lunes, 15 de febrero de 2016

En Bancarrota (las canciones de mi vida)


La exuberante chica entró en el banco, al entrar se extrajo los lentes de marca y se los colocó sobre su cabellera, este movimiento y el porte de la hermosa mujer, dejó a todos boquiabiertos, acostumbrada a estas reacciones se hizo a la cola que ella consideró avanzaría más rápido, el cajero al percatarse que ella hacía la fila que le correspondía se apresuró para que no tuviera oportunidad ninguno de sus compañeros, quienes tambien la veían con ojos de lujuria. Ella, siempre viendo al frente y con cínica sonrisa en sus labios, como en la fila habían unos tipos a los cuales se les caía la baba, antes de ser por uno de ellos abordada, saco de su carísima bolsa de mano y de ella, su iphone de ultima generación, personalizado y se entretuvo revisando su redes sociales.

_Buenas tardes, ¿en qué le puedo servir?

Eso dijo, con la vos nerviosa el cajero del banco, ella asombrada guardo su celular, mientras algunos clientes se quejaban con el gerente de porque a ella los de seguridad del banco no le exigían apagara su celular, pero el gerente al igual que todos los caballeros en el banco, simplemente se rindieron ante su porte y belleza.

_¡Ah! ya llegué, perdón no me di cuenta, estaba distraída por completo. ¿Sería tan amable de hacer efectivo este cheque de mi marido? 

Eso dijo, aunque ella no era esposa de quien firmaba dicho cheque.

_¿Me espera un momento por favor?, pues esta cantidad la debe autorizar el gerente del banco, no me tardo, ahora vuelvo.

Ella le sonrió sin dar importancia a lo que el cajero le decía y hacia, pues parecía estar en otro mundo el pobre mortal quien salió corriendo a la oficina del gerente a pedir la autorización. 
A los cinco minutos, el cajero regresó y aclarando su vos, le dijo a tan bella dama.

_Disculpe señorita, pero su cuenta de amor está en números rojos.

Ella simplemente sonrió y pregunto con tal ingenuidad.

_¿Qué significa eso?

El joven tosió de nuevo para que no se le escapara un molesto gallo.

_Su cheque no puede ser pagado, pues no tiene fondos.

Ella se encolerizó y dijo molesta.

_¡Eso no puede ser posible!, ¡quiero hablar con su gerente!

_Perdone señorita, pero le sugiero que mejor hable con su marido; pues, su señor esposo tiene una enorme fortuna de amor en este banco, pero el gerente habló con él para que autorizara se le pagara su cheque, pero él dijo al gerente que la noche de anoche hizo balance y que por fin abrió los ojos y decidió cancelar cualquier transacción para usted; por tanto, la cuenta de su amor está por fin en números rojos. En otras palabras, usted, que antes tuvo un hermoso capital de amor y supongo lo derrochó y ahora se quedó sin fondos. 
Lo siento señorita, pero debo atender al siguiente, tenga usted un buen día.

Eso dijo el cajero y ya no aclaro la vos, ni tocio, pues el nerviosismo se le fue al darse cuenta de que la otra, la bella, la hermosísima, era una de tantas, que solo les interesa el dinero y nunca el amor, en otras palabras, era alguien vacío, alguien que lo único que tiene a su favor es belleza y vanidad.

Ella salió del banco muy descompuesta, diferencia a como cuando ella entró que se sentía toda una reina, cuando se fue ya nadie la peló, ni la volteo a ver, a nadie le interesó. Como se diría: Salió con el rabo entre las patas.

Al salir, tomo un respiro profundo, se vio en el vidrio del banco el cual la reflejaba, se colocó sus lentes de marca y se encaminó hasta donde dejo su lujoso coche, pero mientras iba con rumbo hacia donde lo parqueó; en una vitrina del almacén, el más caro del centro comercial, algo hermoso le llamó poderosamente la atención y se dirigió hacia él, ella pensó: -No tengo efectivo, pero tengo mis tarjetas de crédito- Entró en lugar y tomo lo que le gustó y sin ver el precio se dirigió hasta la caja.

_Buenas señorita... Colocó la joya y dijo... Me la llevo.

La cajera se sonrió, quiza pensando en la comisión que le dejaría la venta de la joya y tomó la tarjeta de crédito y la paso...

_Perdón señorita, pero no me la acepta.

_¡Pásela otra vez, por favor! 

Dijo ella muy nerviosa, la señorita del lujosos almacén la pasó de nuevo y nada; con la cabeza le dijo que no.
Ella extrajo otra y lo mismo, luego otra y nada, al final la ultima y tampoco.

_Que pena, ¿me puede devolver las tarjetas para solventar este error? 

Dijo la bella mujer con el rostro completamente rojo, a lo que la empleada le respondió con desagrado.

_Perdone señorita, pero tengo ordenes del banco de destruir cada tarjeta rechazada y especialmente de esta, según esta hoja que hoy por la mañana nos llegó. Sus cuentas están en números rojos, en otras palabras no tienen fondo. Que pena, porque estas tarjetas las entregan solo personas que están muy enamorados, pues son cuentas llenas de amor, y según sé, su esposo dice usted, parece que si la amaba y mucho. Que pena, pero tengo que trabajar, ya quisiera yo una cuenta como esta, ¡llena de amor! Yo, si la cuidaría, para que nunca me hicieran balance y así, jamás perder tanta fortuna de amor. 

Esto lo decía la empleada mientras con una tijera en mano cortaba lo que un día fue una gran fortuna llena de amor.

la bella dama se retiró y en uno de los pasillos del enorme centro comercial, extrajo su iphone de ultima generación y marco a su marido.

_¡Aló! 

Dijo el enamorado en el otro lado de la linea.

_Soy yo, amor ¿qué sucede, por qué me estas haciendo esto, me has dejado en bancarrota?

_Lo sé, hoy la cuenta de tu amor esta por fin en números rojos; anoche hice balance y al final abrí los ojos, no vuelvas a girar sobre este amor que no respondo; pues, la cuenta que te abrí con ilusión ya no tiene fondos- Lo siento, pero todo se agota y tiraste todo nuestro amor y ahora acabas... ¡En bancarrota! Pero debes de saber que todo se agota. Y, colgó.

la mujer que salió del almacén casi trastrabillando de dolor, pues acababa de terminar con quien quiza como nadie la amó. Ella caminó por varios metros sin rumbo, con la vista completamente perdida, pues después de ser millonaria en amor, ahora era una pobre mujer solamente con hermosa figura; iba tan mal, que más adelante se le fracturó un tacón de sus zapatillas compradas en New York y al suelo cayó, ahí quedo llorando con su corazón destrozado. 
Pero cuando sentía que el mundo se le caía encima, se detuvo una camioneta enorme de color negro, de marca BMW y de ella salió un tipo corto de estatura con muchas cadenas gruesas de puro oro colgando de su cuello, mientras a los costados de la nave y en otros lugares se apostaban sus guardaespaldas ; él y se dirigió hasta la bella chica.

_¿Se lastimó señorita, le puedo ayudar en algo?

Ella se dió cuenta de que tipo de hombre se trataba, que cuando le quiso esquivar se dio cuenta que a su Mercedes Benz ultimo modelo, el cual estaba parqueado a unos cuantos metros se lo llevaba una grúa, seguramente reportado por quien le deposito todo su amor sin recibir nada a cambio. Ella entendió que en cuanto al amor estaba en la calle, volteó sus ojazos azules al incauto y peligroso que le ofrecía una nueva cuenta bancaria llena de amor, la cual ella la aceptó. 
Se levantó con la ayuda del tipo y al vehículo blindado se subió y la caravana se alejo, la bella chica había abierto nueva cuenta de amor, una muy peligrosa, pero el fin justificaba todo.

Tristeza y pena es lo que dan estas bellas mujeres, que creen que su belleza será eterna y que nunca la perderán, pues reciben a manos llenas todo el amor y otras cosas sin pensar en ahorrar para los días viejos, no les importa quedarse en bancarrota, pues saben bien que al rato y sin problema, otro se hará cargo de sus deudas y vuelven a lo mismo. Pero, cuando pierdan esa belleza que les fue prestada y si no han ahorrado nada para cuando tuvieron ese hermoso capital, el cual simplemente lo han derrochado y de que manera... Me pregunto; ¿qué harán, cuando nadie quiera invertir en ese amor?
Al cual ya se le pasó su tiempo.




Historia de Braulio y S. Raga.  

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