miércoles, 2 de diciembre de 2015

Ética


. Parte de la filosofía que trata de la moral de los actos humanos, que permite calificarlos como buenos o malos.
. Conjunto de normas morales que regulan cualquier relación o conducta humana, sobre todo en un ámbito específico.

Sonó el intercomunicador que comunica la oficina del abogado con la sala de recepción, justo a su secretaria.
_¿Diga lic.? Dijo la señorita a su jefe.
_¡Venga de inmediato que la necesita! Ordenó el lic.
_¡Ahora voy lic.!
La señorita entró en la oficina del lic. una que estaba ubicada en uno de los edificios más importantes y caros de la ciudad justo en el piso 56, lugar desde donde se tenía una vista inigualable hacía la ciudad y mucho más allá.
_¡Usted dirá para que soy buena! dijo ella, con una minifalda la cual no le dejaba nada a la imaginación, tal cual le gustaba al lic. que su secretaria vistiera; ella, quien poseía unas piernas envidiables y sin medias aun así se veían deseables y no se diga de sus otros atributos femeninos. Ella se quedó con el puesto que era de una señora que inició con el lic. cuando éste no era nadie y al llegar como practicante el lic. jubiló a la señora, su secretaria de toda la vida y asistente personal quien lo ayudo a llegar hasta donde se encontraba el día de hoy.
_¡Señorita, quiero hacerle un dictado, un documento muy importante!
_¡Cómo ordene señor, con el mayor de los gustos! La señorita de veinte años caminó hasta colocarse sobre las piernas del veterano lic, quien al nomas sentarse sobre sus piernas él metió su mano en el lugar más dulce, suave y caliente de la joven secretaria.

El memorándum solo los llevó a un momento de pasión, con lo que la chica se ganó una suculenta propina, con la cual salió de la oficina a gastarse la suculenta propina por su excelente desempeño como secretaria privada del ilustre abogado; quién no dudó en llamar a su prometido para que aprovecharan y se encontrarán en el lugar de siempre. Despues de varias horas con su novio, un chico muy dedicado y enamorado, quien ignoraba de donde sacaba tanto dinero su novia pulcra y virginal.

Al regresar Clarita a seguir con su jornada laboral, entró directamente a la oficina del jefe, lugar en donde lo encontró sentado en su cómodo sillón de varios centenares de dolares, él se encontraba concentrado viendo hacia la hermosa vista que le quedaba a través de sus ventanales.

_¡Ya regresé mi querido lic.! pero el lic. no respondió, cosa que le llamó la atención, pues el abogado no despreciaba oportunidad para ver el cuerpazo de la chica, ella se dirigió como siempre hasta su lugar, las piernas del sexagenario lic.
_¡Hay Dios mio!, ¡Auxilio!, ¡Qué alguien me ayude!, ¡Qué alguien llame a la policía! Gritaba la exuberante morena por el pasillo del edificio. Horas más tarde se hacía presente el Capitan del FBI, Smith y su inseparable compañero Corzo, mientras trabajaban en el cadáver del abogado los forenses, ellos se encargaban de escuchar la declaración de la despampanante chica, algo que Corzo no desaprovechó y como la ley lo amparaba, no dejaba de acercarse a la chica como el policía malo y se acercaba tanto, para disfrutar de sus privilegios naturales femeninos. Ella insistía con lo mismo, su cuartada fue avalada con su novio y otras personas del lugar en donde ella estuvo, lo que no le cuadraba al zorro de Smith, era porque ella habia dejado la oficina en horas laborales.

Una hora y media antes, de que Clarita regresará.

_¡Perdón lic. pero no había nadie en recepción y me tome la libertad de entrar, espero no le incomode!
Era un hombre alto, de aspecto tosco y siniestra sonrisa, vestido con chaqueta de cuero y botas negras, pantalón de mezclilla, el lic. lo vió con desagrado de pies a cabeza y con autoridad o mejor, con desagrado le dijo.
_¡Debió esperar en la sala de espera hasta que volviera mi secretaría, quien ya no tarda en regresar!, ¿pero en qué le puedo servir?
El tipo sonrió, mientras encendía un cigarrillo y se sentaba en la silla de los clientes y subía sus botas negras sobre el fino y caro escritorio del abogado.
_¡No te preocupes, tu niña mimada estará ocupada por lo menos un par de horas, pobre ingenuo y baboso del novio, el idiota ignora lo que pasa en esta oficina lujosa en horas laborales! Dijo con sarcasmo.
_¡Oiga! ¿Qué insinúa, y diga a qué vino? ¡No creo tenga para pagar mis honorarios y baje sus sucias botas baratas de mi caro escritorio! el sujeto arrojó su cigarrillo sobre la cara alfombra y la oprimió contra ella con sus botas, dejando un parche, quemadura a la alfombra, mientras extraía de su bolsillo de su chumpa de cuero una escuadra, algo que puso nervioso al abogado.
_¡Oiga no se tome a pecho lo que le dije, pido me disculpe por favor! Mientras ésto decía el abogado ahuevado y sudando; de la otra bolsa extrajo un silenciador, el cual atornillo en la escuadra; mientras hacía ésto se encaminó hacia el abogado diciéndole.
_¡Me pidieron que le dijera antes de morir: "¡Enero del 77, 10 de la mañana en punto!" El abogado abrió sus ojos a lo que dieron y sus pupilas se abrieron tambien, recordando como mando a la carcel a un inocente y desgraciado a quien la suerte le cambió y ahora tenía tambien poder, el abogado lo envió a la carcel para salvar al hijo de un millonario quien le pagó una fortuna cuando no era nadie y con ello, había superado hasta llegar a donde estaba hoy día.

_¡Vea amigo!, ¿cuanto le pagó ese desgraciado por matarme?, ¡le doy el doble, el triple o la cantidad que usted quiera solo pida, es más, mire le firmaré un cheque en blanco, pero no me mate, tengo nietos y a mi amada esposa!
_¡Lo siento lic. pero yo tengo ética y ya hice un convenio con la persona que me contrató y aunque su oferta es tentadora que hasta podría salirme del negocio, pero mi ética no me lo permite, asi que!... 
¡Hasta la vista, lo veré en el infierno! y ¡Bang! sonó el único disparo, cuyo sonido no salio de la oficina, dejándole un agujero justo en el centro de la frente, luego le dió vuelta viendo la hermosa vista de un día maravilloso y cogió el cascabillo y la colilla de cigarro, limpió lo que tocó ( el tipo era in profesional ) y se retiró sin dejar una sola evidencia, mucho menos una sola huella.

La investigación siguió su curso, pero smith y Corzo, estaban con nada en sus manos. 
_¡Hola Smith y su fiel corzo! ¿Cómo va la investigación del asesinato del lic. Cascanueces, si quieren que les ayude con mucho gusto, esos casos son mis casos, los que más he resuelto!
_¡Gracias compañero, lo tendremos en cuenta! dijo Smith y Corzo dijo.
_¡Deberías de recibir la ayuda del oficial Cabra, es muy bueno en éstos homicidios!
_¡Sí Corzo, pero hay algo que no me gusta de él!

El sacerdote luego de dar su homilía invitó a sus feligreses por si alguien deseaba confesarse estaría en su confesionario, ésto lo hacía el sacerdote pues ya nadie se confesaba en estos días. Ahí se encontraba el cura, leyendo las santas escrituras a un lado del confesionario, cuando le robó la atención el sonido producido por un par de botas de color negro, pantalones de mezclilla y una chumpa de cuero y en su rostro una sonrisa que detenían a un cigarrillo.

_¡Hola hijo, deja el cigarrillo pues te matará! ¿Qué te pareció mi sermón hijo mio?
_¿Por qué cree que estoy acá padrecito? le dijo el individuo besando la mano al cura.
_¿Quieres confesarte hijo mio? Preguntó el cura al feligrés.
_¡Padre, le contaré algo pero no se levante, solo escuche atentamente! El cura aceptó la solicitud del parroquiano y se santiguo dispuesto a escucharlo.
_¡Padre yo soy quien asesinó al cerdo del lic.Cascanueces!
_¡Quéeee y me lo dices con ese descaro? ¡Debes entregarte a las autoridades hijo!
_¡Jajaja, se lo cuento porque sé que no se lo podrá contar a nadie! ¿Ustedes tienen su ética, no padre? ¡Además se lo merecía el desgraciado, si usted supiera todo lo que hizo el malnacido! el tipo se levantó, beso la mano del cura y se retiró.

_¡Haló! ¿habló con el capitán Smith? Se escucho por la bocina del celular de Smith.
_¿Quién es, quién habla, identifíquese?
_¡Escuche detenidamente Smith, sé quien tiene información del asesinato del ilustre abogado!, ¿creo que usted lleva el caso?, ¡pero si no le interesa adiós!
_¡Espere, claro que me interesa, diga la información que tiene! o ¿quiere algo a cambio?
_¡Solo cumplo con mi obligación de buen ciudadano y porque tengo una gran ética en lo que hago y deseo ayudar a atrapar al asesino de tan prestigioso abogado!
_¡Bueno, esta bien honesto ciudadano de enorme ética! diga, ¿quién es el que tiene la información que busco?
_¡El que tiene dicha información, es el curita de la iglesia: Nuestra Señora del Socorro! ¡Adiós Smith! y colgó.
_¿Qué pasó Smith, te dieron una pista del asesino del lic.? Preguntaba un ansioso de Corzo.
_¡Si Corzo, pero creo que nos quedamos en las mismas!
_¿Por qué Smith, quién es?
_¡Es el cura de la parroquia: Nuestra Señora del Socorro!
_¡Te entiendo Smith, pero quien sabe y nos dé alguna pista! ¿no crees?
_¡Está bien Corzo, vamos! Mientras Smith y Corzo se dirigían a la parroquia a interrogar al cura, se encontraron con el agente Cabra.
_¿Ya tienes alguna pista amigo? ¡Me interesa agarrar al malnacido asesino del lic.!
_¡Si Cabra, una llamada anónima nos alertó que el cura de la parroquia: Nuestra Señora del Socorro tiene información del asesino!
_¡Magnificó! ¿Los acompaño?
_¡No es necesario amigo, gracias de cualquier manera!
_¡Pero Smith, cualquier ayuda es buena! dijo Corzo, mientras subían a su auto, como recriminando a Smith por no aceptar la ayuda de uno de los mejores policías en éstos casos.

_¡Buenas padre! dijo Smith al cura, mientras Corzo besaba la mano del cura; _¡buenas padrecito!
_¿En que les puedo ayudar hijos míos? ¿Ustedes no son feligreses de ésta parroquia, no los había visto antes? Les dijo el cura, mientras Smith extraía su identificación que lo acreditaba como capitán del FBI. El cura al percatarse que eran del FBI se puso nervioso, algo que evidenció Smith.
_¡Por lo qué veo es cierto que usted sabe del asesinato del lic Cascanueces!
_¡Siéntense hijos! ¡No lo voy a negar, pero lamentablemente no puedo dar ninguna información al respecto, es un secreto de confesión y no puedo por ética religiosa divulgar un secreto de confesión, lamento no poder ayudarlos!
¡Espero comprendan hijos míos!
_¡Lo supuse padre; pero usted está encubriendo a un asesino, el cual podría matar a otras personas más!, ¿no cree que el secreto de confesión no debería de aplicar en éste caso? Trato de disuadirlo Smith, pero el cura no claudicó a su ética religiosa y se mantuvo fiel a lo que manda un secreto de confesión.
_¡Si quiere hablar padre, acá está mi tarjeta, no dude en llamarme a cualquier hora y día!
_¡Lo siento capitán, pero eso no será posible nunca!

Ambos, Smith y Corzo, salieron de la parroquia como llegaron, sin nada en sus manos, ninguna sola información, pero respetaron la ética del cura.

_¡Estamos en las mismas Corzo, sin nada para éste caso, y de seguir así no podremos resolver el caso!
_¡Pidamos la ayuda al oficial Cabra! ¡Él tiene mucha experiencia en estos casos!
_¡No amigo Corzo! Se despidieron y cada quien cogió para su casa.

Al día siguiente. _¡¡Capitán Smith, Agente Corzo!! Gritaba un policía del la estación en donde estaban investigando el caso los dos agentes federales.
_¡Qué sucede oficial! preguntó Corzo, mientras Smith continuo su camino a la oficina que se les había habilitado para el caso.
_¡Smith! ¿no escuchaste al oficial? ¡Cabra tiene a un testigo que sabe quien es el homicida del abogado!
_¡Cálmate Corzo, vamos al cuarto de interrogatorios! 
Se dirigieron al cuarto de interrogatorios y para no interrumpir con la investigación, entraron al cuarto que da al espejo a observar el interrogatorio, cuando entraron ahí otros oficiales, entre ellos el jefe de la estación, estaban observando los métodos del oficial Cabra.
Cabra se encontraba propinándole una golpiza al interrogado, quien sabía quien era el asesino.

_¡Mira Corzo, es el cura! ¡Vamos, o lo matará! Quisieron salir los agentes federales, pero el jefe ordenó que los detuvieran pues no era ético interrumpir una investigación y menos un interrogatorio y mucho menos a Cabra, quien nunca fallaba y en menos de lo que canta un gallo sabrían quien era el asesino.
Adentro, en la sala de interrogatorios Cabra golpeaba sin misericordia al cura.
_¿Me preguntó quien le dijo a Cabra que el cura sabía del asesino del lic.? dijo Smith muy molesto y con ironía a Corzo.
_¡Disculpa Smith, fuí yo, pero tenías razón éste Cabra es algo extraño! 
_Y, ¿hasta ahora te das cuenta? ¡No vuelvas a hacer nada sin mi autorización! ¿Entendiste Corzo? ¡Ojalá no mate al cura!

El cura le repetía al interrogador, el oficial Cabra, con su rostro ensangrentado. _¡Por qué me haces ésto hijo! ¡Me hablaste de la ética, pero tú careces de ella! ¡Sabes perfectamente que quien asesinó al lic. no es otro más que tú!
_¡Lo sé padrecito, solo estoy poniendo a prueba su ética religiosa, para estar seguro que no me delatará, yo confié en usted y si es necesario que muera para evitar que se sepa que yo soy el asesino, pues ni modo, morirá padrecito! Y continuo la paliza contra el cura, lo que no sabía el oficial Cabra es que Corzo era un experto en la lectura de labios.

_¡Smith, lo tengo ya sé quien es el asesino!
_¡¿Quién?! 
Gritaron todos los oficiales que observaban ya con desagrado lo cruel del interrogatorio, uno que ya se había excedido.
_¡¡Es Cabra!!
_¡Un momento! ¿dice usted que mi mejor hombre es el asesino? Entonces habló Smith, _¡Créame señor, si Corzo lo dice es porque así es! ¡Corzo es el mejor agente en el buró en cuanto a lectura de labios y el leyó la confesión del cura! ¡vamos antes de que lo mate!
_¡¡Vamos!! 
Dijo el jefe y ordenó al subalterno que lo acompañaba. 
_¡Llama a los bomberos, tenemos un hombre gravemente herido! Refiriéndose al cura.

De una patada tiraron la puerta y encañonaron a Cabra, Smith le dijo.
_¡Basta Cabra, estas detenido por el asesinato del lic. cascanueces... Tienes derecho a guardar silencio...!

Al día siguiente, mientras llenaban su reporte, tanto Smith como Corzo, entró en la oficina el jefe del recinto policíaco.

_¡Quiero felicitarlos por haber resuelto el caso amigos y a la vez quiero que usted, capitán Smith, reciba mi renuncia irrevocable!
_Y, ¿eso por qué jefe?
_¡Por que falté a mi ética, permitiendo durante muchos años que éste mal oficial hiciera ese tipo de interrogatorios! ¿quien sabe cuantos confesaron siendo inocentes? ¡ahora por ética, habrá que reabrir todos los casos que resolvió éste mal policía.

Smith y Corzo respiraron profundo con la satisfacción de ver que aun existen personas con ética en lo que hacen.




                                              El Fin


















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