sábado, 7 de noviembre de 2015

La noche en que me enamoré


Anoche, yo salí, sin rumbo fue que yo me encaminé
pensando y recordando lo mágico que es el amor
recordé las veces que enamorado antes estuve ya
y la melancolía me acompañó, mientras caminaba
a mi mente llegaban mis aventuras, mis cuitas de amor,
las chicas que un día con mi sonrisa y dos ojos de cielo
las conquisté.
No se cuanto caminé, pero más adelante con algo tropecé
y al suelo con todo y mis recuerdos, junto a nosotros 
mi sonrisa y mis ojitos de cielo, al suelo caímos 
y ahí por un rato quedé, desde el suelo me 
recriminé, diciendo: ¿Con qué putas me tropecé?
Me senté sobre la banqueta limpiando mi chaqueta
y mi pantalón, y a pesar del pencazo, ellas seguían
ahí junto a mi, adentro de mi cabeza. 
Despues de limpiar mi ropa y mi dignidad; 
algo en el suelo, a un metro y medio
brilló y mi atención me robó, gateé hasta el lugar 
de donde salía esa destellante luz, a veces amarilla,
otras colorada y rara vez purpura. Cuando estuve frente
a ella, con un palito la moví, pensé que de él unos hombrecitos
pudieran salir, me dije: ¡Un platillo volador debe de ser!
Saque mis lentes Ray Ban y como uno de los hombres de 
negro me los coloqué, en ese preciso instante alguien abusivo
me dijo: ¡No seas ridículo! ¡jajajaja! ¿en verdad crees en esas
estupideces? Avergonzado me retiré mis lentes a lo Cobra de 
Stallone, y con un pedazo de palito en mi boca simulando
un cerrillo, igual que mi héroe ochentero le hable a quien se 
burlaba de mi.
¡Ten cuidado con lo que dices, no sabes con quien te metes!
Lo que recibí de respuesta fue, tremenda carcajada y luego me dijo:
¿En verdad, no sé cómo pudiste conseguir a tanta chica en tu 
triste y ridícula vida?
¡Bueno ya bájale a los insultos no! ¡Sal de donde estés y da la cara
si eres tan hombre! Lo que pasó a continuación me resaltó y creo 
que me asustó. 
¡Estoy frente a ti idiota! yo vi para todos lados y nada,
entonces él dijo: ¡Aca abajo idiota! baje la vista y frene al artefacto
de luces, ciertamente ahí estaba un hombrecillo con un atuendo raro
y una cola de macho. 
¡Jajajaja! ¿quien es el ridículo ahora? ¡traje de hueco 
y cola de macho! 
¡Oye amiguito, más respeto no! 
¿Amiguito? ¡Jajaja! 
¡Mira tu tamaño! dime, ¿quien aquí es el amiguito? 
Y del artefacto salió un chorro de humo muy blanco 
y ahora frente a mi, un tipo como de dos metros 
con ropa moderna y peinado de onda. Me dijo. 
¡Ahora! ¿quien es el hombrecito? 
Y luego de tragar saliva, pues me encontraba muy ahuevado 
le dije con vos cortada.
¡Yo!
¡Ponte de pie miserable criatura humana! 
Y así lo hice, él cordialmente me dió la mano y me ayudo a levantarme. 
¿Quien eres tú? ¡O mejor! ¿Qué eres tú? 
Él, muy orgulloso me dijo: ¡Soy el genio de ésta lampara
sicodélica! ¡Es que recien llegó de los 60´s! 
¿Un genio? ¿Te llamas: Aladino? 
¡No! ¡jajajaja! ¡me estas cayendo bien, eres chistocito amiguito!
¡Técnicamente yo te derribé, por lo que no puedo cumplirte ningún deseo!
¡No me chingues, encuentro un genio de una lampara que no es Aladino 
y no puedo pedir un pinche deseo! 
¡Me llamo Robert Radford! Respondió un poco molesto.
¡Diras Redford!
¡No, pues, podría ser demandado! ¿Entiendes? ¡Soy su fan!
¡Esta bien! ¡Deja la bobería! y dí, ¿por qué no me puedes
conceder un desea?
¡Ya te lo dije, además sería una perdida de tiempo, 
pues por lo baboso que eres! ¿qué podrías pedir? 
¡Bueno, venía pensando en la magia del amor, y 
junto a ese pensamiento se agolparon a mi mente mis novias y me sentí 
nostálgico! 
¡Fue ahí donde te derribé! ¡jajaja!
¡Si, bueno, eso no importa! ¡Me concederás mi deseo, di que sí, por fa!
¡Bueno, pendejito! ¿qué deseas? ¡piensa bien pues solo te daré uno!
Sin pensarlo un segundo más, le pedí mi deseo: 
¡Deseo volver a ver a las chicas que un día amé! 
¡Qué así sea! Se escuchó un estruendo y del artefacto sesentero 
salió mucho humo sicodelico y cuando deje de toser y mi vista 
se aclaró, estaba frente a una discoteca, de la cual salían canciones
hermosas, las que siempre usé para conquistar a las chicas de mi vida, 
y yo, con tremenda pinta, me vi y creo que me enamoré de mi mismo, 
entonces pensé: ¡Con razón! pensando en mis chicas, me encaminé 
hasta la entrada de la discoteca, la cual se llamaba: "Cherry Disco" 
el mismo nombre de mi discoteca rodante. 
Me sonreí y dije: ¡Eres bueno Redford! 
Entonces el portero de la discoteca me corrigió, ¡Radford, 
recuerda no quiero demandas! 
¡Pero si eres tú! él sonrió y un ojo me guiñó, me dijo: 
¡Vamos, entra y buena suerte! 
Me di valor, elevé una oración, me santigüé y respiré profundamente, 
cuando Radford me empujó hacia adentro y entré, el ambiente 
era el mejor, la musica increíble, las luces, las mismas
que robamos a los jardines de mi barrio, ¿adivinen quien era el Dj? 
¡Sí Radford!, quien desde su lugar me levanto el dedo pulgar en señal 
de animo. Caminé y mientras lo hacía, muchas chicas: 
Morenas, rubias, trigueñas, altas, bajas, flacas, gorditas, aquello 
era increíble, pero a muchas no las recordaba, sin embargo, ellas me veían
con ojitos de borrego a medio morir y me sonreían y al pasar me decían: 
¡Hola Sergio!
Otras se acercaban y me saludaban de beso en la mejía y tambien hubo 
quien me plantó un delicioso beso en mis labios. 
¿Desea una bebida? Me dijo el mesonero.
¿Radford? ¡si, sale muy caro contratar a alguien más! 
¿quieres algo o no? ¡tengo trabajo por hacer! 
Tome una soda, pues, el licor no va conmigo, me detuve con ellas
a platicar, ellas me preguntaban: ¿qué como estaba? 
¡qué dónde me había metido todo éste tiempo?, tambien me decían: 
Que seguía guapo, otras me reclamaban por qué un día
me fuí y nunca volví. Aquello era el cielo, tuve oportunidad de disculparme con
ellas, explicar a otras, todas me perdonaron y me dieron sus números 
nuevos de sus celulares, todos se grabaron en mi mente, peo juro que 
a la mayoría ya ni la recordaba, otras, me pregunté: ¿Salí con ésta?, 
¡que bárbaro, esta algo feita! pero tambien me repetí:
¿Y ésta? ¡pensé que de estas no brincaban en mi petate, que mujeron! 
Así transcurrió la noche, hasta que un poco más adentro me encontré con ... 
y al verla mi corazón se aceleró, ella sonrió y se acercó a mi, nos dimos 
un rico abrazo, yo me sentí feliz al tenerla frente a mi, Radford se hizo 
presente y nos invitó a una zona V.I.P., lugar en donde estuvimos solos 
y recordamos lo mágico que fue el amor entre los dos, aquellos tiernos 
y cálidos besos, después de unos minutos, Radford entró y dijo: 
¡Señorita la buscan, me acompaña por favor! Y cuando con Radford ella se
fue, entró al lugar ... Ella, corrió y se me lanzó a mi cuello, diciendo: 
¡Mi amor, volviste! 
¡He vuelto! le dije, era obvio que para ella no existía el tiempo ni lugar 
y sí; lo mismo que la anterior, luego llegó ... y después ... y más tarde ... 
Así transcurrió la noche, claro no podía faltar ... y mucho menos ... 
y ¡wao! tambien llegó ... y al final ... Todas ellas, eran quienes fueron 
muy importante en mi vida, las que de alguna manera dejaron huella 
en mi, cuando salió del V.I.P. la ultima y entró Radford sin companía
supe que todo había terminado y eso me puso triste, muy triste, pero me dije:
¿Qué mortal habrá podido tener esta oportunidad? 
Fue una experiencia increíble, la mejor que tuve y tendré por el resto 
de mi vida, poder volver a ver tu historial amoroso de toda tú vida, 
me dirigí hasta donde llegaba Radford y lo abracé con mucho cariño 
y agradecimiento. 
Y con ese abrazó desperté, me encontraba tirado sobre la acera, 
lugar en donde resbalé, con morete en mi frente, algo que me hizo por unos 
minutos perder mi conciencia.
¿Está usted bien? 
Era una chica, una buena samaritana que al verme ahí desvalido; 
se acercó a mi y me consoló en mi dolor.
¡Si señorita, muchas gracias, debí resbalar con algo y al caer me dí en
la cabeza y perdí el conocimiento!
¿Quiere que lo lleve hasta el hospital? 
¡No, estoy bien! 
Entonces vi su rostro y se trataba de una linda chica, entre su bello rostro 
se  dibujaron las chicas con las que estuve en el V.I.P. pensé, que aún no estaba 
bien, ella me ayudo a ponerme de pie y yo la veía extrañado, pues el desfile 
de rostros seguía, en lugar de su bella carita, por fin, todo regresó a la 
normalidad y quedó un solo rostro, se podrán imaginar; se trataba del rostro 
de quien despierta a mi lado todos los días y la madre de mis hijos, 
pero en ese momento solo era una desconocida, ella me tomó por la cintura 
y me ayudó a caminar.
Mientras caminábamos sin rumbo ni lugar, solamente por los caminos 
mágicos del amor, escuché que a mi lado, justo al lado de mi oído, pasó 
un pequeño bicho que me dijo: 
¡Buena suerte amigo! ¡Tienes la suerte de un pendejo! 
Era la vos de Robert Radford y entre la oscuridad del bosque que queda
al otro lado de la calle, vi una cosa que zumbaba y emitía colores amarillos, 
colorados y rara vez purpura. Yo dije: 
¡Gracias, y adiós amigo! 
El ultimo destello que logré ver dibujó en la oscuridad del bosque a mi 
imponente amigo vestido con su traje ahuecado y su cola de caballo. 
Ella me dijo: 
¿Me hablaste? 
¡No! 
¿Te sientes bien? 
¡De lo mejor! ¿Quieres un helado?
¿De chocolate? 
¡De los sabores que quieras! 
Y nos perdimos por la calle en busca de la cafetería más cercana, riendo como 
locos y viéndonos como enamorados empedernidos.



 

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