miércoles, 18 de noviembre de 2015

Los caminos de la vida...


La vida que me tocó vivir y sus caminos que me tocaron caminar no fueron como yo pensé que serían, como los imaginaba cuando era apenas un niño, conforme crecí y llegaron a mi las etapas de todo ser humano me di cuenta de que nada era como de niño mis fantasías me los pintaban, menos, el echo de que un día la vida habría de acabarse, eso jamás de niño lo pensé, confieso que sí lo escuché y que muchas veces sufrí al escuchar las versiones de los caminos que a cada quien les tocó vivir, cada quien comentaba sus planes, los que ellos traían, pero como el tiempo de sus manos se les iba y de sus sueños nada y mucho más cuando mencionaban que el tiempo de la vida un día se terminaba, eso me aterraba, sin embargo yo no pensaba en la muerte, para mi, detrás de la puerta de mi casa, la que da a la calle, habían miles de maravillas por vivirlas pero no fue así. 

Creo que a todos nos ha tocado sentirnos alguna vez decepcionados, al ver que nada es, fue, ni será como un día entusiasmados lo imaginamos y más, ver lo injusta que ésta es.
Niños abandonados, madres solteras, viudas y jóvenes; otras, abandonadas con sus hijos, inversiones y perdidas, en fín, todos esos caminos están llenos de espinas, ningún camino esta tapizado con pétalos de rosas, quien dijo: ¡La vida yo me la como!, seguro hoy día estará pensando: ¡Ingenuo fui!, ¡que equivocado yo estuve!, otros por otro lado, se dieron cuenta de que no tienen tiempo para pensar en esos caminos que un día se vieron anchos, rectos y prometedores, pues en lugar de caminarlos por lo difíciles que son mejor se parquearon y en algún lugar se quedaron estacionados a vivirla, trabajando duro para por lo menos terminar con decoro su tiempo en esta vida que le tocó vivir. Y no me dejarán mentir que en algún momento nos motivan o nos motivamos y nos damos ánimos, esperándo que del cielo nos caiga un milagro y nos saque del hoyo en donde ahora estamos, y cuantos no se han ido de éste mundo con sus sueños. 

Los caminos de la vida son muy difíciles de caminarlos y mucho más encontrar una salida a los laberintos que éstos caminos traen con ellos.

Cuando se me permitió abrir la puerta de mi casa que da para la calle, me asomé y vi caminos pavimentados, con luces de neón y avenidas multicolores, pero tambien vi para atrás y ahí estaba mi fortaleza, lugar que me dió tantos sueños y me tocó como a todos decidir, regresar y esperar otro tanto en mi fortaleza o empezar a caminar, hubo quienes se arriesgaron y se largaron, tomaron su camino, algunos al norte, otros al sur y así se fueron marchando y hubo a quienes, la mayoría, ya nunca más los volvía a ver, mientras éstos se enfrentaban con su destino dando tropiezos y tumbados por alguna piedra en el camino, otros regresaron a su fortaleza y de nuevo cerraban sus puertas y seguían soñando y pensando lo que un día esos caminos les depararía, por su puesto que nuestras mentes nos mentían, nos iluminaban con fantasías irrealizables, enfermedades incontrolables, penas en soledad o acompañados, pero nadie ni ricos ni pobres han encontrado algún camino que no tenga espinas, muchas, pocas o moderadas, pero siempre las hay.

Por fin llegó el día que abrí de nuevo la puerta que da hacia los caminos, mis caminos que debería de caminar quisiera o no,  di un paso afuera y me detuve luego vi todos los que estaban frente a mi con miles de expectativas, mientras me decidía vi como algunos ni lo pensaron y se dieron a caminar, mientras ellos avanzaban vi para atrás como lo había echo antes y ésta vez me llevé la sorpresa, la puerta de mi fortaleza estaba cerrada y por más que la empuje y toqué nunca más ésta se abrió y de adentró, nadie respondió; mi primera desilusión, me voltee y ahí empezó mi vida, con sus caminos frente a mi, aunque me costó mucho decidirme por fin tomé uno, el que mi corazón eligió y empecé a caminar el camino de mi vida, mientras avanzaba me repetía: ¡Aquí fue donde debía de encontrar...! Mi mente me desplegaba lo que un día mis fantasías me ofrecieron y no, en el lugar o mejor, en el kilómetro numero X, nada de lo que pensé, nada de lo que creí hallaría. 
Seguí caminando y a mi diestra, muchos como cadáveres abandonados, ya apestaban y a mi siniestra otro tanto igual; alguien pasó a mi lado y escuché decirme: ¡No te detengas, o serás uno de ellos!, entonces seguí mi camino, con mis ojos aterrados llegué al kilómetro Y, y ahí debí encontrarme con..., pero lo que encontré fue a un compañero de juegos de infancia agonizante; me incliné para socorrerle el me sonrió y me dijo: ¿Recuerdas cuando creímos que en el kilómetro Y encontraríamos...? ¡Si! dije viéndolo morir en mis brazos.
Él me sonrió y dijo: ¡Sigue hasta el próximo kilómetro, yo me quedo aquí, ya no puedo avanzar más! y ahí quedó mi amigo de juegos de infancia, no sé si muerto o simplemente ahí tirado muy agotado de caminar, era obvió que yo debería de seguir adelante y así lo hice, pero mi mente empezó a guardar en algún lugar de mi cuerpo todos los lindos recuerdos de lo que un día seríamos y de los caminos que recorreríamos y empecé a vivir una realidad que a cada paso que daba era cambiante, fluctuante y empecé a cansarme mentalmente y tambien físicamente; pero no me detuve, decidí ya no ver a mis costados e ignoré todo lo horrible que veía y tambien cerré mis oídos y dejé de escuchar los quejidos, los lamentos, me coloqué unos tapa-ojos para no ver a los lados y unos tapones en mis  oídos para no oír más  y continué mi caminando, hasta que por fin llegué a un lugar, uno que nunca pensé y me dije: ¡Ésta es la clave, debo de caminar y adaptarme y tomar lo que este a mi alcance y ser feliz con lo que a mi llegué, descansaré en algún lugar, solo para tomar fuerzas y luego seguir andando!, comprendí que esas eran las políticas de la vida, pues los caminos nunca se detenían, nunca encontré uno que tuviera fin, por el contrario cuando comía otro kilómetro más, aparecían otros cien más frente a mi y muchas bifurcaciones, había que elegir, entendí entonces que la vida nos pone frente a decisiones y que de ellas depende nuestro futuro, o sea, si elijo bien tendré mejores oportunidades de encontrar mejores lugares de descanso, entonces seguí avanzando, solo parando para descansar un instante, pero nunca dejé de caminar, pues la vida y sus caminos son eso: Movimiento, ascendentes y tambien descendentes, para los que se cansaron y decidieron quedarse varados, al rato empezaban a rodar y en esa rodadera, ellos iban encajando en los caminos que los aceptara, no los elegidos y deseados.

La vida es un camino largo par unos, corto para otros, aburrido para unos, alegre y bendecido para otros, son algo incierto, lo único cierto es que son caminos que no tienen fin, son infinitos y al igual que como yo los caminó, atrás de mi vienen otros que querrán arrebatarme las millas ya ganadas y que adelante de mi van otros, quienes salieron antes que yo y van avanzados, son los que se desprendieron del pelotón por haber entendido antes que muchos las reglas de la vida, tal cual las vi yo antes, pero es obvio que aun me faltan muchas por descifrar y entonces poder seguir avanzando, solo espero que el tiempo que me han dado me alcance para lograr avanzar mucho más y más. 
Lo bueno de caminar éstos caminos inclementes de la vida, es que en ellos he conocido a otros que son personas de bien, encontré a mi pareja quien me ha echo el camino menos aburrido y menos cansada, tambien encontré a otros con ideales similares a los míos, creo los llaman amigos, ellos tambien hacen que mi andar sea menos peor de lo que pudo ser. 

Me voy, pues tengo camino por andar, sigue conmigo o alcánzame si puedes, pues ya voy por el kilómetro X al cuadrado y quiero avanzar mucho más, pues lo lindo de éste andar es no saber que hay en la siguiente curva, en la siguiente pendiente, sino encontrar lo impensable, lo desconocido, esa es la sal y la pimienta de éstos caminos de la vida. 

Lamento por los que quedaron kilómetros atrás, pero no teman a todos los llevo en mi mente. 

Los caminos de la vida no son como yo pensaba, no son como yo creía... 
Lo bueno es que en esos caminos encontré: El Amor y la Amistad, eso los hace menos difíciles de andar y caminarlos.



Inspirado en la canción del mismo nombre: Los Caminos de la Vida

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