lunes, 14 de diciembre de 2015

Amarga Navidad


Esperando las doce campanadas 
que indican que la navidad ha llegado
para mi no pasa nada, 
pues no tengo a mi lado a mi ser amado
para entregar mi amor y mi adoración,
la paz y el regalo que tanto ha deseado.

La navidad no tiene el mismo significado 
contigo mi alegría de estos días se ha marchado,
este día, las fiestas de fin de año, 
a tu lado fueron enterradas y para mi, 
más nada tiene el mismo sentido. 

Recuerdo como con tanto esfuerzos 
nos llenabas el árbol de muchos cajas
simples y sencillas, pero esos regalos 
llenos de un gran amor,
esa era la verdadera navidad,
la que me enseñaste a disfrutar 
al lado de mis hermanos.

En nuestra humilde casa, una muy sencilla, 
tal cual, el humilde pesebre donde un día
nació el niño que más tarde sería un Rey, 
nuestro ejemplo y guía, 
sembrador de paz y amor. 

En nuestro hogar nada hizo falta 
hasta que faltaste tú,
y para mi la navidad perdió su luz,
esa noche mientras todos disfrutan 
de un tamal y un ponche caliente
yo disfruto recordando tu risa, 
tus anécdotas, tus bendiciones 
y tus sabios concejos.

También recuerdo, como con amor 
recibías a quien llegara 
y también como ahí se quedaba 
y junto a nosotros cenaba 
y amanecía; mi madre decía, 
pobre no tiene lugar donde pasar las fiestas 
hagámosle un lugarcito en nuestra mesa.

Mesa sencilla, con pocas cosas 
pero mucho amor y alegría
y nuestro pan racionábamos para compartirlo 
pues esa era la magia de esa noche, la noche buena
brindamos con una tasa de ponche 
y cenábamos con un tamal y pan.

A media noche, nuestro mejor regalo 
era un cálido abrazo entre padres y hermanos 
y más de algún invitado de ultima hora,
con mucho amor y ese calor 
que te hacía olvidar 
el frío que entraba por las ventanas.

Después, a recibir los regalos, 
cosas baratas y sencillas, 
pero adentro de las cajas 
envueltas en papel periódico, 
de ellas salía el dulce amor de mi madre. 

Para ella, su mejor y único regalo
la ilusión en nuestras caras 
al abrir aquellos regalos 
con ello sus ojos se iluminaban;
para mi esa luz que de ellos salían 
era como la misma luz que guió 
por el desierto a los Tres Reyes Magos.

Creo que ese es el verdadero sueño navideño, 
ver feliz a quien yo tanto quiero,
por ello, hoy para mi esta es una amarga navidad, 
una que trato de disimular con ésta sonrisa falsa
y en mi rostro una felicidad también falsa.

Pues mi verdadera felicidad se fue contigo 
la que seguro hoy abrazas en tu nuevo hogar... 
Feliz navidad mamá.

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