cuales solo volví a ver en museos de historia automotriz. 
Ya encaramado sobre el auto, mi amigo lo encendió y rechinando las llantas se hizo a la carretera, mientras viajábamos me dijo. 
- ¿Cómo te sientes? ¡seguramente nervioso! dijo la chica, yo pensé: _ ¿qué día es hoy? 
Y entonces recordé, ese día fue cuando me le declaré a la que tiempo después desposé y con quien fui muy feliz hasta que sucedió aquello tan horrible.
- ¿Qué te pasa? ¡despierta hemos llegado! 
- ¡Tú destino te espera amigo, dame esos cinco, paso por ti dentro de dos horas! ¿esta bien?
- ¡Claro, muy bien! le dije y baje de la cucarachita y me dirigí hacia donde me esperaba una bella chica, sentada sobre un tronco de una enorme ceiba que años después la cortaron para edificar un centro comercial; a pesar de que muchos de nosotros nos atamos a ella para protegerla pero fue en vano, aun recuerdo cuando les grité: _¡Qué, con la muerte de esa bella especie de árbol el final daba inició! y recuerdo que mis palabras fueron apocalípticas, pues tiempo después...
- ¿Vienes o tienes miedo? me interrumpió mi pensamiento, mi bella amiga que dentro de unos más o menos quince minutos después sería mi novia por más de cinco años, hasta que nos casamos y procreamos a nuestros herederos.
Efectivamente quince minutos más tarde nos encontrábamos perdidos en nuestro aliento con un beso que hasta el día de hoy que lo he vuelto a revivir, no lo había olvidado, _ ¡tal cual lo recuerdo! Se me salió.
-¿Qué recuerdas eh? dijo ella con cara de extrañeza.
- ¡Nada, no me hagas caso! le dije y  de nuevo la besé apasionadamente, posteriormente como dos horas después de darnos amor, escuché sonar el claxon de la cucarachita amarilla, nos tomamos de la mano y corrimos hasta el auto donde nos esperaban nuestros amigos.
- ¿Qué? ¿nos presentas a tu novia? me dijo mi amigo y todos reímos.
Arrancó su cucarachita amarilla y nos fuimos de ahí, dejamos en sus casas a cada chica, luego me llevó a la mía y se despidió, me quedé sentado sobre la banqueta, disfrutando de una fresca e iluminada noche, observando todo, como queriendo llevarme conmigo todo aquello maravilloso de regreso a mi realidad la cual, aun no sabía si era un sueño, ya no una pesadilla sino el mejor de los sueños jamás soñados por alguien; todo era tan real.
- ¡Hermosa y deliciosa noche! ¿no hijo? era mi padre, quien se sentó a mi lado. 
Recuerdo que en esa oportunidad a penas él se sentó yo me levanté y le dije.
- ¡Feliz noche viejo! y ahí lo dejé, con sus sabias palabras en la boca. Ahora no iba a desaprovechar la oportunidad que la vida me entregaba de nuevo y lo que hice fue acercarme a él y sobre su hombro como quinceañera enamorada me recosté, él me recibió con mucho cariño.
- ¡Si padre, bella noche y con la mejor compañía!
Mi padre me vió de reojo y dijo.
- ¿Escuché bien o me equivoco?
- ¡No padre, escuchaste muy bien y además quiero que sepas que te quiero mucho!
- ¡Oye, que me estas asustando! dijo mi padre y realmente se le vió la preocupación en su rostro reflejada.
- ¡Cálmate viejo! ¿qué no puedo cambiar?, ¡quien sabe y a lo mejor ya maduré! mi padre rió como nunca más recuerdo haberlo oído reír otra vez. 
- ¡Si, seguramente ya maduro le hombre de la casa! dijo y se levantó, luego me dijo.
- ¡Feliz noche hijo, te quiero!
Me levante, y mientras mi padre caminaba hacia la casa, lo alcancé, lo abracé, le besé y le dije. - ¡Yo también te quiero padre! mi viejo dijo: _ ¡Dios mio, seguramente pronto se perderá el mundo! y siguió con rumbo para la casa. 
Yo quedé ahí por unas horas más y sucedieron muchos hechos más que ya había olvidado, hasta que por fin me dió un extraño sueño, uno que me dominaba como nunca, me puse de pie y caminé hacia mi casa, ya no sentía miedo ni nada por el estilo, extraje de mi ropa (cosa rara) la llave de la casa, la abrí y en ella entré...

- ¡Bienvenido don Ernesto! ¿cómo estuvo su terapia hoy? me dijo una enfermera del ejercito de la Unión Mundial; yo me encontraba recostado sobre un comodísimo mueble, conectado a varios cables, los cuales me los quitaba ella mientras conversaba conmigo.
- ¡Bueno, terminó por hoy! ¡lo espero la próxima semana, regrese a su camarote! Dijo muy amablemente.
Me puse de pié y al empezar a caminar hacia mi camarote, lugar que me pertenecía en aquella enorme y oxidada nave, me vi reflejado en uno de los vidrios de la enorme maquina o computadora a la cual recién había estado conectado y lo que vi me entristeció, pues era mi realidad; yo, un anciano, sin cabello, con enorme cuerpo, uno muy pesado por el peso y por los años, caminé por los largos pasillos de nuestro hábitat actual, una enorme nave espacial que vagaba por el universo tratando de encontrar un lugar en donde anclar ya que nuestro planeta lo asesinamos y con Marte también acabamos, tratando de hacerlo habitable, pero fue imposible. 
Por fin llegué a mi camarote y de la puerta salió un rayo de color verde pálido que me escaneo el rostro y luego me dijo: _¡Hola Ernesto, bienvenido de su terapia! 
Recordé que cada semana teníamos una terapia que nos regresaba en nuestros recuerdos para no volvernos locos en ese ataúd de hierro que vagaba sin rumbo por el espacio, Terapia Dejávu, le llamaban. Entre en mi camarote y abrí una gaveta, de la cual extraje una flor de plástico en una maceta, me senté sobre el borde de mi catre espacial y luego de unos cuantos minutos me puse de pie y caminé hasta un lugar secreto de mi camarote, del cual extraje una vieja fotografía en donde estábamos, mi esposa y mis hijos; una lagrima apareció en mis ojos, hasta que escuché una voz que me trajo de regresó, ésto me dejó más depresivo que nunca.
- ¿Hermoso recuerdo no don Ernesto?
- ¡Si muy hermoso, es mi tesoro, lo único que tiene valor para mi en esta nave!
- ¿Recuerda que estos recuerdos están prohibidos y que por ello lo podrían castigar verdad don Ernesto?
- ¡Lo sé, y ya no me importa teniente!
- ¡Temo que tendré que confiscárselo señor! dijo el teniente con mucha pena y le extendió el brazo para que Ernesto entregará su único recuerdo, Ernesto se aferró a su tesoro más grande jamás ambicionado por hombre alguno, pero con un poco de fuerza, el teniente se lo quitó de sus temblorosas manos y le dijo.
- ¡Olvidaré lo que sucedió aquí don Ernesto, lo siento pero son las reglas! ¿usted lo sabe? 
- ¡Romperé la regla, pues sabe que ésto a merita un castigo pero lo comprendo y no lo haré efectivo, con su permiso don Ernesto que descanse! el teniente salió del camarote de Ernesto, quien olvidó cerrarlo cunado volvió de la Terapia de Dejávu y se sentó en la cama y ahí permaneció sentado por varios largos minutos con la mente en blanco, quizás decidiendo por el futuro de su existencia, hasta que alguien con mucho sigilo entró en su camarote, luego que cerró la puerta se acercó hasta donde se encontraba su amigo. 
- ¡Escuché lo que te sucedió amigo y créeme que lo siento mucho, pero no te desanimes pues mi hijo Willy cree que ha encontrado la manera de escapar de aquí!
- ¡Escapar de aquí, están locos Guillermo! ¿a dónde? ¡al espacio! dijo Ernesto molesto por la bobada que recién escuchó de su amigo. 
- ¡No seas estúpido Ernesto, claro que no me refiero a eso! ¡de lo que habló, es que mi hijo Willy, quien trabaja dando mantenimiento a la super computadora que nos lleva a la tierra con nuestros recuerdos! 
- ¡Ajá, si hoy viaje en la terapia esa!
- ¡Exacto a eso me refiero! 
- ¡Habla ya, déjate de rodeos! dijo Ernesto con una gran depresión encima y muy molesto, y agregó. 
- ¿Qué descubrió el culicagado, científico loco de tu hijo!

- ¡Pues eso, que podremos escapar para siempre de esta horrible cárcel y viajar al tiempo que quieras y ahí quedarte!
- ¡Tu hijo y vos, son unos locos, eso solo se lograría con la muerte!
- ¡Que poco creativo eres Ernesto, mírate y mírame! ¿qué no somos ya casi cadáveres, qué podríamos perder? ¡la muerte para nosotros por nuestra edad, esta a la vuelta de la esquina!
- ¡Jejeje! ¡tienes razón, sigue con la locura que me traes hoy!
- ¡Es así, nuestros cuerpos seguramente morirán pero eso que importa, acaso no son vehículos para que nosotros nos movilicemos por esta vida! ¿me entiendes?
- ¡Pero si que son unos babosos, sin un cuerpo no viviremos y si que viajaremos, pero al valle de la muerte y yo espero que sea natural amigo, así que no cuentes conmigo, ve a que te mate el loco de tu hijo! 
_ ¡No Ernesto, piensa, todo esta en nuestro cerebro, ahí radica la vida y Willy nos conectará en la maquina y ahí viviremos para siempre nuestra vida pasada por la eternidad!
- ¿Y nuestro espíritu, que no crees en Dios viejo inútil?
- ¡El inútil y tonto eres tú Ernesto, el alma radica ahí mero, en nuestro cerebro y esa energía será la utilizada por Willy para mandarnos a nuestra vida inmortal! ¿te imaginas?
- ¡Creo que es una locura, pero si funciona, claro que me gustaría, hoy tuve una experiencia maravillosa que quisiera volver a vivirla!

Muchos meses despues, el plan se llevó a cabo y Willy los conectó a la maquina, ya Willy había hecho muchas recreaciones antes de hacerlo con su padre y el amigo de su padre. 
El experimento fue todo un éxito, pues los amigo se encontraron en el tiempo y el espacio, al encontrarse y verse jóvenes en el lugar donde crecieron y fueron felices, se abrazaron y vitorearon el éxito de Willy. 
Pero en la nave, justo cuando los viejos disfrutaban de su nueva vida, Willy fue encontrado justo en el momento cuando realizaba otro traslado al pasado y éste fue llevado ante el Gran Consejo, quienes lo obligaron a entregar todos sus estudios y a confesar lo que había hecho, todo estaba descubierto, así que el Gran Consejo con los planos y diarios de Willy, ordenó a los científicos que viajaban en al nave y trabajaban para el Gran Consejo y al termino de un tiempo lograron entender lo que Willy había hecho.
Entonces presentaron su informe al Gran Consejo, quienes crearon a la Policía Dejávu; encargados de viajar y encontrar a los evasores de la nave, los fugitivos que al parecer eran varios y la misión de la nueva policía era regresarlos y revertir el proceso; mientras tanto, los cuerpos de los que se habían largado eran congelados en unos laboratorios especiales, mientras eran regresados a la nave y condenarlos de por vida junto a Willy. 








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