lunes, 22 de febrero de 2016

La Ginecóloga (erotismo light)


La clínica de la Doctora Pacheco, se encontraba como siempre, de lunes a viernes, días de consulta, abarrotada de toda clase y variedad de féminas. En la sala de estar se escuchaban excelentes comentarios de la Doctora: Que si era muy acertada..., que si ella le había detectado un cáncer a tiempo, lo que le salvo la vida... Por otro lado, habían otras que permanecían en silencio total, solamente leyendo las revistas para pasar el tiempo, mientras les tocaba su turno. Dos de ellas, apretaban sus muslos, uno contra el otro, pues el solo hecho de pensar que su turno se acercaba, ellas comenzaban a manifestar una excitación increíble; sus senos se les colocaban duros, los pezones se evidenciaban y de sus vulvas se aventuraban gotas de sus líquidos vaginales; las cuales les corrían hasta su cola.

_Señora Marisol, su turno, pase por favor.

Le indicó la secretaría, a quien le correspondía el turno, una paciente nueva de 40 años, divorciada y sin pareja actualmente, una mujer de estatura un poco arriba de la media, con figura de veinteañera, la cual la había logrado luego de su divorcio, el hecho de no tener hijos y la decepción por su separación la llevaron a seguir un régimen de ejercicios convirtiéndola en una mujer muy deseable; para agregar que, hasta su ex suspiraba por ella, pero la señora Marisol, ya no quiso regresar con el que fue por quince años su amado esposo. Debo agregar que cuando habían transcurrido unos cinco años de vida conyugal, ella se había descuidado mucho, en relación a como su marido la conoció, pero nunca mejor a como se encontraba hoy día. 

Ella no conocía a la Ginecóloga, pero le habían llegado excelentes comentarios de ella y lo profesional que ella era en su campo de la ginecología y aunque ya conocía los procedimientos por su anterior ginecólogo quien le hizo propuestas indecorosas; decidió cambiar de medico y alguna amiga se la recomendó.

_Por acá señora Marisol. 

Le condujo la secretaria de la ginecóloga, ella siguió y se sentó en la silla de los pacientes. Del cuarto contiguo escuchó.

_¡Ahora la atiendo! ¡solo me lavo las manos!
_¡Esta bien Dra. no se preocupe!

Respondió Marisol amablemente sin dejar de sentirse un poco incomoda por el hecho de ser un nuevo medico y también por ser mujer.

_¡Buen tarde! 

Dijo la Dra. quien apareció en la clínica con toalla desechable limpiando sus manos.

_Es paciente nueva ¿no es así?
_Es correcto Dra.
_¿Cómo supo de mi clínica?...    ¿Alguien la recomendó?...   ¿Me encontró en las paginas amarillas?...

Cuestionaba la Dra. Pacheco, una mujer rubia, de 35 años, esbelta, mujer bellísima, un poco más alta que la paciente. Su escote permitía ver sus atributos operados por un colega, los cuales lucia con orgullo y de sus caderas no se diga, algo espectacular, las cuales terminaban en un par de piernas largas y con un grosor que ni mandado a hacer, dignas a su estatura. 
En otras palabras, de un lado, como paciente, una trigueña bellísima y del otro lado, una galena igual de hermosa.

_Por favor ¿su nombre?... 
Ella escribió en su laptop los datos... 
_¿Edad?... 40 años...  Y otras preguntas importantes para llenar su ficha medica.
_Bueno Marisol, ¿cuénteme qué la trae por acá? ¿qué molestias siente?
_Ninguna Dra., solamente una consulta de rutina, eso nada más.
_¡Bien!, ojala y todas las mujeres de su edad pensaran como usted, por favor pase por acá la voy a examinar. Desnúdese.
_¿Acá Dra.?
_Sí, ahí por favor; la espero en la camilla, tómese su tiempo, no hay prisa.
_¿Dra.? me indica ¿dónde encuentro una bata por favor?
_Mi querida Marisol, ambas somos mujeres, por tanto no uso batas; ¡salga sin pena y acomódese en la camilla!
_Pero, estoy completamente desnuda según me lo pide usted, ¿eso es necesario? Pues mi anterior medico solamente me quitaba las pantaletas y pantalón si lo traía o la falda claro, pero ¿desnudarme completamente Dra. que pena?
_La enteindo, pero la necesito como vino al mundo, cada medico tiene sus métodos y por la desnudez no se preocupe, somos mujeres y nadie entrará por esa puerta, ¡eso se lo aseguro!

Por fin, salio la bellísima trigueña de 4 décadas, completamente desnuda, a lo que la doctora no le dio importancia, ella muy profesional la tomo del brazo y la ayudó a acomodarse sobre su camilla; una muy acogedora, especial y diferente.
Cuando la hermosa hembra estuvo acostada boca arriba y completamente desnuda, la Dra. inició su trabajo; tomándole la presión arterial, le esculcó: Ojos, oídos y nariz, luego le palpó el cuello, con unas manos tan suaves y calientes, le palpó por atrás de la nuca buscando ganglios, siguió su camino y levantó los brazos de Marisol e hizo lo mismo en sus axilas, luego de hacerlo en cada brazo se concentró en los enormes y naturales senos de Marisol, ella la palpó en busca de alguna bolita y se acercó a ellos para de cerca descartar alguna malformación o alguna señal que le indicara algo fuera de lo normal, cuando la Dra. palpó los senos de su paciente, luego atrapó con gran habilidad el pezón moreno entre sus dedos indice y medio, algo que provocó que en la paciente este se le hinchara. Esto, puso un poco incomoda a Marisol, pero la Dra. solamente le sonrió como indicando que todo estaba bien, luego de acariciar los senos de la morena, los cuales se encontraban ya duros y sus pezones erguidos, la Dra. continuó con su tersas, delicadas, suaves y hábiles manos su recorrido y palpó el rígido abdomen de la cuarentona, el cual estaba muy duro debido al ejercicio.

_¿Haces ejercicios verdad?
_Si Dra.
_Eso esta muy bien y se te nota.

Luego el silencio regreso y ella sobó su abdomen de una manera que Marisol sintió adentro del mismo como las mariposas dormidas se le despertaban y más abajo también sintió, como sus labios vaginales, el labio mayor o externo se empezaba a separar, dejando al aire a un hermoso y gordito clítoris. Marisol apretó sus piernas, unas muy bien trabajadas en el gym con mucha pena, pero la Dra. cuando se percató de ello, sin despegar sus habilidosas manos, las deslizó hasta el monte de venus y le explicó a su paciente

_¡Relájate!, no te tenses ni te preocupes por lo que esta pasando ,es completamente normal.

Marisol no pudo hablar, simplemente asintió con un gesto de pena, por lo que estaba experimentando, pues ya se encontraba muy excitada. La Dra. tomó con cada mano a cada pesada pierna, unos ejemplares dignos de admiración por lo que el ejercicio había hecho en la cuarentona; unas piernas de envidia, como de veinte pero de puro musculo y colocó cada pierna a un costado y los subió sobre los descansa piernas de la camilla, dejando a los ojos de la ginecóloga el mejor paisaje para macho; una vulva rendida y receptora, esperando ser poseída. Por sus nalgas, dos redondeadas y firmes, corría el indicativo de que sí estaba preparada para ser poseída. La ginecóloga separó los labios mayores de la vulva y lo hizo con una sola mano, con los dedos indice y medio, los mismo que utilizó en los pezones, los cuales seguían apuntando hacia el cielo, firmes y duros sobre enormes senos morenos, formó una V con sus dedos y con sutileza y una gran pericia los separó, provocando con ello que los labios internos o menores empujaran para enfrente el clítoris gordito de Marisol; la Dra. con la mano izquierda lo rozó provocando que de la garganta de la paciente se escapara un suspiro.

_Estas sensible, eso está muy bien, nos indica que puedes disfrutar de múltiples orgasmos. 
_Dime Marisol ¿desde cuando no disfrutas de uno?
_No lo recuerdo Dra., pero casi lo había olvidado.
_No te preocupes, que ahora lo sentirás. 

Y antes de que Marisol dijera nada, sintió como la lengua de la doctora saboreo de sus jugos desde la parte de abajo de sus nalgas; lentamente y con la lengua muy humedecida recorría sus parte intima, hasta que llegó a su grueso e hinchado clítoris. Marisol se estremeció y aunque estaba asustada no dijo nada, simplemente metió sus uñas entre la sábana que cubría la camilla, pues no podía dejar de sentir miles de cosquillas sobre su clítoris, pues la Dra. además de lamerla, le masajeaba con la lengua el clítoris y esas sensaciones que al inicio eran simple cosquilleo se le introdujo en su cuerpo, pues sus terminaciones nerviosas le repercutían por adentro de la vagina, colocándole las paredes vaginales bien arrugadas y a sus piernas muy inquietas, tanto que las colocó sobre la espalda de la experta Dra. Pacheco en el arte del sexo oral, la excitación era tanta, que ella soltó la sábana de la camilla y le cogió la cabeza a la Dra. la cual se encontraba haciendo círculos en su vulva herviente, casi le arrancaba la cabellera y le apretaba la cara sobre su vulva mientras que la Dra. ahora le acariciaba con la nariz toda su zona erógena y a la vez el introducía el dedo en la vagina, acariciando el famoso punto G y con la otra mano usando su dedo medio se lo introducía en el ano de la divorciada de 40 años.

Marisol no soportó y soltó la mujer reprimida que hacia muchos años vivía adentro de ella y sus gemidos eran tales que, se escuchaban en la sala de estar. Marisol disfrutaba como nunca del mejor de sus orgasmos.

Mientras en la sala de estar las chicas que esperaban su turno a las cuales sus jugos les corría por los muslos hasta sus nalgas y las que tenían sus pezones erguidos esperando entrar a la consulta para recibir de la Ginecóloga Pacheco su dosis de placer; ambas corrieron al baño y al darse cuenta que las dos deseaban entrar al baño y que ambas sabían lo que pasaba adentro de la clínica y que además, se habían visto en otras oportunidades en las mismas decidieron entrar las dos al baño y al cerrar la puerta, se fundieron en un beso apasionado y chupador, para saciar en algo la excitación que traían desde antes de llegar a la clínica.



Si deseas la historia completa... "Erotismo Light de Sergio Raga".


No hay comentarios.:

Publicar un comentario