lunes, 4 de enero de 2016

La Fiesta de mis Quince Años


Era el inicio de lo 80´s y el umbral de mis quince años, edad especial para una chica y para un chico, supongo que tambien, pero ya hace mucho que me convertí en hombre, eso creo. 
El asunto es que mis padres ese día me dijeron.
_¡Prepara tus cosas nos vamos para la casona! y así fue, llegamos al pueblo y aquello no tenía nada que me divirtiera, pues simplemente era un enorme pueblo, bueno ya era casi una ciudad y fue cuando me enteré que mis padres habían preparado para mi cumpleaños que se acercaba una fiesta sorpresa, dejó de serlo pues mi hermana mayor me lo dijo un día en que tomé prestado algo de su cuarto sin su permiso y se enfureció y entonces me contó la que hasta ese día era mi sorpresa.
_¡Oye! ¡te he dicho que no tomes nada de mi cuarto sin mi permiso!
_¡Trataré de no olvidarlo para la próxima vez! le respondí, era evidente que lo mío era sarcasmo y eso derramó el vaso de agua con mi hermana.
_¡Si no fuera por tu fiestecita de quinceañera me iría ahora a casa! se refería a nuestra casa en la ciudad.
_¡Espera, un momento!, ¿una fiesta sorpresa? y, ¡en este lugar!, ¿cuando será? Le pregunté con mucha desesperación. Ella me vió y fue cuando se dió cuenta que su cólera no me hizo daño, sino al contrario, sin querer me habría hecho un favor.
_¡Esta bien, te lo digo pero yo no dije nada! ¿está bien? me dijo muy arrepentida, pues si nuestros padres se enteraban de que me había contado lo de la sorpresa; su vida social terminaría en ese instante, así que cuando dijo eso, hasta me sonrió.
_¡Esta bien! ¡pero dime!, ¿cuantos días me quedan para hacer algunos amigos aquí? ¡te imaginas la fiesta que será, solo de adultos y nada de juventud!
_¡Esta bien hermanito, sera en una semana!

Bueno, ella salió de mi cuarto y yo me quede ahí con la idea de hacer amigos en el  pueblo y tenía solo una semana. Así que me dí a la tarea de salir a las calles del pueblo ha hacer amistades y no es que no las tuviera, más bien eran solo conocidos y el resto unos completos desconocidos. Hacer amigos no fue dificil, pues mis padres eran los dueños de una enorme propiedad, mi casa de campo en aquel pueblo era como si se tratara de un castillo medieval. 
Si; nosotros somos muy ricos, y mis amigos, los que tengo desde niño seguramente tambien vendrán, pues son ricos tambien, entonces me relajé y seguí con mi vida normal, claro que en mi lapso de desesperación si hice algunos amigos con los que ahora salíamos a los campos de nuestra propiedad, a nadar, a jugar pelota, a subirnos a los arboles frutales, a cabalgar, de cacería, y hablando de cacerías; ahí me pasó algo raro y nunca pensé que eso me haría muy feliz en mi futuro cercano.

Ahí estaba yo, frente a un lindo y enorme conejo silvestre con mi calibre 22, mis amigos me veían con admiración, pues en sus manos sus armas, un palo en forma de Y  y de él, unos enormes hules, al final un pedazo de lona en donde colocaban una piedra, creo que le llamaban honda, cuando apareció justo en la mirilla de mi rifle la frente del enorme conejo o coneja, ¿quién podría identificarlos? mi dedo se encontraba listo para halar el gatillo y entonces se colocó entre coneja y yo, luego lo supe, alguien con el ceño fruncido.
Bajé mi arma y muy molesto le dije al apestoso que se encontraba frente a mi, mejor dicho, entre la coneja y yo.
_¿Qué te pasa acaso? ¿estas loco amigo? ¡hazte a un lado, tengo que dispararle al conejón!
_¡Si, quítate de en medio Margaret; dijeron mis nuevos amigos quinceañeros igual que yo.
_¿Margaret? ¿es una chica? dije
_¡Que te importa ignorante, no ves que estuviste apunto de matar a una coneja embarazada! ¡no es un conejo enorme, es una coneja y esta embarazada! me repitió de una manera insolente, como si yo fuera un idiota, y creo que si lo era.
Cuando el chico de nombre Margaret se fue de mis tierras, tambien lo hizo el conejo gordo y enorme.

El tiempo transcurrió y mis amigos y yo nos divertíamos y ahora, a donde fuéramos aparecía el Margaret esa o ese, quién sabría, era como si al verla pensara en el conejo grande y gordo o coneja embarazada, quién podría ver la diferencia. Lo que sé, es que ahí estaba escondido, detrás de unas rocas o atrás de un árbol; si era en el río, unos metros más abajo; a donde fuera, ahí estaba Margaret.
Mientras tanto las invitaciones de mi fiesta llegaban a las mejores familias del pueblo y tambien a nuestros amigos de la ciudad, por mi parte invité a mis nuevos amigos de aventuras del pueblo, un lugar el cual ya nunca más fue aburrido para mi.

El día de mi cumpleaños, en la mañana entraron a mi cuarto mis padres y la odiosa de mi hermana mayor, me entonaron todos desafinados las mañanitas y luego me pidieron que me pusiera de pie para abrazarme, pero yo no podía y veía a mi padre pidiéndole a gritos con mi mirada que entendiera mi situación, pero él me seguía viendo como un crío y no entendió, más bien tambien me lo exigió; entonces mi hermana dijo-
_¿Qué no ven que no puede salir de las sábanas porque seguro tiene una erección? ¡Aggg! ¡qué hasco! y se fue, tambien lo hizo mi madre llamándole la atención a mi hermana; mientras, mi padre se sentó a mi lado y me habló como a todo un hombre y extrajo de su fino traje su estuche de cigarrillos y la abrió, luego me ofreció uno; yo pensé. 
_¡Cuidado, es una trampa!, pero él me vió con admiración y emoción y dijo
_¡Toma uno, ya eres todo un hombre! lo tomé y fumamos nuestro primer cigarrillo, nada del otro mundo, pues ya lo había hecho con mis amigos del pueblo, se levantó y cogió unos vasos y los llevó hasta mi, sacó su estuche de coñac y sirvió un poco en los vasos y me dijo.
_¡Quiero brindar por mi hijo, mi orgullo, mi descendencia, el futuro de mi apellido y heredero de todo lo que tengo! (no tengo que explicar que mi padre era un poco machista medieval), así que brindamos, aquel trago no me gustó pero si que me calentó todo el cuerpo para luego relajárlo y hacerme sentir muy contento, sin duda, mi vida estaba por cambiar. 

Aquella noche, de aquel día, mi padre salió conmigo, solos los dos ni siquiera quiso que nos acompañara el chofer y me llevó al hotel más caro del pueblo y en él nos esperaban un par de chicas como de veinte años, muy bellas por cierto, me dijo.
_¡Elige una, sin pena, la que quieras! y yo me dije.
_¡Cuidado, puede ser otra prueba! 
_¡Bueno, entonces elegiré una yo! tomó a la trigueña y se desaparecieron y en el cuarto quedamos la rubia y yo, y esa noche, todo lo que aprendí de aquella bella mujer.

Ese fin de semana desde temprano empezaron a llegar muchas personas al palacio, pues eso era nuestra casa de campo, y tambien empezaron a llegar mis amigos de la ciudad, aquello era una locura, una gran emoción sentí al ver a mis amigos y amigas de la ciudad, de una los presenté con mis nuevos amigos del pueblo y con ellos nos fuimos a una laguna que esta en las propiedades del palacio de mis padres y nos la pasamos super, mis amigos nuevos disfrutaban con mis amigas de la ciudad, yo con una chica que siempre me gustó. 
Y, aun faltaba conocer a las chicas ricas del pueblo.
La noche llegó y todo listo para mi presentación ante la sociedad, el club de amigos selectos de mis padres, creo que entre ellos hasta habían ya hecho alianzas entre empresas si yo y una de sus hijas llegáramos algún día a casarnos, yo me sentí como si mi fiesta tuviera eso como finalidad, una fiesta de negocios entre ricos. La fiesta estaba increíble, todos bailábamos y disfrutábamos de los manjares; en la fiesta habían como unas quinientas personas y entre ellas mis amigos, los de siempre y los nuevos y junto a mi la chica que era mi novia. Ella me dijo. 
_¡Acompáñame! y lo hice, me llevó a una de las habitaciones y se desnudó, me dijo. 
_¡Tomarme, soy tu regalo! y aunque era una chica muy bella, a sus diecisiete años, me pareció peor que la chica que mi padre me obsequió unas noches antes. Le dije.
_¡Vístete! y la deje ahí, me salí a los jardines, pues después de esa semana en el pueblo mi vida ya no era la misma, algo en mi habia cambiado y lo que la vida me ofrecía hoy y en el futuro no me gustaba para nada, esa vida no era la que deseaba vivir, no la que deseaba para mi. 

Mientras estaba afuera en los jardines, sentado en una las tantas sillas de los jardines, de color blanco y con decoraciones europeas, de entre unos arboles, salió una sombra, una que me asustó, yo dije con voz firme pero un poco alarmada.
_¿Quién es? 
_¡No te asustes soy yo!
_¡Ah! ¿eres tú? 
_¡Si! ¿puedo acompañarte?
_¡Si claro, siéntate!
_¿Por qué estas aquí? ¡tu fiesta parece estar de lo mejor, por cierto, gracias por no invitarme!
_¡Ya no te vi más!
_¡Si, tengo que ayudar a mi padre, un hombre muy bueno pero enfermo y yo su única hija lo tengo que ayudar y como acá solo le dan trabajo a chicos; por ello me confundes con uno de ellos!
_¡Ah, si es cierto! te llamas Margaret, ¿no es así?
_¡Si, mucho gusto! me apretó la mano, un apretón muy firme pero no dejaba de ser femenino y mi cuerpo se estremeció cuando sintió su mano áspera pero femenina, con unas uñas largas y otras quebradas, me sentí como un idiota al ver frente a mi a una verdadera mujer que se escondía en trajes de varón para mantener a su familia, y eso, pensé, tiene un gran valor, sin soltar su mano que me seguía transmitiendo sensaciones que jamas antes en mi corta vida sentí, cosas que me gustaban. Cómo muñecos con imanes en sus cabezas y con polarización invertida nos fuimos acercando y cuando estuvimos muy cerca.
_¡Oye! ¿qué hacen... eres gay? me dijo mi hermana muy asustada.
_¡No, claro que no! ¡él, no es él, parece un él, pero no es él, es una ella! 
_¡Hola mucho gusto, me llamo Margaret! le dijo a mi hermana quien tampoco se sentía cómoda en aquella fiesta mucho mejor que la de ella cuando cumplió sus quince.
_¡Ah, qué alivio! ¡mucho gusto, me llamo Allison y soy la hermana de este tonto! ¡qué susto me dieron!
_¡Lo sé, eres muy bonita! dijo Margaret a mi hermana, ella respondió en son de broma.
_¡Oye! tampoco eres lesbiana ¿verdad? Y todos reímos. 

Su risa era hermosa y sus ojos de un color tan especial, la vi detenidamente y vi que Margaret era una chica bellísima. Mientras yo la admiraba por lo que ella era en sí y hacía por su familia, mi hermana la tomó de la mano y me dijo.
_¡Regresa a tu fiesta, sino nuestros padres se molestaran contigo! 
_¿A dónde vas con Margaret?
_¡Nos vemos en el salón en unos minutos, será mi regalo de cumpleaños! y se fueron, y yo regresé a mi fiesta, cuando entré vi como mi novia, la que se me desnudó hace unos minutos iba con otro de mis amigos, por las escaleras que dan a las habitaciones, con seguridad a darle su regalo de esa noche. Yo me confundí entre el grupo de amigos que hice previo a la fiesta, pues eran los mas honestos y reales e hicimos un grupo con el cual nos divertimos con los ritmos de la musica disco, y de Michael Jackson, el Dj era buenísimo; bueno era el más caro seguramente.

Entonces el Dj, interrumpió la musica y en los micrófonos se encontraba mi hermana, ella con sus cosas para llamar la atención, colocó un reflector justo a las gradas que dan a los cuartos y dijo en los altavoces, mientras todos en el salón veían asombrados lo que mi hermana decía por el micrófono.
_¡Hermano, feliz cumpleaños, mira para donde la luz justo da! 
Eran las gradas y en el ultimo escalón se encontraba la mujer mas bella que mis ojos hasta hoy día han visto, con un vestido de fiesta hermoso, sí, era Margaret, mis amigos del pueblo se preguntaban; ¿quién era esa chica?, mis padres preguntaban; ¿hija de quién de los millonarios del lugar era ella?, todos murmuraban; ¿quién es esa chica tan hermosa?
Pareciera que la fiesta era para ella y a la orden de mi hermana, ella empezó a decender por la escalera, mientras yo caminé entre mis invitados haciéndome espacio, mientras caminaba sin dejar de ver a Margaret, quien lucía como princesa de cuento de Disney o mejor que eso sin dudarlo, nos veíamos caminar en cámara lenta, pero sin dejar de vernos el uno al otro a nuestros ojos. Cuando ella colocó su zapatilla sobre el enorme salón, yo ya estaba ahí esperándola, la tomé de su mano y juntos nos dirigimos hacia el centro del salón y el Dj colocó en sus tornamesas melodías del: Air Supply, del Bee Gees, en fin solo melodías para bailar abrazados, y así continuó mi fiesta hasta el amanecer. 

Pasada la media noche,  Margaret me dijo.
_¡Debo irme, tengo que trabajar por la mañana, tengo que darle el desayuno a mi padre, fue la noche mas bella, nunca podre olvidarla! 
A nuestro lado, mi hermana quien la tomó de la mano y la acompañó a cambiarse y así luego sacarla por las puertas del servicio; mis amigos me preguntaban quién era, yo les dije.
_¡Ella, es mi cenicienta! y todos reímos.
_¡Jovencito, ven conmigo! me dijo mi padre.
_¡Si!, ¿dime? le dije a mi padre.
_¿De qué familia era esa linda jovencita?
_¡No los conoces padre! le dije, pues si le contaba seguro me desheredaba. 
_¿Pero si son de alta alcurnia, verdad hijo? Mi madre intervino antes de que le respondiera a mi padre.
_¡Déjalo en paz, solo es un niño ya habrá tiempo para pensar con quien se casará, me molestas con tus tonterías! ¿te olvidas que estamos en el siglo XX?, ¡olvídate de tus antepasados, déjalos que descansen en paz! Y tú, ¡déjanos en paz a tú familia!
_¡Ven hijo, cuéntame, ¿quien era esa bella niña? 
En eso llegó mi hermana a rescatarme de mi madre, quien lo decía honestamente cuando me rescató de mi padre.
_¡Lo siento madre, pero mi hermano y yo tenemos algo que hacer!
_¡Esta bien, me gusta que se lleven tan bien! 

Mi hermana me sacó de nuestro palacio y yo le pregunto.
_¿A dónde me llevas?
_¿No quieres conocer dónde trabaja tu cenicienta? ¡jijijiji!
_¡Claro que deseo ir a buscarla y ver si le queda la zapatilla de cristal! ¡jejeje! 
Reímos como los buenos hermanos que ahora éramos. El pueblo y sus habitantes nos habían cambiado, por lo menos a mi hermana y a mi.
Nos subimos al auto de mi hermana y nos dirigimos hacia una de las empresas de mi padre, lugar en donde trabajaba Margaret.


                                        El Fin

_¡Ah! ¡Perdón lo olvidaba...! ¡Y, fueron felices para siempre...! ¡Ahora si...!

                                        ¡¡El Fin!!










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