martes, 16 de febrero de 2016

Huevona mujer (erotismo light)


Eran  casi las diez de la mañana y el esposo se encontraba sentado en el desayunador de la cocina esperando por su mujer, para que esta le preparara un suculento desayuno, pero la mujer brillaba por su ausencia, mientras que este, moría de hambre.

_Condenada mujer, ¿a qué hora se pensará levantar para mi desayuno preparar?

Esto pensaba el hambriento hombre, cuando se abatió la puerta que da, de la sala a la cocina, ella entró en escena; iba completamente desnuda, con un brazo en alto y con el otro tapando su boca y en ella con tremendo bostezo, casi ni se le entendió lo que musitó mientras avanzaba y bostezaba.

_¡Ajúuum buenos días mi amor!

Creo que fue lo que dijo la haragana mujer. Ella, se paró frente al hombre dándole la espalda y como la alacena le quedaba un poco alta, se empino, pues no llevaba zapatos, sus delicados y hermosos 10 dedos, sosteniendo 110 libras de músculos y tersa piel, sin un solo lugar que escondiera un poco de grasa, muy bien distribuidos en todas las partes de la hermosa figura de la fémina.  
Sus muslos estaban rígidos, controlando el peso y el equilibrio, algo que hizo que sus nalgas se abultaran de una manera jamás mejor, las hermosas y redondeadas nalgas que apuntaban de donde vino hermoso ejemplar femenino, hacia el mismo cielo, sus brazos se prolongaban hasta sus dedos finos, delgados y alargados, queriendo alcanzar un frasco con café instantáneo, su espalda delineaba una linea que terminaba en "V" justo donde iniciaban sus nalgas, quienes aun apuntaban al mismo cielo, la cabellera le cubría esa linea vertebral de color negro y justo le colgaba a media espalda. 
El hambriento hombre, quien tambien estaba completamente desnudo, simplemente la observaba. Por fin, tubo en sus delicadas y bien cuidadas manos y con perfecta manicura, el ansiado frasco, cosa de pocos segundos, pero suficientes para que en la retina del individuo que la criticó minutos antes, se quedara quemada tan magna imagen, como una fotografía instantánea, eso fue. 
Ya con la taza llena de café en manos, caminó, siempre manteniendo la verticalidad, algo que le permitían a sus firmes y no muy grandes senos, de los cuales se mantenían al frente de ellos a dos orgullosos y apuntadores pezones, que podría ser por su desnudez o ya por su naturaleza, pero estaban tan erguidos como la figura de  ella, los firmes senos a penas se movían a cada movimiento, siempre firmes y duros; su vientre tan plano, como si se tratara de pista de aterrizaje y más abajo su tesoro más preciado completamente depilado, un depilado a lo Brasileño, caro y perfecto, como si nunca en ese lugar hubo un solo vello, de ahí nacían dos muslos que tambien se adelantaban un tanto al frente, como sus pezones. Sus piernas eran perfectas piezas de arte, torneadas en el mejor torno, muy bien redondeadas, cubriendo perfectamente los huesos de la rodilla hasta terminar en tambien perfectas pantorrillas y de sus pies ni hablar.
Se volteó y caminó hasta el desayunador con hermosa y sensual sonrisa, mientras lo hacía a cada paso que ella daba y por el hecho de sentirse observada y tambien deseada, de sus morenas y perfectas piernas le corrían dos pequeñas y pegajosas gotas que de ella emanaba, debido a su sensualidad y calentura natural que entre sus piernas nacían de fresco y sensual manantial. Mientras describía a diosa hermosa, ella llegó al desayunador y sobre él colocó una taza llena de café tibio y un par de panes tostados embadurnados con mantequilla y le dijo al hombre, que iluso aun la observaba.

_¡Buen provecho mi amor!      

Pero al desearle provecho, ella se percato que su amante esposo estaba muy excitado y con mucha hambre, pero no de un desayuno que tanto espero y por el cual tuvo pensamientos bárbaros para bella compañera que el afortunado tenía como pareja; ella le vió la entrepierna y comprendió que su marido estaba muy hambriento, pero no de esa clase de alimentos, sino de los que la hicieron quedarse en cama más tiempo que lo normal, pues ya habían tenido un encuentro matutino, lo cual a ella la dejó durmiendo otro poco y al hombre con una hambre que maldecía por comer. 
Ella, complaciente le dio el desayuno que él ahora más deseaba. 
Abrió sus piernas y se colocó sobre él, mientras se acomodaba, ella que se encontraba muy bien lubricada, gimió de placer. Él por su parte, alejo del borde del desayunador a misero desayuno y ambos comieron juntos el mejor, erótico y lujurioso desayuno.


No me explico, como simple observador que ahora soy, como este hombre no saca de su vida a huevona mujer y se consigue una más hacendosa, una que madrugue a realizar sus labores de ama de casa y así tenerle a su esposo tremendo desayuno, listo, para que éste se vaya al trabajo bien desayunado, al fin de cuentas es su obligación. Eso pienso; pero si estoy equivocado...
Por favor que alguien me aclare mi confusión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario