jueves, 15 de octubre de 2015

The Beggining


En uno de mis tantos viajes, visitando galaxias nunca antes vistas
me detuve por un instante, que pudo ser: Años o segundos, ¿quién lo sabe?
mis ojos quedaron impresionados al ver toda aquella belleza,
por años, minutos o segundos, ¿no sé? quedé paralizado, anonadado,
deseando a ese lugar mucho antes haber llegado. ¿Por qué tanto habré tardado?
Eso me cuestioné, pero respuesta no pude obtener; mientras, allí 
adentro de mi nave personal seguía como idiotizado sin poder emitir 
palabra alguna y de todos modos, ¿a quién? si me encontraba solo, ¡tan solo!
como antes, nueve meses adentro de un vientre lo estuve
y también he de confesar, que lo que ahí vi fue maravilloso, luces translucidas 
a través de una delicada piel y además, bellos sonidos que nunca hasta hoy 
volví a escuchar. De aquel mágico lugar, yo una oración al Creador envié,
pidiendo que por favor el hombre nunca de con él; pues de hacerlo ya imagino 
que desmadre hará con él. Si al espacio cercano basurero hizo con él,
creo que por fin mi viaje encontró su fin, heme aquí, frente a él, mi destino final o inicial, uno que por algún día creí cruel; vaya error, error de humano, seguro, pues ese soy, un humano que vaga solitario 
por el vasto universo en busca de lo que aquí hoy encontré.
Mi alegría fue superior a la de Colón, pues Don Cristóbal descubrió un nuevo continente, pero lo que yo tengo enfrente, eso no es ningún continente, es más, no veo aduanas ni fronteras que me lo impidan
entrar en él, creo que si lo encontré es para que pueda entrar sin pena ni vergüenza en él.
Creo que éste maravilloso lugar a sido creado para mi y otros que después seguro igual que yo un día llegarán y para los que antes de mi aquí varados por un largo trecho también quedaron, anonadados al igual que yo, 
admirados de ver tanta belleza, y es que, no encuentro otro adjetivo que supere el significado, 
si fuera mujer estaría bien pero ésto es mucho más que bella hembra en su edad de apareo y mira que para quien fui, decir ésto es palabra mayor.
Aromas inundan a mi olfato y a mi tacto lo colocan chinito, como caminito empedrado hacia la libertad, de mis labios, ahí adentro en mi boca todo se me hace miel, la tengo llena de agua, pero es diferente más bien es aun más dulce que rica miel y mis ojos, no sé cómo no se me han irritado por so ser lubricados, porque creo no haber parpadeado desde que llegué aquí, desde que mis ojos en éste lugar posé, ese hermoso y mágico lugar como dije jamás imaginado ni pensado por el mejor poeta que mi mente ahora me represente, nunca antes un lienzo así fue pintado por ninguno, ni Miguel Ángel, mucho menos Leonardo; ellos habrían enloquecido de saber que ésto existía en sus mentes y no haber hallado nada que lo pudiera transmitir sobre sus lienzos y murales para ser eternizados como ya lo fueron por insignificantes obras llamadas, obras de arte que al mundo han y siguen maravillando, pero hoy que me encuentro solo en la inmensidad y oscuridad de un lugar sin lugar, sin norte mucho menos sur, sigo aquí conmigo mismo disfrutando de lo que a mi proa tengo. Los motores de mi nave desesperan por entrar en él pero yo quiero seguir disfrutando aun un poco más de él y los apago. 
¡Y pensar que solo es su entrada!, me digo, ¿cómo será cuando cruce ese portal y entre en él? no imagino que pasará con mi piel, mis ojos, mis oídos y con esta miel que ahora tango saboreando en mi boca.

Él, suspiro, había viajado tanto a través del océano, uno lleno de estrellas, galaxias y hoyos negros, pero nunca antes sus ojos habían visto lo que estaba esperándole frente a él. Pasó un tiempo sin tiempo y luego de muchas tragedias, holocaustos, guerras mundiales, bosques terminados convertidos en desiertos, hermanos comiéndose a sus hermanos; él por fin decidió encender su maquina y dió marcha fast forward, la pequeña nave que lo mantuvo por tiempo sin tiempos por fin dando tumbos, como carburador sucio inició el viaje; quizá el ultimo o a lo mejor el primero, que importa, la emoción era inmensa, que lo que sea no tenía importancia y cuando reaccionó y por fin al umbral llegó, pensó. 
- ¡No soy digno para entrar en tan majestuoso espacio! 
Pero frente a él, aquella imagen excelsa se abrió aun más, como invitándole a entrar, a disfrutar de lo que por siglos ha estado ahí para todo aquel que en Él creyó y a sus enseñanzas siguió. Su asombró fue mucho mayor cuando a un costado de aquello que parecía ser la puerta de lo que ahí le esperaba, un anciano con barba larga y blanca y un resplandor que hasta a su cuerpo le dió calor, ese calor que sientes cuando llegas a casa, después de un día largo y cansado de trabajo honrado.
El anciano con un enorme llavero en su cintura y enorme sonrisa en sus rosados labios luego de apuntar en enorme Libro de Oro, le dijo tiernamente.
- ¡Pasa hijo, bienvenido al cielo que muy bien te lo has ganado!

Él, ahí entró y las trompetas de los Heraldos alados sonaron indicando que el hijo prodigo había por fin entrado y tras él, ese bello agujero allá en el cielo en algún lugar del enorme universo se cerró para no ser por mortal perdido jamás encontrado; solo por aquellos que en el Libro de Oro estén apuntados, obsequio que te has ganado, por una vida como el Creador la ha ordenado, la ha mandado. 

¡VIDA ETERNA PARA TI HIJO AMADO!


                                 THE BEGGINING

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